Oasis barcelonés

Alojamientos turísticos los hay de muchas tipologías, categorías y escenografías, no siempre expresadas bajo las estrellas de un hotel. A medio camino entre éste y el apartamento de alquiler reglado, los apartoteles ofrecen amplitud de espacios y estancias largas junto a unos servicios genuinamente hoteleros como recepción, limpieza diaria o incluso la opción de media pensión. Sus atractivos principales son el precio y la independencia que da el hacérselo uno mismo hasta donde uno mismo quiera.

Por eso el matrimonio propietario del Silver, a escasos cinco minutos del Passeig de Gràcia, desmonta con su presencia cuantos tópicos puedan recordarse sobre la impersonalidad que reviste esta modalidad de establecimientos. Nacho Junyent y Sandra Beneyto trabajan a pie de obra, que aquí consiste en estar pendientes de los huéspedes y cuidar de los detalles. Su libro de visitas corrobora esta impresión. Al final de la estancia, como si de un hotel de lujo se tratara, una clientela formada por turistas de 72 nacionalidades confiesa haber recibido un trato por encima de sus expectativas iniciales.

Aunque el Silver no vaya a salir en ninguna revista de decoración, algo de hogareños y distendidos tienen sus rincones, desde el comedor de desayunos hasta la terraza, con vistas a las fachadas traseras del vecindario. Con el silencio que allí reina, nadie diría que esto es el centro de Barcelona.

En las habitaciones, como en el resto de zonas comunes, el Internet inalámbrico llega a través de un buen caño. Y gratis. Poco a poco se van desprendiendo de esa estética añeja que distinguía a los apartoteles y cobran nueva vida gracias a un mobiliario luminoso, esencial, con tendencia a los colores neutros y a las formas geométricas. La suite principal ofrece una terraza en la que cabría una fiesta multitudinaria. Salvo que los dueños no la permitirían. Su negocio, por encima de todo, es el descanso.

Conscientes de que los tiempos cambian y las nuevas generaciones se mueven con otros hábitos, Nacho Junyent y Sandra Beneyto contemplan en su plan de reformas una pronta reorganización de la zona de vestíbulo con la supresión definitiva del mostrador de recepción y la habilitación de un original estrado de bienvenida. Así será la hospitalidad en la próxima década.

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