Más de 5.500 presos en semilibertad seguirán cumpliendo sus penas en casa durante la desescalada
Las cárceles solo revocarán la medida a aquellos reclusos que hayan incumplido “las condiciones impuestas” o hayan manifestado “su incapacidad para vivir” en régimen abierto
El Ministerio del Interior ha remitido este miércoles a los centros penitenciarios la instrucción interna que guiará durante las próximas semanas la desescalada para los reclusos clasificados en tercer grado penitenciario o semilibertad, la mayoría de los cuales fueron enviados a sus casas a seguir cumpliendo la pena bajo control telemático mientras durara la crisis sanitaria. El oficio -remitido a los 13 Centros de Inserción Social (CIS) y 23 secciones abiertas de cárceles, donde cumplen su pena los reclusos en semilibertad- pide que cada prisión analice la situación de cada uno de ellos y, salvo en el caso de que se haya constatado que han incumplido “las condiciones impuestas” o haya manifestado “su incapacidad para vivir” en régimen abierto, se les mantenga en su actual situación para minimizar el riesgo de un rebrote de la enfermedad.
Antes de que declararse la pandemia, había 2.598 en esta situación, mientras que otros 4.600 tenían que acudir a dormir a la cárcel de lunes a jueves. Tras el estallido de la pandemia, Instituciones Penitenciarias facilitó que otros 3.000 se sumarán a los primeros, hasta que la cifra de los que disfrutaban de este beneficio ascendió a 5.579 a mediados de abril, el 77% del total, como adelantó EL PAÍS. Interior ya flexibilizó la semana pasada el aislamiento en las cárceles situadas en provincias en fase 1 del desconfinamiento para los presos en régimen cerrado, para los que autorizó las visitas en locutorio de familiares, amigos y abogados, así como algunos permisos.
La nueva instrucción de Interior vuelve a dejar en manos de la junta de tratamiento ―el órgano formado por profesionales que decide la clasificación penitenciaria de los reclusos y, por tanto, el competente para adoptar esta medida― la situación de todos estos reclusos, sobre los que deberán hacer un “estudio individualizado” una vez que las provincias en las que están situados los centros penitenciarios pasen a la fase 1 de la desescalada (por ahora, solo siguen en fase 0 las prisiones de Madrid, Barcelona y Castilla y León). Instituciones Penitenciarias recalca que “la filosofía básica de trabajo” será mantener en su actual situación a "los internos que a lo largo de la crisis sanitaria hayan mostrado capacidad suficiente para respetar las normas de cumplimiento impuestas durante la misma”.
Una medida similar se adoptará con aquellos reclusos clasificados en segundo grado penitenciario a los que se les aplicaba el artículo 100.2 del Régimen Penitenciario, que flexibiliza su régimen carcelario, y que en algunos casos también se vieron beneficiados por la instalación de una pulsera de control telemático para que siguieran cumpliendo sus penas en la cárcel. En este caso, las juntas de tratamiento deberán hacer el estudio de sus casos de manera prioritaria. Interior propone estudiar la posibilidad de progresarles al tercer grado penitenciario o mantenerles en la situación actual y que reinicien el programa específico de tratamiento que motivó que se les flexibilizara su situación penitenciaria antes de la crisis. En el caso de que no sea posible que continúen con este desde sus domicilios, Prisiones insta a que vuelvan a los CIS a dormir. No obstante, si durante la actual situación de semilibertad el recluso hubiera mostrado “una manifiesta involución”, Interior plantea a la junta que estudie regresarle al régimen ordinario sin ninguno de los beneficios del artículo 100.2.
Instituciones Penitenciarias plantea también retomar los permisos de salida de los presos en semilibertad, como ya hizo la semana pasada con los internos en régimen cerrado. Para ello, pide a las juntas de tratamiento que empiecen por los que ya estaban concedidos pero la crisis de la covid-19 impidió disfrutar. Eso sí, siempre sujetos a las restricciones de movilidad geográfica fijadas por el Ministerio de Sanidad para las distintas fases de la desescalada. Con estas salidas, Interior pretende que los CIS y las secciones abiertas estén ocupadas en todo momento por la mitad o menos de los reclusos para minimizar el riesgo de un posible rebrote de la enfermedad. Además, indica que en el caso de que un recluso de permiso muestre síntomas de contagio, se mantenga en su domicilio bajo control médico y seguimiento telefónico.
Prisiones también ordena reforzar las medidas de prevención dentro de los CIS. Así, “se primará el alojamiento en habitaciones individuales” de los internos y se marcará en el suelo líneas de separación para que estos puedan mantener la distancia de dos metros aconsejadas. También se instalarán “mamparas u otros elementos de separación” en determinadas zonas y se fijarán circuitos diferenciados para la entrada y salida de los centros para evitar que coincidan demasiados reclusos en determinadas zonas. A todos ellos se les repartirán mascarillas quirúrgicas que serán de uso obligatorio, “especialmente cuando accedan a las zonas comunes”. A los nuevos reclusos que ingresen en un CIS o una sección abierta, se les someterá a un periodo de cuarentena.
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