El contagio en Vox suspende una semana la actividad en el Congreso
El jueves comparecerá el ministro de Sanidad en su comisión y otra junta y mesa de portavoces planificará ese día el funcionamiento futuro de la Cámara
El Congreso de los Diputados ha decidido este martes suspender de entrada durante una semana toda su actividad parlamentaria y dejarla en mínimos por el impacto del coronavirus. La afección de un diputado de Vox, Javier Ortega Smith, ha provocado primero que todo su grupo parlamentario, 52 diputados, decidiera no trabajar más en el Congreso y luego se han reunido de manera conjunta y extraordinaria la Mesa y la Junta de Portavoces y han optado por aplazar el pleno de esta semana al menos siete días “por razones de legitimidad democrática” más que sanitarias.
Los dos órganos de dirección de la Cámara baja han acordado también por unanimidad que el jueves se mantenga como estaba prevista la comparecencia precisamente del ministro de Sanidad, Salvador Illa, para dar explicaciones sobre la evolución del virus y ese día habrá otra Mesa y otra Junta para planificar el funcionamiento futuro de la institución con cierta “normalidad democrática” si el coronavirus mantiene su actividad. El PP ha suscrito los acuerdos pero ha puesto muchos reparos al aplazamiento de la actividad, sobre todo porque exige una exposición monográfica del presidente, Pedro Sánchez, “para liderar la crisis”.
No existe en el Congreso ningún precedente de una suspensión de este tipo de la actividad parlamentaria por una afección vírica o algún tipo de epidemia. No sucedió ni durante la incidencia del virus de la gripe aviar ni de las vacas locas. Una paralización de la vida parlamentaria solo la pueden adoptar los órganos de dirección del Congreso, en este caso la Mesa y la Junta de Portavoces, como ha sucedido en este caso de manera inédita. Esta misma mañana, de hecho, antes de conocerse la afección del diputado Javier Ortega Smith, se ha celebrado una sesión de la Mesa a la que ha acudido sin ningún problema evidente su compañero de Vox, el vicepresidente Ignacio Gil Lázaro.
La inquietud se ha desatado en el Congreso cuando se ha corroborado la infección de Javier Ortega Smith, diputado de Vox y también portavoz en el Ayuntamiento de Madrid. Varios de sus compañeros de grupo han acudido incluso a los servicios médicos del Congreso y allí se les han ratificado las instrucciones para proceder en estos casos. El médico del Congreso les ha recomendado las conocidas medidas de higiene y también que no tuvieran reuniones y ejercieran desde sus despachos. Un ujier se ha presentado en el mismo despacho médico y ha consultado con el doctor: “¿Yo el jueves pasado le dí la mano a Ortega Smith, pasa algo?”. El médico le ha tranquilizado y le ha recordado que debe lavarse las manos frecuentemente. La secretaria general del grupo, Macarena Olona, que ha sido madre recientemente, no ha participado en las reuniones de portavoces y se ha trasladado a su oficina ya con mascarilla. Lo mismo han hecho otros parlamentarios de esa formación.
La situación y las distintas informaciones y alertas han llegado a la reunión que ya estaban celebrando todos los componentes de la Junta de Portavoces de todos los partidos. Han habilitado un receso y han acumulado nueva información para volver a reunirse. El debate se ha prolongado por lo inédito del escenario, por la relevancia de paralizar unos días la función del poder legislativo de una democracia y por algunas discrepancias de forma. La presidenta del Congreso, la socialista Meritxell Batet, ha planteado a todos los grupos que sería bueno en estos momentos comparecer todos de manera conjunta para lanzar una mensaje de tranquilidad y de unidad. Esa imagen no se ha producido porque el PP se ha negado.
