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Babuchas de Tánger

La actriz Eva Chocrón recuerda su viaje a la ciudad marroquí en busca de las raíces sefardíes de su familia

La actriz Eva Chocrón.
La actriz Eva Chocrón.

Este mes de mayo, Eva Chocrón está de lo más activo: actúa en Mujer en obras, de Javier Ballesteros, programada en la sala Nave 73 de Madrid y en el Festival Talent de los Teatros del Canal. Entre ensayos, recuerda su viaje a Tánger en busca de las raíces sefardíes de su familia.

¿No la llevaron de niña?Pues no. Mi abuela nació y creció en Tánger, y mi madre llegó a nacer allí, pero se vino con su familia a Madrid. Yo fui el año pasado por primera vez. Mi madre cumplía 60 años y ese fue su regalo. Vino también mi padre y una gran amiga de mi madre que lo conoce todo de maravilla. Nos contó mil anécdotas.

Un viaje al pasado en toda regla…

Desde luego: vi de cerca la influencia francesa y española en la ciudad —de hecho, queda un cine llamado Alcázar—. Pasamos también por los antiguos comercios de los judíos que vivían allí y visitamos a Rachel, una amiga de mi abuela que sigue vinculada a la Librairie des Colonnes.

¡La legendaria librería frecuentada por Kerouac y Bowles! Esa misma. Pues allí sigue Rachel. Habla francés y haquitía, que es judeoespañol de Marruecos. Y aparece en la película La vida perra de Juanita Narboni, de Farida Benlyazid.

Tánger es muy cinematográfica. Me di cuenta al visitar el hotel Continental, que aparecía en la serie El tiempo entre costuras, basada en la novela de María Dueñas. El vestíbulo parecía la Mezquita de Córdoba. Y luego fuimos a tomar un té al Café Hafa, todo blanquísimo, con una terraza que mira al mar.

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Visitamos la sinagoga, que no tenía ningún distintivo en la puerta. Por último fuimos al monte, tal como lo llamaba mi abuela: un lugar frondoso en lo alto. En su juventud hacían pícnics allí los días de fiesta, pero ahora se llama parque Diplomático [Forêt Diplomatique] y durante la subida ves unas casas impresionantes. Parece que estás en Hollywood.

Como contraste, visitaría el zoco. Claro. Y me traje dos pares de babuchas, regateando, como está mandado.

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