24 lugares a los que (probablemente) solo irás una vez
El planeta está lleno de rincones únicos. Aquí unas cuantas coordenadas
Tocar, fotografiar, recordar, inspirar. Viajar es uno de los deseos más comunes del ser humano. Playas de colores, palacios de hielo, paisajes peculiares por su olor, animales desconocidos. El planeta está lleno de lugares únicos y apasionantes. Algunos se encuentran cerca de nuestras ciudades y otros son tan remotos que parecen extraterrestres: 20 coordenadas para los amantes del frío, de la literatura o del queso.
¿Oro o carbón?
El habitual tono blanco o tostado de la arena a la orilla del mar resulta aburrido frente al brillo de la denominada playa de la Mina de Oro, que recorre parte de la costa de la Bretaña francesa, junto al pueblo de Pénestin. Tan llamativa es su apariencia que han sido muchas las excavaciones en busca del preciado metal. El atardecer, cuando la luz hace relucir los acantilados y la brisa transporta el olor del brezo y la retama, es una experiencia que al menos se debe vivir una vez en la vida.
Pero también hay costas tan negras como el carbón, producto de la actividad de los volcanes. A ellas no se acude a buscar riqueza, sino a experimentar la belleza que proporcionan los paseos nocturnos. Evocan un cielo oscuro, sobre el que se puede caminar, en el que brillan como estrellas las partículas de coral y conchas marinas. Un fenómeno propio de zonas de origen volcánico como la de Ajuy en Fuerteventura, Lago Verde de Lanzarote, y Hana o Punaluu en Hawái.
Amor por el hielo
A lo largo del valle de Mendenhall, en Alaska (Estados Unidos) se abren las grandes bóvedas esculpidas por el deshielo del glaciar Auke. Desde 1958 ha ido retrocediendo facilitando la entrada. Es fácil llegar a pie, en autocar o en helicóptero desde el cercano pueblo de Juneau o desde el centro de visitantes. Una vez allí, se despliega ante el turista la monumental estructura glacial y la cascada Nugget Falls, que alimenta al joven lago Mendenhall, donde sobrevuelan águilas y nadan ballenas. Desde la bahía de Auke puede avistarse —navegando en alguno de los barcos turísticos— este imponente palacio de hielo que en todas las tonalidades del azul eleva su casi alienígena arquitectura.
En las montañas austríacas cercanas a Salzburgo se oculta el Mundo de los Gigantes de Hielo, o Eisriesenwelt, la mayor cueva de hielo del planeta. Cada año el agua toma formas caprichosas en sus cavidades rocosas mientras se desliza por las grietas de la montaña. Una exhibición del poder de la naturaleza que se renueva con el deshielo en primavera y la posterior congelación invernal. No apto para temerosos de las alturas. Para acceder hay que contratar una de las visitas guiadas, ascender en teleférico y caminar después unos 15 minutos por un sinuoso camino.
En casa de Austen y Dickens
A menos de dos horas de Londres se encuentra el condado de Hampshire, famoso por sus paisajes y su apacible costa, que ofrece tradición, historia y naturaleza. Un área al que la literatura inglesa le debe mucho por ser el origen de Jane Austen y Charles Dickens. En el caserío de Chawton, en el corazón del condado, se conserva la casa de campo en la que nació la autora de Orgullo y Prejuicio. Convertida en museo, organiza talleres de escritura y de bordado, además de dar a conocer el estilo de vida georgiano.
Junto al mar, la ciudad de Portsmouth vio nacer a Dickens, uno de los autores más importantes de la literatura universal. En el 393 de Old Commercial Road, el que fue su hogar hasta 1814, acoge objetos personales del escritor, y es parte de una ruta por los lugares que frecuentó.
Más al norte, a medio camino entre Newbury y Winchester, se alza el refinado y lujoso castillo de Highclere, escenario de la serie de televisión Downton Abbey y residencia de los condes de Carnavon, cuyo antecesor descubrió la tumba de Tutankamón junto a Howard Carter. Hoy sus descendientes han organizado una exposición con piezas pertenecientes a sus viajes a Egipto. Hacia el sur, por la carretera A-34, está la Whitchurch Silk Mill, una antigua fábrica de seda que cuenta con un molino de agua del siglo XIX perfectamente conservado.
Muy cerca de allí, Bombay Sapphire ha creado su casa museo en Laverstoke, rescatando una fábrica que surtió de papel moneda al Banco de Inglaterra durante más de dos siglos. Un lugar donde aprender sobre esta ginebra premium elaborada mediante el proceso de infusión al vapor. Gracias a sus 10 ingredientes botánicos se crea todo un viaje sensorial: la almendra amarga y los limones españoles, la angélica sajona, el enebro de la Toscana, la raíz de iris florentina, el cilantro marroquí, los granos del paraíso que se cultivan en África Occidental, la corteza de casia de Indonesia, las bayas de cubeba de la isla de Java y el regaliz chino utilizado en la medicina tradicional. Todos usados para crear el sabor de la ginebra basado en la receta original de 1761. Bajo la etiqueta #Findsublime, el exotismo aterriza en Hampshire, una región que acerca la sofisticación de los palacios victorianos, la delicadeza de la seda tradicional y el arte de los mejores literatos ingleses.
