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Un respiro en los pueblos de Alsacia

Localidades tranquilas en medio de una vasta naturaleza en la región francesa

Colmar, en Alsacia (Francia).
Colmar, en Alsacia (Francia).John Elk III/Getty

Los bordes occidentales de la plana alsaciana, donde la llanura se rompe en el encuentro con el macizo de los Vosgos, están llenos de lugares extraordinarios. En las laderas de este espacio crecen magníficos viñedos rodeando a pueblos de gran belleza, con una excelente arquitectura tradicional, casas de entramados de madera y balconadas cubiertas de flores. Frecuentemente, en medio de los lugares se alzan los restos de murallas medievales, magníficas casonas señoriales y altivas iglesias góticas.

Los pueblos salpican este paisaje verde y tras ellos aparecen las cimas de los montes, sobre las cuales se ubican fortalezas que nos recuerdan una historia de luchas y poder que va más allá incluso de la época medieval. En estos espacios llenos de personalidad abundan también los lugares donde la religión ha dejado una profunda huella: Murbach, el monte de Ste-Odile, Marmoutier y Les Trois-Épis.

La montaña sobre la que se ubica Les Trois-Épis (las tres espigas) se halla en medio de un territorio excepcional, al unos 12 kilómetros de la ciudad de Colmar (66.000 habitantes), conocida como la pequeña Venecia por sus bellos canales, su histórico centro cuajado de viejas edificaciones medievales y el museo Unterlinden, donde se expone la formidable crucifixión de Mathias Grünewald.

Cerca hay también pueblos de gran belleza como Riquewihr, Turckheim, Kaysersberg y la inmediata aldea de Niedermorschwihr. Además, el entorno es de notable interés paisajístico y propicio para excursiones, entre ellas la que conduce al Galtz, una cima ubicada a unos 700 metros de altura sobre el nivel del mar, desde donde se contempla un vasto territorio que incluye la llanura alsaciana, los Vosgos y la Selva Negra.

El cristo en la cima de Galtz.
El cristo en la cima de Galtz.

En la cima del Galtz, un Cristo abre los brazos mirando al paisaje alsaciano. Es una obra de 1918 que conmemora el retorno de Alsacia a Francia tras un periodo en que formó parte de Alemania. El viajero que contempla este pequeño Corcovado recuerda que este territorio del valle del Rin ha estado en permanente disputa por condes, obispos, reyes y emperadores. Por él lucharon romanos y bárbaros, compitieron Francia y el imperio austríaco y los ejércitos de Alemania y sus enemigos durante las dos guerras mundiales… Hoy, en tiempos de la Unión Europea, las luchas por el dominio de este apacible mundo de bosques y viñedos parecen lejanas, pero el temor late en el fondo de la conciencia.

Un milagro francés

Les Trois-Épis surgió hace más de cinco siglos como fruto de un famoso milagro: la supuesta primera aparición de Virgen María testificada en Francia. El hecho ocurrió el 3 de mayo de 1491, cuando un herrero de la cercana localidad de Orbey, de nombre Thierry Schoere, viajaba por el monte para asistir al mercado de una localidad cercana. En el recorrido existía un viejo árbol con una pequeña cruz, donde los viajeros se detenían para orar. Thierry Schoere también se paró. Fue entonces cuando el herrero quedó absorto al ver a una mujer que se identificó como la Virgen María. Esta llevaba en una mano un trozo de hielo y en la otra un tallo de trigo del que salían tres espigas.

Tal como cuentan las crónicas de la época, la Virgen María pidió al herrero que advirtiese a los pobladores de la zona que debían orar y hacer penitencia para obtener buenos frutos (las espigas), en tanto que si no lo hacían el resultado sería el contraria (el hielo). Cuando llegó al mercado de Niedermorschwirh, el herrero no se atrevió a contar la historia. Sin embargo, cuando fue a levantar el saco de trigo que había comprado, se percató de que no tenía fuerzas para ello, y no fue capaz de mover su carga hasta que narró a los asistentes la experiencia vivida y el mandato de la Virgen.

La aparición fue pronto reconocida por la Iglesia. Aquel mismo año de 1491, los pobladores de la zona erigieron una pequeña capilla de madera en el lugar de la misma y cuatro más tarde, el obispo de Basilea bendijo la primera iglesia en piedra, que aún subsiste. La obra, dañada durante la Guerra de los Treinta Años, ha sufrido diversas reconstrucciones. A su lado surgió un convento que ha estado al cargo de diversas comunidades religiosas.

El pequeño pueblo de les Trois-Épis está bajo la administración de Ammerschwihr, Niedermorschwihr y Turckheim, municipios del Alto Rin: tiene una población de apenas 300 habitantes y se ubica 670 metros de altitud. Es una población de interés vacacional y religioso.

La iglesia obra de Pierre Dumas y Pierre Keller.
La iglesia obra de Pierre Dumas y Pierre Keller.

Además de la capilla original, existe un santuario edificado en 1968 y dedicado a Nuestra Señora de la Anunciación. De marcados trazos modernos, la iglesia, obra de los arquitectos Pierre Dumas y Pierre Keller, se asemeja  a una pirámide de hormigón triangular. En el interior, amplio y austero, destacan las vidrieras de Camille Hilaire. A modo de torres, ante el edificio se alzan tres grandes pilares, erigidos en 1991, que recuerdan a las tres espigas marianas.

La comunidad de Redentoristas dirige tanto el santuario como la iglesia primitiva, en la que se ubican numerosos exvotos. El conjunto se complementa con una casa de acogida. El lugar dispone de centros de restauración y hoteles, y está conectado con Colmar mediante autobús.

Aparte de su interés como centro religioso, Les Trois-Épis es un magnífico punto para el descanso y para convivir en contacto con la naturaleza. Numerosos senderos conducen al visitante no solo hacia el Galz sino a lugares cercanos como Kaysersberg por medio de bosques y roquedos en los que la naturaleza rebosa paz y belleza. El lugar es un excelente ámbito para encontrarse consigo mismo, y también punto de arranque para gozar del arte y de la gastronomía alsaciana.

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