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Radiografía de los desembarcos en patera

España redujo la inmigración irregular a la mitad en 2019. Las cifras de Andalucía cayeron en picado, pero la ruta desde Argelia disparó las llegadas en Alicante y Baleares; Canarias comenzó a despuntar

Vista aérea de una patera en el Estrecho de Gibraltar, en una imagen tomada en septiembre de 2018.
Vista aérea de una patera en el Estrecho de Gibraltar, en una imagen tomada en septiembre de 2018.Marcos Moreno

Son una pequeña parte de los movimientos migratorios, pero concentran la atención de las autoridades. En 2019 se instalaron en España 664.557 extranjeros, según el INE, y, aunque poco más de 26.000 personas entraron en patera, los movimientos irregulares continuaron acaparando el debate público sobre la inmigración y son clave en la negociación de la nueva política migratoria de la UE. Lo que sigue es una radiografía de esos 26.168 desembarcados, una constatación de cómo el control puede contener los flujos, pero también los desplaza. Mientras se redujeron notablemente las llegadas a provincias como Cádiz, se doblaron en Alicante o Canarias.

La mitad de llegadas que en 2018

Las costas españolas se convirtieron en 2018 en la mayor puerta de Europa para la inmigración irregular. Frente a las dificultades para alcanzar Italia y Malta desde Libia o llegar a Grecia a través de Turquía, miles de personas en tránsito desviaron su ruta hacia la costa norte de Marruecos. Aquel año, 56.145 personas llegaron a España por vía marítima, un récord histórico. Fue un año de caos en la acogida y con más de 800 muertes en el mar.

El Ejecutivo se impuso en 2019 la meta de reducir las entradas a la mitad y lo logró contra todo pronóstico. La estrategia pasó por la entrega a Marruecos de más de 170 millones de euros en fondos europeos y propios para reforzar el control fronterizo y una nueva política de rescates por la que Salvamento Marítimo pasó a delegar en la Marina Real el auxilio de pateras en zona de responsabilidad marroquí. El control de las autoridades marroquíes en el norte que, según las denuncias de varias ONG, incluye detenciones, redadas o el traslado forzoso de inmigrantes a otras partes del país, ha conseguido, efectivamente, dificultar las salidas clandestinas desde su territorio. Los precios por esta ruta se han disparado y cientos de personas han desviado su rumbo en busca de otras vías menos vigilada, aunque más largas y peligrosas.

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Así, los números cayeron drásticamente, pero el análisis detallado de las llegadas a las 11 provincias españolas de destino y las nacionalidades registradas en 2019 muestran cómo mientras se ejercía presión en el norte de Marruecos se reactivaron otras rutas que continúan en auge en la actualidad: la de Canarias, con partidas desde la fachada atlántica marroquí, Senegal, Mauritania y Gambia; y la de Argelia hacia Almería, Alicante, Murcia y Baleares.

La nueva ruta argelina

Las salidas desde Argelia fueron uno de los hitos de 2019. Mientras la mayoría de nacionalidades se redujo entre el 40% y el 90%, la llegada de argelinos apenas cayó un 6%. La tendencia continúa en 2020: uno de cada cuatro emigrantes que llega a las costas españolas es argelino, según datos de la agencia europea de fronteras (Frontex) y el Ministerio del Interior. Los desembarcos, que superan las 2.600 personas en lo que va de año, han colocado la ruta desde el país magrebí en el foco de las autoridades.

Menos presión en Andalucía, más en Levante

Los números reflejan cómo la contención desde la frontera norte marroquí alivió la presión en todas las provincias de Andalucía —a excepción de Huelva—, pero no en el resto de puertos de destino. Cádiz, que en 2018 había recibido un tercio de todas las llegadas, registró en 2019 una caída del 71%. Por el contrario, los desembarcos en Alicante, con 677 llegadas, se duplicaron. También las islas Baleares, adonde llegaron 357 personas, asumieron un 91% más de llegadas que en 2018. En Murcia, otro de los destinos de las pateras que salen de Argelia, la caída de llegadas fue de apenas un 19%. A diferencia de otros puertos a los que llegan una variedad de nacionalidades, la inmensa mayoría de los recién llegados a estas provincias (el 88%, en Alicante, el 94% en Baleares y el 97% en Murcia) eran argelinos.

Interior se resiste a divulgar la nacionalidad de los recién llegados. El ministerio solo ha entregado el detalle de las entradas por provincia, nacionalidad y género cuando le ha instado a ello el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, a quien recurrió EL PAÍS.

Canarias, el trayecto más peligroso

En 2019 el archipiélago canario asumió un número de llegadas inédito en la última década. Gran Canaria recibió 2.303 personas (un 94% más que en 2018) y Tenerife otras 377 (un aumento del 179%). La ruta se dio por definitivamente reactivada a comienzos de este año, las llegadas continúan in crescendo y una de cada tres personas que llega a España por vía marítima lo hace a través del archipiélago. Aunque los 3.260 desembarcos a 31 de julio están lejos de las casi 40.000 entradas registradas durante la crisis de los cayucos de 2006, suponen multiplicar casi por seis las cifras de 2019. La ruta canaria se ha consolidado además como la más arriesgada para llegar a Europa por mar: muere una persona por cada 20 que llegan a las islas, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Mujeres y niños

La proporción de mujeres (10%) y niños (12%) no aumentó en 2019, pero algunas provincias reciben un número excepcional de los ocupantes más vulnerables de las pateras. Es el caso de Cádiz, donde el 29% de los migrantes, un total de 1.545 personas, eran menores, solos o acompañados por familiares. En Tenerife, el 28% de los desembarcados, la mayor parte subsaharianos, no había cumplido 18 años. A Melilla llegó el mayor porcentaje de mujeres, un tercio de los 900 rescatados.

“Hay una presión externa de la UE y otra interna, de determinados partidos, para reducir los números. Pero cuando caen las llegadas no significa que esas personas se hayan quedado en su casa, sino que continúan su periplo en condiciones más violentas y peligrosas”, analiza Lorenzo Gabrielli, investigador sobre procesos y políticas migratorias en la Universidad Pompeu Fabra. “Las cifras no caen porque haya un trabajo profundo para combatir las causas que provocan las migraciones, sino porque se asume un proceso de teatralización y de externalización del control para neutralizar discursos antimigratorios, aunque haya estrategias más eficientes para abordar estos discursos y también el fenómeno en sí”.

Las cifras en 2020 continúan a la baja, en buena medida debido a las restricciones en los países de origen y tránsito impuestas por la covid-19, aunque las buenas condiciones meteorológicas y la actividad desde Argelia mantendrán la presión migratoria hacia España en los próximos meses. A 31 de julio habían llegado de forma irregular a España 11.460 personas (10.077 por vía marítima), un 35% menos que en 2019.


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