De cabeza o a bomba
No hace falta irse al Caribe para descubrir aguas termales de color azul intenso. En las remotas tierras de Islandia, y sobre el campo de lava de Grindavik, brota la Laguna Azul. Sus aguas, de cualidades medicinales, en torno a los 39 grados centígrados, han convertido la laguna en un insólito destino turístico. Rodeada de piedra volcánica casi pelada, es además un oasis en el que relajarse o embadurnarse de barro geotermal blanco. Un paisaje lunar y único a 13 kilómetros del aeropuerto de Keflavik y a 39 de Reykjavik, que es fruto de la actividad humana. Como consecuencia de la cercana central geotérmica Svartsengi, a 200 metros de profundidad, el agua caliente empezó a acumularse en la superficie a mediados de los años 70.
Se puede vivir al límite siendo marinero de agua dulce. Entre Zambia y Zimbabue, las aguas de las cataratas Victoria, Patrimonio de la Humanidad desde 1989, no tendrán propiedades curativas, pero ofrecen la posibilidad de bañarse al borde del abismo en la Piscina del Diablo. La zona, que cuenta con varios alojamientos con todas las comodidades, es perfecta para tomarse una foto espectacular al límite de la catarata —con una caída de hasta 108 metros—, hacer rafting en sus aguas bravas o dar un paseo en helicóptero para gozar de su gracia selvática.
Inspira, espira
Gracias a la apertura del Imperio chino, podemos descubrir las delicias que su vasto territorio ofrece a la vista, el gusto y sobre todo el olfato. Imagina un interminable campo de un verde tan intenso que refresca con solo mirarlo. El té de Longjing es el más popular de China. Crece en los campos del Pozo del Dragón a 20 kilómetros de Hangzhou. De marzo a mayo, cuando está más fresco, es la mejor época para sacar todo el partido a su sabor.
La sofisticación del té chino no tiene nada que ver con los aromas del queso entre los quesos. El roquefort. A los pies del monte Combalou en Roquefort-sur-Soulzon, al sur de Francia, madura este manjar en ruedas de hasta tres kilos. Su peculiar olor es junto con su sabor su marca más característica. Por eso recorrer las laberínticas cuevas galas de la Roquefort Société, donde envejece lentamente, es una experiencia olfativa inolvidable.
Lugares que no parecen de este planeta
Tener la sensación de no estar en la Tierra. Eso es lo que ocurriría si alguien se despertara, de repente, en el archipiélago de Socotra o en el Monte Suculento de Madagascar. En medio del mar, se erigen como paraísos de la biodiversidad. Socotra, frente a las costas del Cuerno de África, a 350 kilómetros al sureste de las costas de Yemen, país al que pertenece, conserva un tercio de la vida vegetal del planeta y es Patrimonio de la Humanidad desde 2008. Árboles con forma de paraguas, de nombres imposibles y colores tan intensos que parecen pasados por un filtro fotográfico. A 3.559,33 kilómetros al suroeste, el Monte Suculento de Madagascar, la isla donde el 70% de sus especies son únicas en el globo. 79.000 kilómetros cuadrados llenos de atardeceres fucsias, lémures, baobabs y arenas naranjas.
El tercero más largo del mundo
‘Iglesia de Santa María en el hueco del avellano blanco cerca de un torbellino rápido y la iglesia de San Tisilo cerca de la gruta roja’. No es un verso ni parte de una novela, es el topónimo en galés del tercer territorio con el nombre más largo del mundo: Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch. El consejo local lo decidió en 1860 para conseguir tener el nombre más largo de una estación de tren en Reino Unido. Su pronunciación es tan larga que, finalmente, llamarlo por su abreviatura es lo más común: Llanfair PG. La foto junto al cartel de entrada a la localidad y sellar el pasaporte en el Ayuntamiento son dos de los encantos que aprovechan los viajeros.
Sin vértigo
Su lejanía de la civilización y su particular heroísmo arquitectónico —está construido en una pared de la montaña— hacen del monasterio budista Taktsang Palphug en Bután, un sitio único. Su origen se debe al fundador de esta religión en el país asiático, Padmasambhava, que, según la leyenda, llegó a lomos de una tigresa para meditar. El acceso es una oportunidad para practicar senderismo en el marco exótico del Himalaya o de probar tus aptitudes de jinete sobre una mula Una vez arriba, el esfuerzo se ve recompensado. Cuatro templos principales y otras construcciones más pequeñas, en el estilo tradicional budista, dominan el pequeño balcón de la pared rocosa. Entre brumas y silencio, las vistas cortan la respiración y la energía que emana de este nido, uno de los templos más venerados del país, se hace patente.
A un click de la magia
Podrían ocupar las ilustraciones de cualquier libro de cuentos o ser el escenario de una película sobre brujas y duendes. Cuatro bosques de una belleza casi mágica para los aficionados a la naturaleza. Y a la fotografía. Los Cárpatos Blancos, entre Eslovaquia y la República Checa; el hayedo granate de Otzarreta en el parque natural Urkiola (País Vasco); el luminiscente bosque de Nagoya, en Japón, sobre todo de noche; y los bosques parcheados de colores pastel de la región de la chilena región de la Auracanía.
Esta información, patrocinada por Bombay Sapphire, ha sido elaborada por colaboradores de EL PAÍS.
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