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Menos de 5.000 vecinos y ningún contagio

Los ayuntamientos gallegos cuya escasa población les permitirá vivir sin horarios fijados coinciden con los más dispersos y libres de contagios.

Montañas de A Fonsagrada (Lugo)..
Montañas de A Fonsagrada (Lugo)..X. Lobato

Aunque el listado no se ha hecho público, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, afirmó hace unos días que había 140 municipios en Galicia, poco menos de la mitad de los que hay en la Comunidad, en los que no se habían registrado casos positivos de coronavirus durante la última semana. Y pese a que no se han concretado los datos, de las consultas realizadas por Europa Press se extrae un hilo conductor entre los municipios con los que se ha contactado y que no han registrado ningún caso: que son dispersos, rurales y tienen menos de 5.000 habitantes. Esto se convierte en una ventaja a partir de este fin de semana, porque en esa cifra ha situado el Estado la barrera entre los ayuntamientos donde existirá libertad horaria y aquellos en los que los vecinos tengan limitados según la edad sus paseos y sus actividades deportivas. El caso más extremo de este límite que marca el Gobierno se encuentra Cerceda (A Coruña), que por solo un habitante (5.001 vecinos) supera lo fijado.

De forma oficial, no hay infectados por coronavirus registrados en los municipios lucenses de A Fonsagrada, Riotorto, O Vicedo, Muras, Lourenzá o Negueira de Muñiz, en la provincia de Lugo; Toques, en A Coruña; Arbo o Mondariz, en la provincia de Pontevedra; y Larouco, Gomesende, Quintela de Leirado o A Veiga (que solo contabilizó un caso importado de Madrid pero ya no cuenta con ninguno), en la provincia de Ourense. Tampoco los ha habido en Piñor, el ayuntamiento que desde el principio de la pandemia trabaja a destajo para atender la demanda de féretros para incinerar desde sus nueve fábricas de ataúdes, en un momento en que se han parado las importaciones de cajas desde China.

Los alcaldes consultados llaman la atención sobre el hecho de que la población en estas localidades está “muy envejecida”, por lo que, si había un contagio, el riesgo de propagación y las consecuencias eran más graves. Todos coinciden en que “la dispersión ayudó” y sostienen que esto tiene que servir para “acordarse del mundo rural” cuando pase la pandemia. “La población lo tomó con mucha responsabilidad”, afirma a Europa Press el regidor de A Fonsagrada, Carlos López (PSOE), que trabajó desde el principio haciendo recados para los vecinos, para evitar que el personal municipal se expusiese. En este ayuntamiento, además, se ayudó a los estudiantes llevándoles a sus casas el material escolar impreso en la oficina del consistorio.

En A Fonsagrada, de 3.600 habitantes, se habilitó un teléfono a través del cual las personas mayores podían solicitar alimentos y medicinas. Este municipio, por el que pasa el Camino de Santiago, también cuenta con mucha población en Madrid, Barcelona o Bilbao, pero “no volvieron”. “Sí, fue fundamental”, asegura el alcalde sobre el hecho de que no se diese esa movilidad. “El éxito fue la responsabilidad de los vecinos”, celebra, “a ver lo que pasa en julio y en agosto, que son los meses más fuertes en el tema turístico, y cuando regresa la gente de fuera”.

Todos los alcaldes han destacado la actuación de los habitantes de estos municipios que, aunque son solo una representación, se trata de localidades con menos de 5.000 habitantes, algunas incluso menos de mil, como Larouco (Ourense), con apenas 429. “Somos, después de A Teixeira, el más pequeño de Galicia”, ha destacado la alcaldesa de esta localidad, Patricia Lamela (PP), que además de regidora es también profesional sanitaria. “No tuvimos a gente de fuera, solo unas cuatro personas llegaron antes del confinamiento”, ha explicado la regidora, que ha indicado que, antes del estado de alarma, en el ayuntamiento ya se decidió cancelar la feria y un evento de coches clásicos. “Fuimos tomando medidas” y la gente “dejó de moverse, se quedó en sus casas”. De todas formas, los vecinos lo tenían relativamente fácil: “Aquí, en una situación normal, si sales a pasear lo raro es que te encuentres con alguien”.

La alcaldesa ha explicado que ella misma ha repartido mascarillas y ha enseñado a colocarlas. En el pueblo, además, hay un grupo de mujeres que cosen batas y ella misma se encarga de llevar el material de una a otra casa para que vayan rematando la faena entre todas. Otro grupo de mujeres que antes jugaba a las cartas “dejó de hacerlo” ya desde el principio “por miedo”: “ahora se llaman por teléfono”, dice Lamela.

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Mientras, el alcalde de Muras, Manuel Requeixo (BNG), prefiere ser “prudente” con los datos y matiza que el hecho de que él no tenga constancia de ningún caso registrado no evita que lo hubiese o pueda haberlo. Con todo, tener “poca población”, 648 habitantes, sí ha podido constituir “una ventaja” para lograr este objetivo. Sus vecinos, con un 60% de más de 65 años, se “tomaron muy en serio” las medidas adoptadas. El ayuntamiento, que ayudó a hacer frente a la factura de la luz de los vecinos, también se hizo cargo de la distribución de medicamentos y alimentación a las casas. Pero se mantuvo la venta ambulante a domicilio durante el estado de alarma, lo que también facilitó el comprar sin moverse de la vivienda.

“Efectivamente, no se ha constatado ningún caso”, remarca el alcalde de Toques, Miguel Buján (PSOE), en declaraciones a Europa Press. En este municipio de apenas unos 1.300 habitantes se han repartido mascarillas, se cancelaron todas las actividades incluso antes del estado de alarma y se ha desinfectado los lugares públicos. Además, se estableció un servicio de entrega de medicamentos y alimentos. “Al ser una población muy dispersa, no hay aglomeraciones de gente. Estamos satisfechos y confiamos en que vaya a mejor”, remarca el regidor de este municipio coruñés. “La dispersión ayuda en la contención”.

El alcalde de Arbo, Horacio Gil (PP), también confirma que, a día de hoy, no tienen registrado ningún caso. Con unos 3.300 habitantes, desde el día 12 de marzo se cerraron las instalaciones municipales. Reconoce que un municipio de este tamaño “se ve favorecido en cuanto a las recomendaciones de distanciamiento social”. “No hay grandes aglomeraciones”, explica. En Arbo se reforzaron los servicios sociales y se llegó a un acuerdo con el servicio de taxi para trasladar medicinas y alimentación a los vecinos con el fin de que el colectivo más vulnerable, a partir de 70 años, no tenga que desplazarse. “De esta situación si alguna cosa positiva se puede extraer es la puesta en valor del rural”, reivindica. Este "reconocimiento al rural va a continuar en el futuro”, augura: "Habrá gente que va a querer fijar aquí su residencia”. Por ello, pide, las distintas Administraciones públicas deberán “favorecer las infraestructuras en telecomunicaciones” y "poner más medios en el rural”.

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