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Nuevas iniciativas recorren Lima, la capital de Perú, una metrópoli de casi ocho millones de habitantes. Espacios acogedores y de intercambio, desarrollados en casas particulares, en calles que se humanizan o en antiguas casonas de gran personalidad. Con nombres como la diseñadora Chiara Macchiavello, que investiga en la riquísima tradición textil peruana en su taller y tienda Escudo. O el empresario francés Thibault van der Straete, impulsor de Cajamarca 219, un espacio que aúna restaurante, librería, tienda de artesanía y de productos textiles. O el chef y empresario Rafael Osterling, que tras las aventuras de los restaurantes Rafael y El Mercado acaba de abrir Félix Brasserie. Todos hacen realidad la idea de un trato personalizado, donde el cuidado de los detalles casa a la perfección con lo diverso de sus ofertas en un país cuya alma es, precisamente, la complejidad: sierra, selva, desierto... La visita a los establecimientos elegidos está planteada para que se complete en un bonito fin de semana. A partir de ahí, el tiempo y el gozo son nuestros. desde una aproximación contemporánea
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La chispa limeña

Diez pistas en la capital peruana entre mercados callejeros con productos andinos y el museo del fotógrafo Mario Testino

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