En Córdoba, pipas, cojín y cine de verano
La fiambrera de salmorejo y el 'blockbuster'. Rituales en las últimas proyecciones veraniegas de la ciudad andaluza
El ruido de una cáscara de pipa quebrada entre los dientes interrumpe la conversación entre Philip Seymour Hoffman y Joaquin Phoenix. También se escucha una fiambrera con salmorejo o filetes empanados, igual que un día de playa, y el gas de las latas compradas en el ambigú, y el olor del bocata de tortilla se confunde con el de las macetas de balcones y ventanas.
Más de 50 cines de verano coincidieron, allá por los años cincuenta y sesenta, en el casco histórico de Córdoba: solares y casas de vecinos que aprovechan una pared encalada. Resisten cuatro: Delicias (Frailes, 10), más orientado a las películas familiares; Fuenseca (Plaza de la Fuenseca) y Coliseo San Andrés (Fernán Pérez de Oliva, 6), que lo mismo acogen filmes comerciales que cine de autor; y Olimpia (Zarco, s/n), para quienes sustituyan el palomiteo por los altramuces. Su programación abarca hasta septiembre; en las últimas semanas se cuelan joyas que los multicines ni huelen.
De los cines de verano cordobeses importa el rito: la entrada de papel de colores —precios populares: entre 3,50 y 4 euros, aunque algún estreno sube hasta los 5—, las conversaciones en el descanso —se proyecta en 35 mm, por lo que debe cambiarse el rollo— de los niños que quieren entender los chistes de Almodóvar, la envidia hacia quien ha traído su cojín para no sufrir con la silla de plástico. En el cine de verano, por mucho que te aburras, no abandonas la sala: festejas la aparición de una salamanquesa en la cara del protagonista y, en las noches más amables, te proteges con una rebeca.
Pero hay más. En la Plaza de Toros (avenida Gran Vía Parque, s/n), en el barrio de Ciudad Jardín, con el punto de reutilizar el espacio y una oferta de blockbuster. O el espacio de la ermita de la Aurora (hacia la mitad de la calle San Fernando), gestionado por la Asociación de Vecinos 'La Axerquía', merecedor del título de Cita Clásica. La programación de este año, de junio a agosto, ha abarcado varios ciclos —en colaboración con Ingeniería Sin Fronteras, el Ateneo de Córdoba o el videoclub Fuentes Guerra— y títulos como 'Nader y Simin, una separación' o 'Los idus de marzo'. Acceso gratuito, cena traída de casa y sillas de plástico apiladas por los asistentes, desde cinéfilos en peregrinación a vecinos en su cita fija.
Dejando atrás la ciudad, cerca de la barriada periférica de Villarrubia, el alojamiento de turismo rural Cuevas del Pino repite este año su Cinecuevum: películas, en este caso, de humor o para todas las edades. Su programación, también gratuita, se despide el jueves 12 de septiembre. La cueva, un escenario mágico cuya temperatura se mantiene a 22 grados durante todo el año y que en otras ocasiones alberga conciertos o talleres de yoga, obliga al abrigo y ofrece en su barra bocadillos, refrescos, cerveza y limonada natural para aliñar el metraje.
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