Costa del Sol, comienza la fiesta
Mojitos, música ‘chill out’ y espetos. Los mejores clubes de playa, chiringuitos y restaurantes junto al mar inauguran la temporada
En la película El nadador, Burt Lancaster braceaba por las piscinas del barrio saludando a sus vecinos. Un trasiego que podría realizar cualquier bañista transeúnte por la Costa del Sol engarzando establecimientos muy bien equipados en los que la risa acompaña a la sorpresa. Hay chiringuitos de espeto (las sardinas en verano es cuando más jugosas están). Y escenarios chill out de tramoya balinesa-tailandesa, así como algunos de los beach club más glamurosos de la Península.
De acuerdo que estos arenales andaluces lucen en general densamente urbanizados y que la renovación de muchas licencias de chiringuitos está condicionando las aperturas. Pero todo lo suple tanto el clima impagable como la gracia inequívocamente malagueña que da pie a mil historias únicas.
Los precios entre la Costa de Sol oriental y la occidental varían sustancialmente: desde los tres euros de la hamaca individual del Saböa Beach Club de Torre del Mar a los 125 euros diarios de la cama triple (toallas para tres incluidas) para tumbarse al sol en el Nikki Beach de Marbella. El resto del presupuesto depende de lo que se consuma.
Marbella
Marbella es, junto con Ibiza, la marca española más internacional en cuanto a divertimento litoral. Ingleses, norteeuropeos, cada vez más rusos… El primer sector costero según se llega desde la capital es el más arenoso. En Elviria nos toparemos con el hedonismo del Nikki Beach, lo que sería un tres estrellas Michelin en el universo de los clubes playeros. Cadena internacional que cumple diez años en Marbella con su sucesión de camas aterrazadas hasta casi besar la orilla. Mañana se celebra aquí la Cuban Mojito Party.
Seguimos camino. En la A-7 haremos un cambio de sentido en Rosario para conocer el Bono’s Beach. A sus camas con sombrillas las escoltan dunas bien colonizadas, y hacen faltan casi cincuenta metros para que el agua cubra. Los fines de semana todo gana vidilla con el saxofonista o la cantante, al tiempo que fluyen los daiquiris de fresa bajo el patio andaluz del que penden bolas de espejos. Sus precios —de la carne gallega al atún— fluctúan dentro de los márgenes razonables…, ¡y dispone de aparcacoches gratuito!
Retomamos la A-7 hacia Málaga capital. Tras la gasolinera Repsol, giramos por el primer desvío. Por la pista de tierra alcanzamos el Ranchón Cubano, situado en una de las playas marbellíes mejor preservadas, la del Real de Zaragoza. El suyo es un modesto chiringuito en el que a las cinco deja de servir comidas en favor de una marea de bailarines de salsa, merengue y bachata elevando la sensualidad que ya de por sí desprenden biquinis y bañadores. La receta del mojito es la misma que usa la habanera Bodeguita del Medio. Por exigencias medioambientales veremos este entramado de bambú en 2014 retranqueado 60 metros.
Situado en el paseo marítimo, cerca del hotel Coral Beach, el Café del Mar (kilómetro 176 de la A-7) sigue implantando los valores ibicencos en Marbella. Exclusivos clubes de playa poseen además los hoteles Marbella Club y Puente Romano.
En Puerto Banús encontraremos exclusividad náutica. Aparcando en la avenida de las Playas del Duque bajamos al Ocean Club. Brisa marina, sol y buenrollismo son los ingredientes que burbujean en la piscina de mil metros cuadrados, de agua marina en un 40%. Bien separadas camas con sombrilla o dosel balinés; camareros fashion que despachan mojitos de espuma de mango o de lichis y maracuyá, y mucho norteuropeo devoto de las fiestas piscineras. Si en el Nikki Beach el día grande es el domingo, en el Ocean Club es el sábado.
El Salabeach es vecino del Ocean Club, por lo que merecen lecturas comparadas escudriñándolos desde el paseo marítimo. En esta piscina se tienta a jóvenes en abigarrado bullicio con decoración vivaz al gusto tailandés, budas incluidos. Hoy viernes es el día del funky, aunque su mejor fiesta para clubbers es la llamada Lovejuice (la primera, el 29 de junio). Otra buena idea es tomar la primera copa de la noche en la disco Aqwa Mist.
