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Siete cánones de belleza playera

Arenales españoles prototípicos del Mediterráneo, el Cantábrico y el Atlántico

Playa del Silencio (Cudillero), que ofrece insuperables vistas de la costa occidental asturiana.
Playa del Silencio (Cudillero), que ofrece insuperables vistas de la costa occidental asturiana.Gonzalo Azumendi

1 Revelación sobre fondo verde

Silencio, Cudillero (Asturias)

Asturias goza del tramo litoral mejor conservado de España. El acantilado prima en la costa cantábrica, lo mismo que los prados de helechos y tojos. En la playa del Silencio adquiere una relevancia primordial la bajada desde el prau-aparcamiento de Castañeras (salida 441 de la autovía, sentido Santa Marina) hasta el xogarral (pedregal), pasando por dos pequeños miradores.

Al dejar caer la mirada, allá abajo se ve la peña Cogolla (trufada de fábulas de corsarios), decorada con coloristas formaciones geomórficas en su base que conviven con una colonia de cormoranes moñudos. La Cogolla también cobija los vientos del noreste, asociados en la costa norte a los días de sol y playa. Hasta las casetas de pescadores resta un centenar de escalones, y a apenas dos kilómetros está el restaurante El Fornón (elfornon.com), con un menú del día por 14 euros.

Basta mirar los azules de S'Espalmador para saber que estamos en Baleares

2 Atlantismo a la gallega

Doniños, Ferrol (A Coruña)

He aquí el arquetípico playón abierto al océano. Mide 1,9 kilómetros tirados a cordel, razón de que, en 1800, fuera elegido por la flota británica para desembarcar e intentar sorprender a las defensas ferrolanas (cada 25 de agosto se recrea la batalla de Brión). Son poderosas sus dunas, y también tiene como significación especial la laguna. Su mar brava aconseja el baño en zonas acotadas donde ondee la bandera verde.

Se accede por los extremos: Punta Penencia y Outeiro, dotada con área infantil. Con mar tan rica en picos durante todo el año, la oferta de escuelas de surf (ferrolactivo.es) no es de extrañar. The Camp Doniños dispone de albergue.

Sa Conca, en Platja d'Aro (Girona), una cala de arena y aguas profundas.
Sa Conca, en Platja d'Aro (Girona), una cala de arena y aguas profundas.Melba (Age fotostock)

3 Idilio costabravense

Sa Conca, Platja d’Aro (Girona)

Sa Conca remite al ADN de la Costa Brava que cantó Joan Manuel Serrat: caletas de arena y aguas profundas y cristalinas (más bien frías); el sol jugando en el brillo de las rocas erosionadas, en este caso con tonalidades rojizas. Los pinos no solo asombran la parte trasera, también prosperan en puntas y peñascos. Todo transmite una sensación de relajación. Un peñasco sirve de parteaguas, por lo que elegimos el coqueto sector de levante, que se ve transitado por los senderistas del camino de ronda en dirección a la histórica urbanización de S’Agaró. Hay que aparcar en la calle Punta Prima.

4 Horizontes levantinos

Mareny Blau, Sueca (Valencia)

La rectitud es la idiosincrasia de las playas del Levante, víctimas del desmesurado afán de construir y en su mayoría saturadas. Lo comprobamos subiendo a pie por el cabo de Cullera: se expone toda una metáfora levantina, 25 kilómetros de playa rectilínea solo rota por el puerto de Valencia. Un sector urbanizado relativamente tranquilo es el de Mareny Blau, que disfruta de la mejor calidad de agua de los contornos. En la orilla, nos podemos dejar seducir por las dunas del Mareny de Vilxes (Cullera). El mar suele aparecer como un plato y con temperaturas cálidas, siendo la corriente predominante de levante. El viento del este, al ser térmico, gana fuerza al mediodía. Si el hambre aprieta, a tres kilómetros se encuentra el restaurante Sucrer, que nunca decepciona.

El playazo de Atlanterra, en Tarifa (Cádiz).
El playazo de Atlanterra, en Tarifa (Cádiz).Peter Zoeller (Getty)

5 Playón andaluz

Atlanterra, Tarifa (Cádiz)

A las afueras de Zahara de los Atunes, donde se sitúa el recomendable restaurante Antonio, arranca este playón de imponente factura (2,9 kilómetros). Podemos aparcar en el Antonio y buscar la soledad dunar camino del campin. El litoral atlántico andaluz tiene escasa presencia de acantilados y un viento que arrecia conforme nos aproximamos al Estrecho. Al caer la tarde, el cabo de la Plata destila todo su misterio. Desde la carretera se aprecia cómo la línea de playa de 15 kilómetros se da de bruces con los acantilados de Barbate. Tomando la escalinata se baja a la cala del Búnker, protegida del levante.

6 Azul balear

S’Espalmador, Cabrera (islas Baleares)

Basta mirar los azules de este ancón, símbolo de proteccionismo medioambiental y catalogado como parque nacional, para saber que estamos en las costas baleares. Un escenario que obedece a la acción filtrante de la posidonia. Desde el puerto de Cabrera se llega a pie en 20 minutos a Sa Platgeta y poco después a S’Espalmador, donde conviene llevar cangrejeras y gafas de buceo para atisbar en sus fondos arenosos nacras, estrellas de mar… Con el calor llegan las lagartijas baleares, fisgonas, pero a las que está prohibido darles de comer. En primavera los halcones de Eleonor se suman a las cinco parejas de águila pescadora que viven en el entorno de S’Espalmador. De julio a septiembre, el parque organiza itinerarios guiados a nado por la bahía.

Playa del Socorro, en Los Realejos (Tenerife).
Playa del Socorro, en Los Realejos (Tenerife).Peter Bischoff (Getty)

7 Baño volcánico

Socorro, Los Realejos (Tenerife)

“Cuida de no poner tus pies sobre la abrasada arena”, le advertía a Dante su guía a través del infierno de la Divina comedia. Lo mismo podríamos advertir al mediodía en cualquiera de las playas canarias de arena negra y origen volcánico, bajo un sol que raja las piedras. La arena erosionada del acantilado es particularmente fina en la playa del Socorro. A su lado predomina el manto verde de plátanos más denso de Tenerife. Del carácter deportivo de esta bandera azul dan fe bañistas y aficionados al bodyboard, separados como corresponde, junto a los aterrizajes en la mejor tradición parapentística. Hay que anotar el restaurante mirador de San Pedro (+34 922 34 08 75).

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