Diez edificios de ladrillo únicos en Barcelona
Ruta arquitectónica, vestida de rojiza arcilla, que incluye joyas como el Bloque Clip o el Palau de la Música
El ladrillo, ese elemento imprescindible de la arquitectura desde tiempos pretéritos, es a veces el patito feo de la construcción. Frecuentemente se asocia a polígonos residenciales clónicos de tantas ciudades españolas, pero ¿acaso tiene la culpa de ser utilizado de una manera tan anodina?
Barcelona posee famosas piezas realizadas en este material, como el Arc de Triomf, las plazas de toros de las Arenas y la Monumental, el Castell dels Tres Dracs o la Fábrica Casaramona (actual sede del Caixaforum). No obstante, hay vida más allá de los iconos más turísticos de la ciudad. Esta ruta demuestra que la rudeza de la arcilla puede ser tan versátil y atractiva como lo permitan las manos de su maestro y rastrea la evolución de la edificación contemporánea en la ciudad catalana.
01 Dipòsit de les Aigües
JOSEP FONTSERE (1874-1880)
Este sobrio paralelepípedo sostenido por potentes pilares yace junto al parque de la Ciutadella (Ramon Trias Fargas 25-27; +34 93 542 17 09) y tenía por función regular el agua de la cascada del parque y regar sus jardines. Lo conforman decenas de arcos paralelos de 14 metros de altura que forman bóvedas de cañón a lo largo de 65 metros de profundidad. Un jovencísimo Gaudí colaboró en el cálculo de los elementos de soporte del edificio. Su uso cambió a lo largo del siglo XX hasta que finalmente pasó a formar parte de la Universidad Pompeu Fabra, en 1992. Lluís Clotet e Ignacio Paricio convirtieron el espacio en una hermosa biblioteca que sobrecoge con su aspecto de catedral románica.
02 Fundació Tàpies
LLUÍS DOMÈNECH I MONTANER (1881-1885)
En origen, este inmueble sito en el corazón del Eixample burgués del siglo XIX (Aragó 255; +34 93 487 03 15) fue una editorial, la Montaner i Simon. Su fachada luce arcos de peraltados, ventanas de vidrio con motivos árabes y algunos elementos modernistas. Pero lo más interesante es el contraste entre el pasado y el presente. Entre 1986 y 1990 el edificio fue reformado para acoger una de las mayores colecciones de la obra del pintor Antoni Tàpies. Dado que los arquitectos debían respetar la fachada, crearon unos audaces plafones en voladizo a los que el artista añadió una enmarañada escultura, Nube y silla, en 1990. Todavía hoy en día, vislumbrar su fachada al cruzar la calle Aragó produce una inequívoca sensación de modernidad.
03 Església de les Saleses
JOAN MARTORELL (1882-1885)
La pujanza del modernismo en Barcelona prácticamente fagocitó el neogótico, estilo que triunfó en Europa durante buena parte del siglo XIX. Pero esta iglesia sirve para ilustrar perfectamente el revival del estilo medieval. Hay que fijarse en su cimborrio, profusamente decorado y su cuidado interior, con una bóveda ojival pintada en azul cobalto. El templo (Passeig Sant Joan, 88-90 ; +34 93 458 29 04), muy castigado durante la Semana Trágica y la Guerra Civil (lo bombardearon los aviones italianos), fue restaurado en 1991.
04 Central catalana d'electricitat
PERE FALQUÉS (1896-1899)
Delicioso ejemplo de arquitectura modernista, esta central térmica (Avenida Vilanova 12) se construyó en las postrimerías del siglo XIX para abastecer de electricidad a la ciudad. Pero en 1917, pocos años después de ser ampliada, quedó degradada a estación transformadora, función que mantuvo hasta 1977. Su fachada es todo armonía, con un trabajo esmerado del ladrillo, la cerámica y el vidrio, y una puerta principal que parece salida de un cuento. Las aplicaciones de hierro, en especial los tirantes que bordean las ventanas, hacen aún más atractivo el edificio.
05 Parroquia del Carme
JOSEP Mª PERICAS (1911-1924)
Probablemente el ejemplo más bizarro de arquitectura religiosa de ladrillo en la ciudad, es una amalgama confusa de diferentes estilos arquitectónicos: modernismo, ecos gaudinianos y tendencias vanguardistas del norte de Europa. La parroquia (Bisbe Laguarda, 1b-1c) está embutida entre edificios por lo que apenas se puede apreciar su verdadera volumetría, aunque esto no le resta misterio. La ampliación de 1935 incluyó la construcción de un teatro que sigue funcionando hoy en día, el Teatre del Raval. La textura del material en las ventanas, de formas suavizadas, y los dos campanarios, uno forma de minarete y el otro anguloso, son muy curiosos. Vale la pena visitar su interior, con un cierto aire italiano, para contemplar sus vidrieras.
