Terradets, oxigenantes vistas a las cumbres del Montsec

Previamente a que las aguas bravas del Noguera Pallaresa se remansaran en el embalse de Terradets, al pie de las sierras del Montsec d’Ares y el Montsec de Rúbies, una casa de postas facilitaba desde 1921 la parada de los carruajes que comerciaban entre Lleida y sus comarcas pirenaicas. Un parador que, además de descanso, proporcionaba resguardo frente a los bandoleros custodios del desfiladero que dividía las comarcas de la Noguera y el Pallars. Casa Gabriel observó durante la década siguiente la construcción del pantano y, en los años posteriores, la formación de un bosque de ribera alimentado de sauces, álamos y juncales que hoy deleita a quienes se aposentan en las habitaciones del reconvertido hotel Terradets.

Alba Serra Fillat representa a la cuarta generación propietaria del establecimiento. Si alguien se interesa, solícita ella, relata las aventuras de aquellos arrieros vividas en boca de sus abuelos. La construcción del ferrocarril obligó a desplazar la vieja Casa Gabriel al otro lado de la carretera, con el beneficio turístico de su emplazamiento a orillas mismas del lago. En verano, el hotel se llena de entusiastas por los deportes náuticos y de excursionistas atraídos por la belleza de estas montañas. La carta de actividades es amplia: rutas ciclistas, circuitos para bici de montaña, juegos de orientación en kayak, geocaching, hípica, parapente, visita al parque astronómico del Montsec… No falta una velada romántica con vistas desde el dormitorio acompañadas de una botella de cava.

Las habitaciones llevan apenas tres años renovadas en su mayoría. Más o menos amplias, más o menos luminosas, pavimentadas de parqué y con toda suerte de detalles. Las abuhardilladas con listones de madera ofrecen un mayor romanticismo, pero las suites abalconadas suscitan el reclamo de una panorámica oxigenante sobre las aguas del lago.

El servicio de restaurante, con toques contemporáneos a una clásica cocina pallaresa, obliga a muchos a prolongar la estancia hasta degustar las especialidades de todas las temporadas. Pronto el otoño pintará de colores las cristaleras y el Tren dels Llacs emitirá su pitido de llegada a la estación de Cellers, a solo 500 metros del hotel.