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Celos, violencia y espionaje en la Comandancia

Sancionados dos guardias civiles, hombre y mujer, por acceder al fichero con datos del exnovio de ella

Un agente consulta datos en el fichero SIGO (Sistema Integrado de Gestión Operativa) de la Guardia Civil.
Un agente consulta datos en el fichero SIGO (Sistema Integrado de Gestión Operativa) de la Guardia Civil.GUARDIA CIVIL (Europa Press)
Miguel González

Javier, Yolanda y Fernando (nombres supuestos) son guardias civiles y están destinados en la Comandancia de Asturias. En mayo de 2019, Javier presentó una denuncia disciplinaria contra Fernando, acusándole de haber iniciado una campaña de acoso contra él porque quería “formalizar una relación sentimental con su actual pareja”; y añadiendo que, para desprestigiarlo, había recabado datos personales suyos accediendo irregularmente al fichero SIGO (Sistema Integrado de Gestión Operativa) de la Guardia Civil.

Cuando Javier presentó su denuncia, Yolanda no era su “actual pareja”. Según declaró ella, lo dejó en septiembre de 2018 porque, aunque inicialmente Javier era “encantador”, luego se fue mostrando como una “persona controladora, posesiva, violenta y celosa”. Él no aceptó la ruptura y pasó “de los cumplidos a los insultos”, según ella.

Respecto a Fernando, Yolanda declaró que solo tuvieron “una relación de amistad” y que el seguimiento que denunció Javier fue “una invención” suya, pues lo único que pasó es que el coche del primero y el vehículo en el que iba ella con su todavía novio coincidieron un día de junio de 2018 en la ruta al trabajo.

El instructor del expediente hizo constar en el acta que, mientras firmaba su declaración, Javier reconoció que había dado parte contra Fernando, porque este le denunció antes.

El 15 de enero de 2019, Javier abordó al otro guardia en un bar de Oviedo con el objetivo, según su versión, de “hablar los asuntos que teníamos en común (la misma pareja)”. Pero ni tenían “la misma pareja” ni se trató de una charla amigable. La sentencia del Juzgado de Instrucción número 4 de Oviedo, confirmada por la Audiencia Provincial, señala que Javier “agarró [a Fernado] por el cuello, dándole dos manotazos en la nuca”. Le condenó a 50 días de multa y 350 euros de indemnización por un delito de lesiones leves.

“Yo cumplo mi palabra. Qué cara de zorro. Le unté bien la cara. Yo por lo menos tengo cojones”, le escribió Javier a Yolanda. “¿Que hiciste qué? Si le pegaste te juro que te hundo”, le respondió ella. “Digamos que lo acaricié”, concluyó él. Los mensajes de Whatsapp de Javier a Yolanda, aportados al procedimiento, incluyen insultos a ella y amenazas de muerte a Fernando.

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Aquel no fue el único incidente en el que se vio envuelto Javier. Una semana después, “se enzarzó sin motivo aparente en una discusión con un cliente de un bar persiguiéndole hasta la calle donde le agrede. De las declaraciones de los testigos”, agrega el informe, “se deduce una actitud chulesca y desafiante”. En junio, una patrulla lo localiza en estado de embriaguez y lo traslada en ambulancia a un hospital. Un teniente, que se declara amigo de Javier, lo calificó como “un poco celoso” y dijo que, a raíz de su relación con Yolanda, lo notó “más descontrolado”.

El instructor de la información reservada desestimó la denuncia de Javier, de quien dijo que “sin llegar a mentir de modo claro”, deformó los hechos para culpar a Fernando, pero constató que se habian producido varias consultas injustificadas en el fichero oficial de la Guardia Civil, que a su juicio darían lugar a faltas leves ya prescritas.

Dos entradas las habrían protagonizado Fernando y Yolanda. El primero, según dijo, para comprobar la matrícula de un coche que le seguía, y que resultó ser el de Javier, lo que comunicó a su teniente; y la segunda para comprobar los antecedentes de su exnovio, cuando empezó a mostrar actitud violenta.

Finalmente, Fernando y Yolanda han sido sancionados con 10 días de suspensión de empleo y sueldo cada uno por “usar para fines propios información de carácter oficial con grave prejuicio para la Administración”.

Ambos han presentado un recurso de alzada ante la ministra de Defensa, Margarita Robles, en el que piden que su anule el expediente disciplinario por indefensión. Su abogado, Mariano Casado, se pregunta cómo es posible que, pese a la gravedad de los hechos que han salido a la luz en la investigación, ningún responsable haya tomado cartas en el asunto y que sus clientes, a los que él considera las víctimas, sean los únicos castigados.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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