Abanderados renacentistas en Tortosa
La ciudad tarraconense se prepara para unas fiestas, del 23 al 26 de julio, en las que revive su pasado con vistosos bailes y torneos. Destacan la ruta modernista y la de Blanca la Judía
El rotundo fluir del Ebro en su tramo final marca la vida de esta ciudad bimilenaria. Dertosa, Turtutxa, Tortosa, ciudad de las tres culturas, cristiana, musulmana y judía, y con vestigios de las tres por toda la ciudad. Coronada por el castillo de la Suda, tiene un centro antiguo precioso al que poco a poco se le va sacando lustre y que se va llenando de bares estupendos y restaurantes bien resueltos.
9.00 Tres puentes sobre el río
Como todas las ciudades medianas —Tortosa tiene unos 33.000 habitantes—, la capital de las Terres de l’Ebre se debe descubrir andando. El magnífico puente de l’Estat (1, pincha sobre el mapa para verlo ampliado), de hierro rojo —uno de los tres que cruzan el Ebro—, une el centro histórico con el barrio de Ferreries. Muy cerca se encuentra el Mercat Municipal (2) (plaza de la Pau, 1), una joya modernista construida entre los años 1884 y 1887 por Joan Torras i Guardiola, conocido como el Eiffel catalán. Desayunamos en las inmediaciones del mercado, donde abundan los bares, y, si se desea seguir la estela arquitectónica, una buena opción es tomar algo en un establecimiento de la cadena Viena (3) (plaza de Barcelona, 3), muy cercano al mercado y que ocupa otro edificio singular y bellísimo, el antiguo Mercat del Peix, de 1933.
10.00 El barrio antiguo como escenario
El patrimonio modernista de Tortosa es de referencia, con un inventario de más de 20 destacados edificios, como la Casa Pallarés y la Casa Piñana, e instalaciones civiles, fruto del auge de la burguesía de finales del siglo XIX. La rambla de Felip Pedrell recorre la ribera del Ebro hasta una de las joyas modernistas de la ciudad: el antiguo matadero, hoy reconvertido en el Museo de Tortosa, histórico y arqueológico de las Terres de l’Ebre (4) (www.museudetortosa.cat). Desde allí, el paseo por las calles peatonales del centro se desgrana solo. La primera visita es a la catedral de Santa María (5) (Portal de Palau, 5), que se asienta sobre el antiguo foro romano, fue ermita visigótica y mezquita para convertirse al final en este gran templo que destila románico, gótico, barroco y neoclásico. El laberinto de callejuelas es el escenario perfecto para la fiesta renacentista (www.festadelrenaixement.org) del tercer fin de semana de julio (del 23 al 26). Durante cuatro divertidos días se reviven con la implicación de los vecinos los momentos más esplendorosos de la historia de Tortosa. No faltan las tabernas ni tampoco los fastuosos bailes; en fin, un gran espectáculo.
11.00 El castillo andalusí
El barrio medieval está coronado por el magnífico castillo de la Suda (6), de origen andalusí, vinculado después a la Orden del Temple y hoy transformado en parador (www.parador.es). El acceso a la fortaleza es una maravilla y su visita descubre el único cementerio árabe al descubierto de toda Cataluña, y unas vistas de Tortosa y la comarca sensacionales. Merece la pena tomar un café en sus grandes salas de altos techos.
12.00 Excursión a Pinell de Brai
Tortosa ejerce de centro neurálgico de las Terres de l’Ebre, el amplio territorio bañado por las aguas del gran río y hermanado por la historia, sus cultivos e idiosincrasia. Desde la ciudad las posibilidades de recorrerlo son infinitas: a menos de 30 kilómetros y en tierra de vino y aceite se halla Pinell de Brai (7) (denominación de origen Terra Alta) y su hermosa bodega modernista obra del arquitecto Cèsar Martinell, discípulo de Gaudí. La catedral del vino la llaman por su contundencia y belleza. Hoy es propiedad de la bodega Pagos de Hibera (www.catedraldelvi.com). Más allá se abren los dramáticos escenarios de la batalla del Ebro, que tienen en las poblaciones de Pinell de Brai, La Fatarella, Corbera d’Ebre, Batea y Vilalba dels Arcs emotivos centros de interpretación (www.batallaebre.org).
14.00 Olivos con mil años a la espalda
Otra buena propuesta es acercarse a la villa de Ulldecona h (www.turismeulldecona.com), también a menos de 30 kilómetros de Tortosa, para conocer el abrigo rupestre de la ermita en la sierra de Godall, que sorprende por su magnífica conservación; y la finca de l’Albión, con nada menos que un millar de ejemplares de olivos milenarios. Este viaje en el tiempo puede culminar con una cita gastronómica ineludible, el restaurante Les Moles (una estrella Michelin; carretera La Sènia, kilómetro 2, Ulldecona, www.lesmoles.com), cuyo chef, Jeroni Castells, ha revolucionado la cocina de estas tierras utilizando ingredientes de proximidad, muchos de su propio huerto, y dándoles su toque personalísimo.
17.00 Vino kosher y cantos sefardíes
De vuelta a Tortosa se impone el paseo por las fortificaciones, una ruta que comprende los baluartes y las murallas de la ciudad y que descubre los jardines del Príncipe (9) y el museo de esculturas al aire libre de Santiago de Santiago. Muy cerca se abre el antiguo barrio judío, del que hoy quedan pocos vestigios. La ruta, que se inicia en la plaza de la Inmaculada (10), cuenta con una guía de excepción, Blanca la Judía de Tortosa (lajuevadetortosa.com), que regresa del remoto año 1471 para mostrar a los visitantes su casa, la sinagoga donde se casó, la lavandería donde charlaba con las comadres… y para deleitar a un público entregado con sentidos cantos sefardíes frente al portal de los Judíos, el único acceso que queda de la antigua aljama. Tras la visita, Blanca invita a una degustación de vino kosher en un local cuya idoneidad no podía ser mejor: L’Assoc, Banys Àrabs Vells (11) (Carrer Major de Sant Jaume, 6), un bar restaurante ubicado en los viejos baños árabes de la ciudad. Luego nos detendremos en una excelente vinatería, la Rosa dels Vins (12) (Carrer de la Rosa, 13), para catar algún caldo de la denominación de origen Terra Alta o de las cercanas Montsant y Priorat.
21.00 Cocina joven sin artificios
La oferta de restauración tortosina se ha visto notablemente incrementada en los últimos tiempos, así como también su oferta cultural, que tiene en el Festival de Jazz (www.jazztortosa.com, del 29 de junio al 4 de julio) y en la programación del Teatre Auditori Felip Pedrell (13) (www.teatreauditoritortosa.cat), dos de sus baluartes. Restaurantes como el Paiolet (14) (Rambla Felip Pedrell, 56), Lakinoa (15) (paseo de Joan Moreira, 24) o el Xapla (16) (paseo de l’Ebre, 2) ofrecen cocina joven sin demasiados artificios. Aunque si se prefiere algo más clásico siempre se puede optar por el premiado Amaré (17), a unos minutos en coche (avenida del Port de Caro, 2, Roquetes), que desde 1940 es una apuesta segura.
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