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Perdidos en el mágico Carlingford

Ruinas medievales y el festival de la ostra en este encantador pueblo del condado irlandés de Louth, a medio camino entre Belfast y Dublín

Ruinas del King John’s Castle en Carlingford, en el condado irlandés de Louth.
Ruinas del King John’s Castle en Carlingford, en el condado irlandés de Louth. Geray Sweeney

Hay sitios pequeños que merece la pena visitar, que justifican desviarnos del camino para dedicarles unas horas. Uno de esos encantadores lugares es Carlingford, un pequeño paraíso pesquero en la península Cooley, al norte del condado de Louth, a medio camino entre Belfast y Dublín. Las ruinas del King John’s Castle, construido por los normandos, siguen dominando esta villa que creció al lado de la montaña Slieve Foye. La ría, con sus espectaculares vistas a las famosas Mourne Mountains, acoge todo tipo de deportes acuáticos y, durante los meses de verano, rutas turísticas en barco. Además, durante el mes de agosto, Carlingford celebra su famoso festival de la ostra en el que actividades gastronómicas, musicales y teatrales inundan el lugar durante cuatro días.

Sus estrechas y encantadoras calles medievales de casas amontonadas acogen comercios locales, así como restaurantes y pubs muy recomendables. En la puerta de una de las tiendas de antigüedades reza un letrero poco amistoso This is not a Museum. This is a shop (esto no es un museo, es una tienda), pero su interior de pasillos infinitos repletos de todo tipo de piezas de coleccionista invita a perderse en él durante horas. Y dentro de una iglesia medieval está el Holy Trinity Heritage Centre, en el que se puede aprender todo sobre la historia del lugar desde los tiempos del dominio anglonormando hasta la actualidad.

Exterior del restaurante Jordans Town House, en Carlingford (Irlanda).
Exterior del restaurante Jordans Town House, en Carlingford (Irlanda).Alain Le Garsmeur

Los pubs de Carlingford son especiales, ya que en ellos podrás degustar el típico fish and chips, el irish stew (el guiso irlandés por excelencia), una buena Guiness (por supuesto) y hasta encontrarte con sorpresas como un cuadro colgado de la pared con la ropa de un leprechaun, la criatura mitológica más famosa del imaginario irlandés. Otra de las atracciones de Carlingford son los típicos cottages, que merecen mención aparte que funcionan tanto como visita turística como de alojamiento durante nuestra estancia.

Y ya que estamos en camino, merecen la pena acercarse a Dundalk y Blackrock, dos pueblos más igualmente encantadores en la frontera entre el Norte y la República de Irlanda.

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