Estepona y Casares
Algunos negocios esteponeros se anuncian como si estuvieran en Marbella. Para llegar al Puro Beach desde Marbella, cambiar de sentido en el kilómetro 157. De paso podremos tomar un café en el Kempinski Hotel Bahía y echar un vistazo a su piscina inundada de vegetación. Retomar la autovía durante 600 metros y salir hacia la Escuela Andaluza de Arte Ecuestre. Enseguida vemos el Puro Beach Marbella, deslumbrante piscina con vistas a Gibraltar, morada de una clientela casual-chic que se deja mimar por los ritmos deep house y el airecito moviendo las ramas de las palmeras, sintiendo el olor a Mediterráneo. Aquí se viene a relajarse en camas o sillones-sofás de aire marroquí-tailandés atendidos por camareros de uniforme cool. Hasta bodas playeras se organizan. Lo que caracteriza su restauración es el sushiman Suangh Shie: la delicadeza del sushi de coco está a la altura del goloso más ávido. Los viernes de julio y agosto imparte talleres de elaboración.
Seguimos por la A-7 en dirección hacia Málaga. Unos 800 metros después del cartel indicador del Sonora Beach hay que tomar el vial bajo el paso elevado. Quien se halle en la urbanización Hacienda Beach, que cante bingo. Será la playa Arroyo de las Cañas la que nos presente el estiloso chiringuito traído de Bali. Calificar el Sonora Beach de jipiguay es quedarse corto, porque las actuaciones dominicales (acústicas los viernes), la coctelería (margarita de pomelo) —por no citar la comida mediterránea con toque oriental, la tienda de ropa playera o la cabaña de masajes— son servicios inusuales en este tipo de establecimientos. Momento icónico: bajo la luna llena de la próxima noche de San Juan, el encendido de la hoguera acompañado por el maestro del djembe, Nansady Keita. El día 30 llega el soul de Freedonia.
Cogemos la carretera hacia Estepona, junto a la lonja aparece el restaurante de pescado La Escollera. Más allá se encuentra el bonito pueblo de Casares. Pocos saben que dispone de costa, y casi nadie que en ella abre el Finca Cortesín Beach Club, extensión del exclusivo hotel Cortesín (reservar la hamaca). ¿Hace un original cóctel de Santos Cano junto a la piscina de horizonte aledaña a la arena blanca traída de Cádiz?
De Torremolinos a Mijas
Hubo un tiempo en que LaPlaya Summerclub era el único local del extremo de la playa de los Álamos, conocida por su juvenil y bullaguera parroquia nacional, cuando no kitesurfista. Hoy lidera en Torremolinos el corazón de la marcha nocturna costasoleña: relax diurno para el black mojito y fiestones al anochecer. En las citas de Los lunes al rock compiten bandas locales, y en el Por amor al arte se organizan cada martes lo mismo exposiciones que pases de moda. El desenfadado dúo boquerón Les Castizos Dj son el lujazo rompepistas de los miércoles. Actuaciones dominicales a las 18.00.
Más pistas en Torremolinos: echar un vistazo al mobiliario playero del Maracas, donde los jueves se imparten clases de salsa. Y el bar-restaurante Frutos ha hecho de la ensaladilla rusa un icono.
La Carihuela es playa aparte, no solo por sus policías municipales en Segway. Del pasado de chambaos de pescado frito queda, ocupando una plaza escondida, Casa Juan Los Mellizos (952 37 35 12) con el reclamo de su pescado y sus arroces. Preferible ir entre semana. Que a nadie le pase inadvertido el Beach Club Playa Miguel. Lo que no es sino elocuente ejemplo de evolución chiringuitera: de local de pescaíto en 1970 a plácidas sombras de camas balinesas, webcam, apartotel, equipo de sonido Funktion-One y tarjeta vip. Si añadimos el cuidado servicio se entiende el éxito logrado por Miguel Sierra, amigo de Julio Iglesias e historia andante de Torremolinos. Curiosas las duchas tradicionales, con regadera, barril y veleta. Aparcamiento público en la avenida de Carlota Alexandra.
Sin salir de Torremolinos se puede visitar una de las zonas de locales de ambiente gay más sonadas de España que se concentra en La Nogalera.
Y pasamos a una propuesta completamente distinta. Junto al parque de la Paloma, ya en Benalmádena, Selwo Marina tiene el único delfinario de Andalucía, donde acaban de inaugurar un nuevo hábitat para bañarse entre leones marinos.
Y de ahí a la terraza veraniega del hotel Sunset Beach Club, el Salitos Bar, cuyas velas-parasoles rozaran la escollera. Celebremos su acreditada nocturnidad (abre de 18.00 a 4.00) con tinto de verano granizado.
