“Las ciudades no deben actuar como niñeras”
Tokio es la urbe con mayor calidad de vida, según el estudio anual de la revista. Madrid ocupa el puesto 16 y Barcelona el 24. Ninguna capital latinoamericana entra en la lista
La mejor ciudad para vivir en el mundo tiene más de 10 millones de habitantes. Tokio se ha situado en el número 1 del ránking que publica cada año, desde 2007, la influyente revista Monocle, la biblia de la vida global y cosmopolita en el siglo XXI. “Tiene un tamaño que detiene el corazón pero, al mismo tiempo, un sentimiento de paz y silencio”, explica Tyler Brûlé, director y fundador de la influyente publicación.
En esta edición de su Estudio sobre la Calidad de Vida –que saldrá en el número de verano de la revista- han cambiado algunos de los criterios, y Copenhague ha cedido a la capital japonesa el número 1 que ocupó durante tres años, y ha caído hasta el 10. Viena, Berlín, Melbourne y Sídney completan los cinco primeros puestos. Madrid sube del 17 al 16 y Barcelona baja del 21 al 24. Ninguna ciudad latinoamericana entra en los 25 puestos del ránking. Tampoco Londres, pero sí París (15) y Lisboa (18).
Como sabe cualquiera que lea su columna semanal en el Financial Times, adivinar dónde está Tyler Brulé es un poco como hacer girar un globo terráqueo y detenerlo con un dedo en un punto al azar. El jueves estuvo por la mañana en Zúrich y luego en Innsbruck. Cuando habla por teléfono con EL PAÍS se encuentra en Bolzano, al norte de Italia.
Pregunta. Su clasificación de ciudades siempre ha inspirado conversación pero este año parece haber disparado también la controversia.
Respuesta. Los daneses y los suizos llevan todo el día en el teléfono. ¿Por qué hemos caído tanto?, preguntan. Es normal que suceda cuando hay un cambio significativo en la clasificación. Alterando algunos criterios la lista puede cambiar mucho. Queríamos prestar atención a la asequibilidad general y la falta de reglas. Cómo de fácil es establecer un negocio, cómo está de comprometida la ciudad con la pequeñas empresas. Esto juega a favor de Tokio, Viena y también Berlín. Por eso Madrid ha subido también, a pesar de los vientos difíciles que han soplado en España. Las recesiones económicas pueden ser muy buenas si quieres poner en marcha negocios. Y eso se ha visto en Madrid en los últimos tres años. Es dramático perder tu trabajo, pero a veces te abre la mente para hacer cosas nuevas. En Madrid podía haber sucedido como en otras capitales europeas, donde solo las grandes marcas se han abierto paso. Pero no ha sido el caso.
P. Barcelona fue superada hace cinco años por Madrid, y ahora cae otras tres posiciones. ¿Por qué?
R. Miramos muchos factores. Uno, que también perjudicó a Montreal, es la legislación sobre idiomas, que no está acorde con un mundo moderno. Estar en un país bilingüe como Canadá, por ejemplo, pero que haya privilegios para el francés, en nuestra opinión no es bueno. Creemos que en Barcelona la situación con el catalán y el español plantea problemas similares. Extrañamente, además, en Barcelona ha sucedido lo contrario que en Madrid. Las partes genuinas e interesantes se han llenado de marcas que ves si estás de Edimburgo u Osaka. Pero esto no es una medida científica, es lo que sentimos cuando visitamos una ciudad.
P. Este año han penalizado el exceso de regulación. ¿Por qué?
R. Tokio y Viena son muy distintas pero tienen cosas muy similares que nos gustan. Por ejemplo, en Tokio puedes ir en bici sin casco, puedes ir en la calzada, en la acera. Lo mismo en Viena o en Berlín. Nos gusta la bici. Pero en la revista tenemos una visión política de que una vez empiezas a institucionalizar el casco, esto hace que la gente vaya más rápido. Y es difícil decidir dónde colocas la línea. ¿El casco, la rodillera, la hombrera? Las ciudades tienen que ver con el sentido común. No puedes legislar todo. No deben actuar como niñeras.
P. ¿La mejor calidad de vida se da en una ciudad de más de 10 millones de habitantes?
R. Después de nueve años de hacer este estudio creímos que era hora de restablecer el equilibrio. Sabemos que San Sebastián, Bilbao o Berna son sitios perfectos para vivir, pero no son ciudades del mundo. Zúrich también es precioso, pero es muy difícil de comparar con una ciudad como Tokio.
P. ¿Cuál es la ciudad latinoamericana que ha estado más cerca de entrar en la lista?
R. Las miramos constantemente. Una ciudad como Santiago, por ejemplo. Pero Chile es la Canadá de Latinoamérica, mis amigos brasileños o colombianos dirían que es aburrido. Miramos a Santiago, a Montevideo, donde la delincuencia está controlada y hacen las cosas bien. Sao Paolo, Ciudad de México y Buenos Aires son ciudades que nos gustan y que cubrimos. Pero sería difícil meterlas en una lista como esta, por mucho que nos gusten. Lo que no tienen, que sí tienen todas y cada una de las ciudades de la lista, es una clase media que funciona, y servicios sociales efectivos para todos.
P. Madrid y Barcelona estrenan alcaldes. ¿Qué consejos les daría?
R. Llegar al poder desde un espacio popular es una cosa muy positiva. Pero para ser alcalde tienes que tener también una parte de consejero delegado. Eso no significa que debas ser Michael Bloomberg, pero debes ser amistoso con los negocios. Lo que nos gusta de las ciudades españolas es que hay libertad en la calle. Te puedes sentar en un banco y nadie te va a molestar. Hay ciudades que podrían ser número 1 si se relajaran un poco.
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