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El gran examen de la coalición inesperada

PP y Ciudadanos concurren juntos por primera vez en Euskadi tras ceder parte de sus exigencias

San Sebastián, Bilbao -
El candidato a lehendakari por la coalición PP+Cs, Carlos Iturgaiz, (en el centro) pasea por Bilbao con el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, (segundo a la izquierda) la presidenta del PP vizcaíno Raquel González (izquierda) y el número dos de su candidatura, Luis Gordillo (Cs)
El candidato a lehendakari por la coalición PP+Cs, Carlos Iturgaiz, (en el centro) pasea por Bilbao con el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, (segundo a la izquierda) la presidenta del PP vizcaíno Raquel González (izquierda) y el número dos de su candidatura, Luis Gordillo (Cs)Luis Tejido (EFE)

Los nuevos compañeros de siglas son madrugadores. El equipo de campaña del PP+Cs se reúne temprano para coordinar la faena electoral diaria: repaso de prensa, tormenta de ideas, mensajes… Aunque un miembro del PP asegura que sus colegas de Ciudadanos empezaron algo aletargados: “Al comienzo venían a mesa puesta, pero ahora se están poniendo las pilas”. Atribuye esta repentina implicación al “nerviosismo” que genera la irrupción de su presidenta, Inés Arrimadas, en el carrusel electoral vasco junto al líder popular Pablo Casado en Gernika (Bizkaia), cuna del autonomismo vasco.

Después de la buena experiencia que ambas formaciones tuvieron en Navarra, donde pese a ser los más votados no consiguieron la presidencia, prueban ahora si juntos logran rescatar a un centroderecha españolista moribundo en Euskadi, con encuestas poco halagüeñas sobre si igualarán siquiera los nueve asientos que ocupan de los 75 del Parlamento vasco. Miembros de ambas formaciones admiten buena sintonía, aunque algunas voces no ocultan “pequeñas fricciones sin importancia”. Otra cosa es cómo se gestó este experimento y sus consecuencias.

Casado repescó a Iturgaiz para liderar la candidatura: encabeza la lista por Bizkaia y le sigue como número dos Luis Gordillo, portavoz de Ciudadanos Euskadi desde octubre de 2018. “El entendimiento está siendo bueno. Salvo alguna descoordinación puntual, todo marcha bien”, afirma Gordillo, profesor de Derecho Constitucional. El aspirante a lehendakari coincide: “La gente reclama unión a los políticos, esta es una ocasión magnífica. Somos partidos diferentes, cada uno con sus ideas, pero nos une lo esencial: defender la Constitución, el Estatuto y la unidad de España”.

Para consumar esta entente en Euskadi —en las elecciones gallegas concurren separados ante la férrea negativa de Núñez Feijóo—, Ciudadanos y el PP han pagado costosos peajes. El pasado septiembre, antes de las generales de noviembre, el ya dimitido Albert Rivera destituyó al entonces número dos de su partido en esta comunidad, Javier Gómez Calvo, cuando ultimaba con la dirección del PP vasco la coalición Vascos Suman. La dirección nacional lo fulminó al acusarlo de preparar un trasvase de militantes de Ciudadanos al PP.

La tormenta arreció meses después, en febrero, contra el otro bando. Y con consecuencias mucho más dolorosas para el PP vasco. Casado apartó repentinamente a Alfonso Alonso, líder de los populares en Euskadi, por discrepar con las concesiones que Génova pactó con Arrimadas para repartir los puestos en las listas: Ciudadanos se llevará un tercio del botín. Este partido, defenestrado según los sondeos, podría conseguir ahora dos escaños (Gordillo en Bizkaia y José Manuel Gil en Álava), incluso si la coalición pierde al menos dos de los nueve asientos actuales, como apuntan las encuestas. Las estimaciones internas auguran entre siete y nueve escaños.

La confluencia ha exigido a Ciudadanos someterse a un profundo maquillaje ideológico. De criticar duramente el Concierto Económico y reclamar la supresión de las diputaciones vascas ha pasado a “comprometerse con un autogobierno vasco que respeta los derechos históricos de los territorios forales”, según el programa que comparten. “Estamos plenamente comprometidos en la defensa del Concierto”, dicen ahora en la formación naranja, aunque también abogan por la “máxima transparencia en el cálculo del Cupo”.

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El líder del PP, Pablo Casado, y el candidato del PP+Cs a lehendakari, Carlos Iturgaiz, en una visita a Bilbao.
El líder del PP, Pablo Casado, y el candidato del PP+Cs a lehendakari, Carlos Iturgaiz, en una visita a Bilbao.Fernando Domingo-Aldama

Sintonías y discrepancias

La única diputada del PP en el Congreso de los Diputados por el País Vasco, Beatriz Fanjul, considera “muy buena” la conexión con Ciudadanos y destaca que las juventudes de ambos grupos han coincidido en varias ocasiones. También apunta que ambos dirigentes nacionales mantienen “muy buena relación”. Fanjul ha acompañado a Iturgaiz a varios actos, sin llegar a participar en ellos, como otras figuras del partido que han arropado al candidato. Fuentes de Ciudadanos reconocen que las “circunstancias excepcionales” de esta campaña electoral, envuelta en una crisis sanitaria, implica una mayor complejidad en los calendarios, participantes en actos o en cómo prepararlos, pero que se coordinan para conseguirlo. “La relación y la sintonía son buenas”, señalan, en este novedoso pacto.

Fuentes del partido de Pablo Casado admiten que quienes pueden sentirse más “molestos” son aquellos afines al anterior líder, Alfonso Alonso, y que puedan perder su puesto en beneficio de Ciudadanos. El exministro de Sanidad y expresidente de los populares vascos, ya apartado de la política, no ha querido dar su opinión a este diario sobre el maridaje PP-Ciudadanos: “No voy a hacer ninguna declaración”, se excusó Alonso, ausente en todos los actos de campaña. Su compañero y amigo Javier Maroto, exalcalde de Vitoria, senador y vicesecretario de Organización del PP, bendice la coalición: “Yo los veo bien”. En cambio, un exdirigente de renombre ya apartado discrepa: “Desde lejos, no entiendo bien la estrategia que llevan”, reconoce tras pedir anonimato.

El secretario de Organización nacional de Ciudadanos, el bilbaíno Borja González, integrante de las comitivas, aplaude la experiencia y la “hoja de servicios intachable” de Iturgaiz contra las políticas de Sánchez y Urkullu. “La coalición está funcionando bien”, añade, porque ambos partidos trabajan “a la altura” de las exigencias de votantes “constitucionalistas”. González recalca que la alianza “goza de muy buena salud y buen futuro en las urnas”. Queda una semana para comprobarlo.

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