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la crisis del coronavirus
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

‘ApartaAyuso’ y el aguirrismo 3.0

La presidenta madrileña y sus asesores están encantados con su proyección nacional al estilo Esperanza Aguirre y su relato de enfrentamiento con el Gobierno central

Javier Casqueiro
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, conversa con la portavoz de Vox en la Asamblea, Rocío Monasterio, en presencia del líder de Vox, Santiago Abascal este jueves en la Asamblea de Madrid.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, conversa con la portavoz de Vox en la Asamblea, Rocío Monasterio, en presencia del líder de Vox, Santiago Abascal este jueves en la Asamblea de Madrid.Pool (Europa Press)

El apartaAyuso, por lo que se sabe, no es ilegal, ni irregular, pero no es nada ejemplar. Está totalmente bajo sospecha, no puede ser más inoportuno, resalta la insolvencia de la presidenta madrileña y ha estimulado las indisimuladas ganas de enfrentamiento entre la propia Díaz Ayuso, la dirección nacional del PP que la respalda y la oposición, que ha caído en las garras del aguirrismo 3.0.

En Ejemplaridad pública (2009), una obra que ha sido utilizada hasta para discursos del Rey, el filósofo vasco Javier Gomá llega a dos conclusiones éticas: “En una sociedad justa cumplir la ley es condición necesaria pero no suficiente” y ya desde una perspectiva más privada: “Que tu ejemplo produzca en los demás una influencia civilizadora”.

Isabel Díaz Ayuso no ha leído a Gomá ni le importa. Su equipo, plagado de colaboradores del Aznar que llegó en 1996 a La Moncloa con ansias de revancha, quería convertirla en una versión actualizada de Esperanza Aguirre y lo han logrado. Se echa en falta el Caiga quién Caiga y a Pablo Carbonell, pero todo llegará. Si la pandemia se cobra a Pedro Sánchez y a Pablo Casado le toca La Moncloa, Ayuso estará en el bombo para presidir el Senado o el Ministerio de Cultura. Al tiempo, “Sara Mago”.

Con una crisis que ha fulminado miles de muertos, empresas y empleos como nunca se imaginó, Ayuso y sus ocurrencias abren más informativos, periódicos y webs que el presidente del Gobierno o que Trump. No puede ser bueno, ni proporcional.

La presidenta madrileña está encantada con su proyección nacional y sus asesores, más. En sus planes ese viaje iba a requerir más tiempo. Hace apenas año y medio era una diputada regional de base destinada a la última fila del banquillo en la Asamblea ubicada en la plaza payaso Fofó de Vallecas. Nadie reparaba en ella. Cuando estuvo de asesora colocada en el gabinete de la presidenta Cristina Cifuentes le revisaban las notas que tomaba y redactaba porque estaban incompletas, eran muy imprecisas o contenían datos erróneos. Su ahora consejero de Transportes, el anterior expresidente popular madrileño pasado a Ciudadanos, Ángel Garrido, la aguantó como viceconsejera de Presidencia apenas seis meses, su única experiencia de gestión. Y los cargos de viceconsejeros pueden ser absolutamente eficaces o perfectamente prescindibles.

Pero la Comunidad de Madrid es una plataforma fabulosa y con una idiosincrasia muy especial, sin arraigos históricos pero con mucho poder. Todos los presidentes madrileños han adquirido, en cuanto pisaban las estancias del Palacio de Correos en la Puerta del Sol, carisma por valor de 23.000 millones de presupuestos anuales (el tercero de las autonomías tras Andalucía y Cataluña) y una proyección mediática y política inmediata, sin igual en otros territorios, que muchos luego no supieron digerir.

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Ayuso, este jueves en la Asamblea, se volvió a crecer dialécticamente y repartió contra todo, pero especialmente contra el Gobierno central de Pedro Sánchez y los comunistas de Podemos, a los que situó lindando con una dictadura. Es casi una obsesión. Dijo que van contra ella, porque le quieren romper su relato. Justificó su estancia en un apartahotel de lujo de un amigo en la milla de oro de Madrid, con dos plantas y garaje por apenas 80 euros al día, porque no puede trabajar dónde cena y se comparó con los demás presidentes autonómicos con residencias oficiales. Ese no es el problema. Tampoco ahora. Ya lo dejó sentado Cristóbal Colón antes de descubrir América: “Nunca se llega tan lejos como cuando no sabes hacia donde te diriges”.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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