De Copenhague al pueblo pesquero de Dragør

A solo 12 kilómetros del centro de Copenhague se encuentra un idílico pueblecito pesquero con mucho encanto: Dragør. Hasta allí se llega fácilmente en el autobús 350S de Nørreport o incluso en bicicleta.

Dragør se fundó en el siglo XIV, después del hallazgo de enormes bancos de arenques que fueron una mina de oro para el país y que hicieron de este lugar un importante foco comercial en el estrecho de Øresund. El centro del pueblo es el puerto, con sus barcos pesqueros, yates y la torre de vigilancia. En verano, a la hora de comer, se llenan de gente las terrazas de los cafés y de los restaurantes junto a los muelles.

Muy cerca del hotel Strandhotellet, con vista al mar, se erigió en 2003 una lápida conmemorativa de la acción de rescate llevada a cabo en 1943 para poner a salvo a los judíos daneses en Suecia durante la ocupación nazi.

Al principio del puerto está el Museo de Dragør, con una exposición de barcos en miniatura. Y, justo al lado, en una casita de madera, se encuentra la Oficina de Turismo, donde informan sobre diferentes paseos guiados por el pueblo. En los muelles hay también un ahumadero que vende deliciosos arenques y otros pescados.

Siguiendo a la derecha, se llega a Dragør Fort, un fuerte de 1910 construido en una isla artificial. Hoy funciona como centro de conferencias con restaurante y hotel. Desde la fortaleza hay una magnífica vista sobre Øresund y el puente que une Dinamarca con Suecia. Además, justo al lado del fuerte hay también una playa de la que se puede disfrutar en verano.

El pueblo tiene una calle peatonal con todo tipo de tiendas. Personalmente, prefiero deambular por los apacibles callejones adoquinados y mirar las casas amarillas con techo de paja y los jardines con malvas reales. Ese es el encanto de Dragør.

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