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Cuando, tras más de un año de búsqueda, Minerva Capdevila, Mateo Fumero y la hija de ambos, Rita, se instalaron en esta casa-taller, lo hicieron a la manera de los antiguos colonos. “Al principio solo vivíamos en la parte del taller con una hornilla de camping. Tardamos más de dos años en acondicionar las partes de la casa. Realizamos la mayoría de los trabajos de renovación a medida que íbamos habitando el espacio”, explican. La casa, una antigua tintorería con un patio, venía muy marcada por las necesidades creativas de la pareja. “El desarrollo completo de nuestras piezas es un proceso complejo, y esta casa es modificable para adaptarse a las necesidades de cada momento”. Así, se buscó que tuviera terraza, “para los procesos que requieren estar al aire libre como lijados y lavados a presión”, y mucha luz natural “para fotografiar y componer piezas”. El resultado es un espacio de 120 metros cuadrados (metódicamente dividido en dos mitades) en los que el sello Turbina está presente en cada rincón. “Al igual que con Turbina, que no ha surgido de manera premeditada, sino como resultado de nuestras vivencias, en este espacio la frontera entre la vida personal y la laboral es difusa”.
8 fotos

Una lavandería convertida en hogar y taller de artistas

Respeto por los materiales, tonos neutros y un espacio que parece en permanente estado de construcción. Así es la casa-taller de Minerva Capdevila y Mateo Fumero, ubicada en el barcelonés barrio de Sants y fiel reflejo del espíritu de Turbina Studio, su proyecto artístico.

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