Ocho viajes para la temporada baja
Desde safaris pasados por agua en Botsuana hasta recorrer un gran lago helado en Siberia, destinos para disfrutar sin turistas alrededor
El verano se acerca a su fin, los turistas vuelven a su casa y los viajeros comienzan a preparar nuevos viajes. Llega el momento perfecto para escaparse a esos destinos que bajan de precio o vuelven a quedarse vacíos, así como de esas experiencias que solo se pueden disfrutar en esta época. En temporada baja podemos empezar a preparar algunas de las mejores aventuras posibles.
01 Safari en la estación verde
BOTSUANA
Botsuana es uno de los países más caros para ir de safari y sus lujosos alojamientos resultan bastante inaccesibles para el común de los mortales, sobre todo en las épocas de máxima afluencia. Pero quien esté dispuesto a soportar grandes aguaceros podrá conseguir verdaderos chollos cuando la mayoría de los turistas vuelven a casa. Al periodo entre noviembre y abril, la época de lluvias, se lo conoce eufemísticamente como la estación verde. En realidad, la vegetación frondosa dificulta la observación de la vida salvaje, pero en estos meses se ofrecen descuentos tentadores y la exuberancia verde atrae a un sinfín de aves. Los buenos guías conocen los lugares indicados para admirar a las crías y a los depredadores que las acechan buscando un almuerzo fácil.
02 Rastreadores sobre la nieve
YELLOWSTONE (EE UU)
Durante el verano, el parque nacional de Yellowsone atrae a más de tres millones de turistas, pero solo 140.000 se animan a visitarlo en invierno. Es verdad que algunas carreteras están cerradas (por la nieve) de diciembre a marzo, que los guardabosques trabajan a destajo y que las temperaturas se desploman hasta los 20 grados bajo cero, pero hay muchas ventajas: los lugares más interesantes están vacíos y se puede observar la vida salvaje en todo su esplendor. Los alces, los bisontes y los musmones (carneros de las Rocosas) descienden por las laderas y destacan sobre el terreno helado. Además, se puede pedir ayuda a un naturalista para explorar el paisaje y seguir la pista del escurridizo lobo, fácilmente rastreable sobre la nieve. En los alrededores de Old Faithful, Mammoth, Canyon y Tower se puede practicar esquí de fondo.
03 Canales desiertos
VENECIA
En invierno, la niebla baja de los canales, los callejones de adoquines vacíos, la plaza de san Marcos desierta y la temporada de acqua alta pueden hacer de Venecia una ciudad fría y húmeda, pero también es la ocasión perfecta para recorrerla sin la consabida marabunta de turistas del buen tiempo. Tan solo hay que abrigarse bien y perderse. Antes o después, uno se topa con maravillas como el puente de Rialto o la magnífica Gallerie dell’Accademia, pero la diversión está en el ambiente de los callejones y los cafés, donde siempre hay espacio de sobra en esta época.
04 Caminar sobre el Baikal
RUSIA
El lago Baikal se halla en mitad de Siberia, un nombre que hace tiritar a cualquiera. Por ello, no sorprende que la gran mayoría de los turistas que visitan esta insondable extensión de agua lo hagan en verano. Sin embargo, en invierno, cuando los termómetros marcan 20 grados bajo cero, la diversión es mayor. El gran charco se hiela y se puede caminar sobre la superficie, una placa de dos metros de grosor tan transparente que permite ver los bosques de algas del fondo. Merece la pena recorrer este horizontal muro cristalino con un trineo tirado por perros, esquiando o en moto de nieve, o incluso cabalgar sobre sus olas heladas a bordo de un aerodeslizador y acabar la excursión en una banya (sauna) al estilo ruso.
Desde las ciudades más importantes de Rusia se llega en avión hasta Irkutsk (a 65 kilómetros del lago) y Ulan-Ude (a 250 kilómetros). El Transiberiano también pasa por ambas localidades.
05 Iguazú bajo la lluvia
BRASIL Y ARGENTINA
El término guaraní iguaçu proviene de la unión de y (agua) y ûasú (grande). Esta catarata, frontera natural entre Brasil y Argentina, es en realidad un conjunto de 275 saltos de agua que manan de la selva y suman un total tres kilómetros de anchura y por 80 metros de salto acuático. Cuando alcanza su caudal máximo, 6.500 metros cúbicos por segundo fluyen por la cascada. Sin embargo, en la temporada alta, de abril a julio, el caudal desciende drásticamente. Por eso, para disfrutar de las cataratas en su máximo esplendor, conviene visitarlas durante la estación lluviosa, de diciembre y febrero. Eso sí: un impermeable es indispensable.
La vertiente argentina ofrece las vistas más cercanas de las cataratas del Iguazú; la brasileña, los mejores paisajes.
06 Caribe sin huracanes
ARUBA, BONAIRE Y CURAZAO
Visitar el Caribe durante la estación de huracanes puede acarrear problemas. Sus cálidas aguas atraen tormentas entre junio y noviembre. Lo normal, aunque no siempre sucede, es que en alguna isla se active la alerta roja por temporales y que la mitad de ellas se vean afectadas directamente. Pero no todas son iguales: en las que están situadas más al sur reina el buen tiempo. Por eso, Aruba, Bonaire y Curazao, famosas por sus edificios coloniales, sus magníficas playas y sus lugares de buceo, resultan ideales para pasar estos meses postveraniegos, hasta final de año.
Las tres islas, antiguas Antillas Holandesas, forman el archipiélago de Sotavento de las Antillas Menores y tienen aeropuertos internacionales. Los idiomas oficiales son el neerlandés, el inglés y el papiamento.
07 Mirar al cielo en Brighton
INGLATERRA (REINO UNIDO)
Brighton es caótica y animada. Y también la playa favorita de los londinenses, la ciudad de compras ideal en verano y un lugar de veraneo bohemio. Pero, ¿y de diciembre a febrero? La cosa se calma en la temporada baja, excepto si a uno le atraen las aves. En invierno, el famoso muelle de Brighton se queda desierto y los estorninos llegan desde las South Downs. Al atardecer, cientos de miles de estas aves se amontonan en el cielo y llevan a cabo una danza hipnótica que culmina cuando se lanzan en picado hacia el muelle.
El espectacular baile aéreo de los estorninos se puede observar desde cualquier punto de la orilla, entre los muelles o desde el Palace Pier.
08 Surf en invierno
PORTUGAL
El litoral de Portugal tiene casi 950 kilómetros de recorrido y la mayor parte es ideal para veranear, con centros turísticos para todos los gustos y presupuestos. Sin embargo, los amantes del surf tienen una cita con la costa portuguesa en invierno, cuando el Atlántico brinda sus mejores olas y las playas se quedan desiertas. Además, tampoco hace demasiado frío, especialmente con un buen neopreno: la temperatura del agua ronda los 17 grados. Entre Lagos y Sagres, al sur del Algarve, el mar es más sereno y el ambiente más relajado. Para coger las olas más salvajes hay que dirigirse al norte: Oporto y la Costa Verde ofrecen los mayores desafíos.
Más información en la guía Lonely Planet 1000 aventuras únicas y en www.lonelyplanet.es
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