Jardines de la Mata, veraniega tentación con vistas al Mediterráneo

Aire para respirar sin mascarilla implora todo el mundo este verano en la playa. Por lo que cobran ventaja, en la medida de lo posible, aquellos complejos vacacionales de estructura laberíntica, con espacios para distintos sesgos de clientela, o los hoteles pequeños dotados de jardines y terrazas para departir en privado. Entre estos últimos destaca por sus instalaciones, casi a estrenar, una casita de planta mediterránea y más de una hectárea de jardines verdeantes en plena costa mojaquera, perteneciente a la cadena Singular’s Boutique Hotels, con establecimientos en Cantabria, Cataluña, Andalucía, la costa valenciana, Portugal y Brasil.

La casita de marras era sede del club social de la Mata, que gozó de enorme predicamento en la zona durante los años ochenta. A los jardines no les falta oxígeno, ni siquiera el apacible toque exótico de sus palmeras y cocoteros que resguardan la piscina, o los parterres de césped lustroso en los que uno puede hacerse servir el desayuno. La terraza porticada, que decoran unas lámparas esferoides sobre unos vistosos butacones de enea, abriga del sol cuando cae a plomo y del relente cuando cae la noche.

Los interiores nos recuerdan esa época viejuna del veraneo en segunda línea de playa (para alcanzar el mar hay que salvar unos viveros y una rotonda de casas). Felizmente, todos estos espacios ofrecen una salida rápida al exterior, al oxígeno que demanda el momento. El equipo de servicio facilita las cosas con un pundonor y una amabilidad natural, donde no faltan ciertos detalles estéticos como la presentación de los platos en el restaurante, gestionado por Félix Cazorla.

Sus 12 habitaciones se distribuyen las vistas entre la complejidad de aleros, cubiertas de teja a cuatro aguas, arcos de medio punto y ajimeces andalusíes que marca esta discreta arquitectura, además de las terrazas y los solarios para recobrar la vitamina D perdida durante los meses de encierro. Unas miran al mar, otras a la montaña, y las hay también orientadas hacia Mojácar. En todas ellas se percibe una elegancia acorde con el diseño y las exigencias contemporáneas: cama ancha y fornida, cuarto de baño minimalista (se echa de menos un mejor surtido cosmético) con ducha generosa, acceso de banda ancha a internet… Y luego están las suites con terraza, que en noches tórridas darían incluso para echarse sobre el pavimento a dormir a la fresca. ¡Qué tentación!