Tega do Sal 2014, un paraje de ensueño

Cuando el territorio marca la diferencia, el viticultor es un inconformista y la habilidad enológica se reviste de creatividad, el resultado solo puede ser magistral. Pues bien, tomemos un paraje de ensueño (dos pequeñas parcelas soleadas en el valle del Avia), un bodeguero riguroso (Javier Alén, propietario de Viña Mein) y un par de imaginativos elaboradores (Fernando García y Daniel Landi, autores de algunos de los mejores tintos de la fabulosa garnacha de Gredos, como Las Umbrías). Fusiónese todo en un proyecto innovador y ambicioso y,¡voilà!, tenemos un blanco espectacu­lar, fundamentado en el terruño, estructurado en torno a una excelente treixadura (75%) con la consistencia de la albariño y la aromática aportación del loureiro.

El resto es la clásica elaboración borgoñona, con el vino fermentado en barrica de roble francés de 500 y 600 litros y ajustada crianza posterior sobre sus lías finas. Lo más sorprendente y digno de elogio es que consigue esquivar la monótona estandarización de este tipo de blancos. Al contrario, su expresividad frutal y floral, con notas de hierbas aromáticas y sotobosque, apenas patinada de especias y tostados, refleja el carácter del terruño y sus circunstancias. Y regala un sabor amplio, cremoso, cítrico y sensual.