El PP ha discutido que hubiera tanto interés por generar esa imagen de unidad y que sin embargo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no quisiera comparecer con urgencia en el Congreso para explicar cómo se piensa afrontar esta crisis. Los populares reclamaban esa intervención de Sánchez y el PSOE les replicó que si se pretendía reducir la sensación de alarma a lo mejor no era una buena idea provocar una comparecencia del presidente y podría valer con la ya prevista del ministro de Sanidad. Al final se optó por esa solución y será el ministro Illa el que dará las explicaciones el jueves en la comisión de Sanidad, que ya estaba programada. Tras las discusiones al respecto se acordó por unanimidad que la propia Batet convocara una conferencia de prensa para dar a conocer las medidas.
Pero dentro, en la reunión, no hubo “una unanimidad perfecta”, como luego reveló la portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo. La dirigente popular incidió mucho, en varias exposiciones, en que “en democracia el parlamento, el Congreso, no se cierra ni se pone en cuarentena ni en una guerra” y reclamó se “acotara lo máximo posible", y de forma precisa, hasta cuándo se aplazaban las sesiones.
Batet acudió al escritorio del Congreso acompañada de los miembros de la Mesa. Los portavoces de todos los grupos estuvieron presentes en la sala, pero en el otro lado para no salir en la imagen juntos. Batet informó ahí de la suspensión de la actividad una semana “no por razones sanitarias sino porque un grupo parlamentario en pleno (Vox, de 52 miembros) ha decidido no asistir a las sesiones parlamentarias previstas”. La presidenta lo justificó por razones de “prudencia y sanitarias” pero subrayó especialmente la importancia de no reducir la legitimidad democrática en las votaciones a registrar sin la presencia de Vox.
La Mesa y la Junta de Portavoces se volverán a reunir este mismo jueves para estudiar más medidas y para analizar qué opciones existen para mantener la actividad del Congreso si la infección del coronavirus se mantiene más tiempo. Una de las opciones que se estudiará será la de convocar Diputaciones Permanentes en vez de plenos, porque son más restringidas, de apenas 50 miembros, y se pueden celebrar en una sala grande, la Constitucional, donde los diputados pueden trabajar más espaciados que cuando se celebra un pleno en el hemiciclo con los 350 parlamentarios presentes.
La portavoz de Coalición Canaria, Ana Oramas, fue la que sugirió que si el coronavirus no remite y sigue vigente la semana que viene los grupos parlamentarios podrían aprobar por unanimidad una reforma exprés del Reglamento del Congreso para habilitar incluso sesiones de control del poder legislativo al ejecutivo dentro de la Diputación Permanente. Esa idea también es del agrado del PP, y de otros grupos. La portavoz del PP también avanzó que en unos días los 52 diputados de Vox deberían someterse a más pruebas y test y si algunos las superan entonces podrían habilitarse sesiones para no postergar más el control al Ejecutivo.
Lo que no tuvo mucho respaldo fue la iniciativa esbozada con insistencia por Álvarez de Toledo para un pleno monográfico ya sobre el coronavirus con Pedro Sánchez. El portavoz del PNV, Aitor Esteban, hasta le recriminó que esa sesión pudiera servir “para todos los políticos se tiraran los trastos a la cabeza” como hacen ahora bastante habitualmente en vez de para emitir señales de tranquilidad. Álvarez de Toledo le rebatió y apuntó que esa sesión, en un futuro próximo, podría servir a Sánchez de “oportunidad” para liderar la crisis, compartir buena información, interna y europea, y retratar el nivel y la altura de todos los intervinentes. El PSOE, ahí, se calló a la espera de ver cómo evoluciona la enfermedad y de si es necesaria y conveniente esa comparecencia.
En el Senado, por otra parte, se han desconvocado todas las comisiones de esta semana y se da unos días de margen, hasta ver qué hace el Congreso el jueves, para decir si anula el pleno de la próxima semana, que de momento se mantiene y es de control al Gobierno, el martes 17 de marzo, con la presencia prevista de Pedro Sánchez. La Cámara alta sí ha cancelado las visitas de grupo, así como las reuniones y viajes tanto en esta semana como la que viene. La decisión afecta a los actos previstos en recuerdo de las víctimas del 11-M, informa José Marcos.
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