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Trotamundos

En Tokio, tápate el tatuaje

El cómico Joaquín Reyes relata su viaje a la capital de Japón, donde el portero de una discoteca obligó a un amigo suyo a esconder un tatuaje

Joaquín Reyes.
Joaquín Reyes.

Lo más lejos que ha viajado Joaquín Reyes ha sido a Japón. El artista de Muchachada Nui y La hora chanante, que acaba de volver a los escenarios con la obra Que me aspen,en el madrileño teatro La Latina, se quedó impactado en Tokio.

¿Qué le ocurrió?

Pasé diez días allí y todo lo que te dicen es verdad: es un país muy exuberante, con muchos estímulos y, a la vez, muy reflexivo. Vamos, muy raro. Nada más llegar me dio un dolor en el lado izquierdo del abdomen muy intenso que me dejó inmóvil.

¿Se puso malo?

Pensaba que sí, pero fue remitiendo y tras tomar la primera bandeja de sushi, el dolor desapareció. Dimos un paseo por la ciudad, y me sorprendió mucho que la gente no te mira a los ojos.

¿Nunca?

En las tiendas, para atenderte, o en las discotecas, para ligar. Pero en la calle, tener contacto visual se considera una falta de educación. A mí me costaba mucho no mirar. Muy pudorosos con la mirada, pero luego tienen máquinas expendedoras de ropa interior usada. Los japoneses son muy fetichistas.

¿Compró alguna?

No, no me dio por ahí, pero me pareció fuerte. En algunos aspectos del sexo se muestran muy abiertos. Creo que es porque no tienen esa base cultural judeocristiana y no les choca. Luego tienen sus propias represiones.

¿Cómo las liberan?

En Japón trabajan tanto y son tan competitivos que se les puede ir la cabeza. Por eso, la mayoría de las empresas tienen instaurada una noche de la semana para salir a beber. Así socializan empleados y jefes. Lo malo es que no toleran bien el alcohol, se ponen colorados, dicen barbaridades y te los puedes encontrar de traje y corbata, a cuatro patas por las calles del barrio de Shibuya.

¿Delante del jefe?

Sí, al parecer lo que ocurre esa noche se queda en esa noche. Muy curioso. Nosotros pasamos de los ejecutivos y nos fuimos a una discoteca de hip- hop. Íbamos mi mujer y yo con un amigo que tiene un tatuaje en el brazo. En la entrada le pararon.

¿Por el dibujo?

Nos contaron que solo los yakuza, los mafiosos que controlan las discotecas y las apuestas, pueden llevar tatuajes. Mi amigo lleva pintado un dragón e iba en manga corta. Le dieron una funda para que se tapara y le dijeron que si se la quitaba le echaban.

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