_
_
_
_
_

‘Ovejuno’, el perro sardo

El director y productor venezolano Gustavo Balza recuerda sus vacaciones familiares en el pueblito de Monteleone Rocca Doria, en Cerdeña

El director y productor venezolano Gustavo Balza.
El director y productor venezolano Gustavo Balza.LISBETH SALAS

Instalado en Galicia, el director y productor venezolano Gustavo Balza trabaja en proyectos de cine y televisión. Ha participado en series como As leis de Celavella y Os Atlánticos, ambas de TVG, y está a punto de comenzar como ayudante de dirección en otra. Aquí nos cuenta unas vacaciones de verano en Cerdeña junto a su familia que concluyeron con la adopción de su perro Ovejuno.

¿Fueron a Cerdeña con la idea de adoptar una mascota?

¡En absoluto! Lo que ocurrió fue una historia de amor: mi pareja, mi hija y yo nos enamoramos de un perro abandonado que había en un pueblito llamado Monteleone Rocca Doria, donde fuimos a pasar dos semanas.

Más información
¿Por qué todos quieren ir a Cerdeña?
Los secretos mejor guardados de Cerdeña
Cerdeña, una isla de cuento

¿Por qué eligieron ese lugar?

Allí tenemos unos amigos italianos que han montado un bed & breakfast llamado Brancadoria (brancadoria.com), y nos prestaron su coche para hacer excursiones. El pueblo está en la cima de una montaña, cerca del lago Temo. Es un pueblo de pastores, por tanto se come buen queso pecorino. También tiene un pequeño museo del pan.

Boletín

Las mejores recomendaciones para viajar, cada semana en tu bandeja de entrada
RECÍBELAS

Parece un lugar tranquilo.

No es apenas turístico, pero sí es conocido entre los aficionados a la escalada, que se reúnen a practicar montañismo por la zona.

Así que poca playa…

Fuimos a algunas. Nos gustaron las de Torre della Pelosa y S’Abba Druche.

Pero volvamos al perro.

El día que llegamos fuimos a la piscina del pueblo. Allí vimos un perro color canela, grande y despeluchado. Nos dijeron que hacía dos meses que lo habían abandonado. Todos le daban de comer, pero nadie quería adoptarlo.

Y decidieron llevárselo a casa.

En efecto: el perro nos buscaba y nosotros a él. Los últimos días del viaje nos centramos en hacer todos los trámites. Parecía una película de Berlanga: tuvimos que comprar una jaula homologada para poder subirlo al avión, ponerle las vacunas, hablar con la autoridad sanitaria… Finalmente logramos hacerlo todo a tiempo, y ahora Ovejuno forma parte de la familia.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_