06 Bloque Clip
RAIMON DURAN (1949-1952)
Si se visita el Hospital de Sant Pau, el indiscutible rey de la filigrana en ladrillo de la ciudad (no por casualidad es patrimonio mundial), merece la pena acercarse al cercano Bloque Clip (Còrsega, 571-597), servirá para entender cómo el estilo funcionalista arrasó con los lenguajes arquitectónicos precedentes. Este edificio es muy representativo del fin de una época. Antes de la renovación estilística y el boom constructivo de los años 60, se realizaron en la ciudad los últimos ejercicios de un eclecticismo de tintes dictatoriales cuyo lenguaje estaba ya agotado. Esta desmesura de manzana presenta elementos clasicistas, como balaustradas, pilastras y arcos de medio punto, que destacan sobre los inmensos muros anaranjados que conforman la fachada.
07 Habitatges Johann Sebastian Bach
EMILI & RICARDO BOFILL (1962-1963)
Curiosa interpretación yeyé de nuestro material de debate en una de las zonas más pudientes de Barcelona (Johann Sebastian Bach 2-4). Su lenguaje es rompedor e insólito, como la propia plaza donde se sitúa, circular y con una iglesia justo en medio. Emili Bofill y su jovencísimo hijo, Ricardo, utilizaron el ladrillo en bandas horizontales y cerraron los lados del edificio con unas celosías estrelladas verticales cuya dinámica textura tiene un punto de exotismo. Destacan sus desagües escultóricos y las piezas de cerámica (chimeneas y balcones), que parecen una versión sixties de ciertos elementos de la Pedrera.
08 Facultat de Biologia
(BALLESTEROS, CARDENAL, DE LA GUARDIA, 1972-1981)
Visitar este complejo universitario tiene varios alicientes. En primer lugar, junto a él se sitúa la puerta que servía de entrada sur a la finca Güell, diseñada por Gaudí y decorada jovialmente con cerámica verde y blanca. Por lo que respecta a la facultad (Avenida Diagonal 643; +34 93 402 10 86), es cierto que su forma puede parecer críptica, pero no deja de ser una interesante muestra de arquitectura civil, muy acorde con su época de construcción. Tiene un patio interior soberbio en el que la rigidez de las líneas rectas y la dureza visual del ladrillo contrastan enormemente con el verdor de las plantas que cuelgan de las jardineras. Por último, la ampliación de la facultad, situada tras el edificio principal, fue realizada entre 1993 y 2011 por Víctor Rahola y sirve para poner de relieve la evolución de la arquitectura hacia un lenguaje mucho más limpio y luminoso.
09 Villa Olímpica
(VARIOS AUTORES, 1985-1992)
Las Olimpiadas sirvieron para abrir Barcelona al mar y también para construir unas dos mil viviendas en el distrito de Poble Nou. Numerosos fueron los arquitectos de renombre llamados a la obra, aunque el resultado fue desigual. Entre los edificios más atractivos figuran las viviendas Can Folch, de MBM arquitectos (Moscou, 3-20), que siguen la línea curva del ferrocarril subterráneo, con grandes pilones y arcadas. Un regusto muy posmoderno tienen los bloques construidos por Ricardo Bofill (Avinguda Bogatell 27), con sus volúmenes geométricos. Finalmente, también resulta sugestivo el conjunto de la plaza Tirant lo Blanc, de Martínez Lapeña y Torres Arquitectos, con su insólita torre ojival de apartamentos y su plaza-anfiteatro.
10 Ampliación del Palau de la Música
(TUSQUETS, CLOTET Y DÍAZ, 1982-2004)
Óscar Tusquets, Lluís Clotet y Carles Díaz llevaron a cabo la tarea de restaurar y ampliar uno de los templos de la música de la Ciudad Condal, construido en 1906 por Domènech y Muntaner y patrimonio mundial desde 1997. La demolición de una iglesia adyacente al auditorio permitió abrir una preciosa plaza y recuperar la fachada acristalada del Palau (Palau de la Música 4-6; +34 93 295 72 00), oculta durante décadas, además de ampliar el edificio. Si bien quedan claras las diferencias entre el edificio original y el nuevo, el conjunto se integra con sobriedad y elegancia. Destaca la original torre mirador con base en forma de palmera y el bajorrelieve realizado en ladrillo rojo por el escultor Naxo Farreras en la esquina del nuevo edificio, que representa un espectacular árbol.
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