Quien busque tenderse a puro cuerpo deberá llegar pronto a la caleta que gestiona la asociación naturista Benalnatura, cerca del restaurante La Viborilla (952 56 01 62). Este verano, por su 40 cumpleaños, hacen un regalito, a veces gastronómico, a los clientes. Interesa el arroz al gusto porque los ingredientes los sugiere el comensal.
Rebasada la rotonda de los elefantes, salimos por la derecha en la siguiente rotonda y buscamos aparcamiento (difícil) cerca del chiringuito El Califato. Al lado está la casita como de juguete de La Cubana, que da nombre oficioso a la playa de Carvajal. Aunque la realidad sea gris, este chiringuito se viste con una amplia paleta de colores, los que tiñen hasta las sombrillas. Sentarse en sus sofás reciclados con una piña colada equivale al tranquilo disfrute de la Costa del Sol. Sin postureos. Refugio o idilio en sí mismo, abre de sol a sol (carece de iluminación nocturna). Su fuerte son los zumos y la hamburguesa casera con parmesano, rúcula y crema de trufa. A las 21.30, el Vamos a la cama de la Familia Telerín anticipa el cierre.
Otra carta, esta vez de espeto y frituras, la ofrece a unos dos kilómetros, ya en Fuengirola, el chiringuito Los Náufragos. En un registro diametralmente opuesto está la coctelería molecular del Blackberry Lounge Café, en la playa del Castillo, sea la esterificación de gin tonic o el aire de albahaca. Buen rollito, unido a las vistas del castillo-auditorio de Sohail, aguarda en otro lugar de Fuengirola, el Bikkini Beach.
Y una pista para dejarse mimar: los chiringuitos de Mijas inauguran este 2013 servicio de masajista en la playa.
Málaga capital y Rincón de la Victoria
Imposible disociar la relación que existe entre Málaga y su producto estrella: el pescaíto, frito o a la caña. Lo preparan de fábula en el restaurante Gutiérrez Playa (952 11 89 08) del paseo marítimo Antonio Banderas. Nadie puede resistirse a los calamares espetaos de El Litoral, situado donde toca a su fin el término municipal malacitano, en Sacaba Beach (de nuevo, el gracejo autóctono).
Las casas de pescadores de los barrios malagueños de El Palo y Pedregalejo están de celebración por el indulto que recoge la polémica reforma de la Ley de Costas. En El Palo brilla desde hace tres décadas El Tintero II por la forma en que los camareros reparten las raciones voceándolas con salero y voz estentórea, cada una con su estribillo. “El ocho patas, el animal de compañía… (pausa): ¡el pulpo!” o “¡Boqueron’er Tintero, los mejoermundoentero!”. Al cliente le resta levantar la mano y al camarero contar la vajilla para calcular la factura.
Del ambiente joven y bohemio-chic se hacen lenguas en Pedregalejo. En la estupenda terraza de La Galerna se suministran bolígrafos para marcar los ingredientes que se desean en la ensalada, aunque más de uno ya venga comido de la hamburguesería Mafalda, reconocida por sus bocadillos, entre los que resalta el Mafaldón. El Periplo Playa se halla delante del chambao de barcas de jábega al que hay que acercarse con la cámara activada.
Guía
Cómo moverse
Moverse por la Costa del Sol en verano es un tour de force visto lo denso de las construcciones, el tráfico y la parca señalítica. Lo mejor será activar los navegadores y dejarse guiar por los lugareños. Pasarse una salida de la autovía A-7 supondrá una penalización de dos cambios de sentido (en caso de duda, entrar a la primera ocasión). Y aparcar según en qué locales es misión imposible: mejor ir en taxi.
Información
Otras dos citas veraniegas en la ciudad algo más alejadas del mar: el Museo Picasso albergará todo el verano una exposición referida al actor-fotógrafo Dennis Hopper. Y una sorpresa al anochecer: la terraza del AC Hotel Málaga Palacio no solo gusta por su panorámica portuaria; más aún por la impactante estampa de la catedral iluminada. Dejamos atrás Málaga dirección Este.
El Mulse de Rincón de la Victoria es paradigma de lo complicado que resulta aparcar en la Costa del Sol. Como último recurso, buscar en la cuesta de la Cueva del Tesoro. Este pub decorado con la iconografía cervecera Carlsberg lo regenta una familia hispanodanesa, y su pequeño escenario cobra vida los viernes y sábados a medianoche. Durante los jueves por la noche el vino es el protagonista en el restaurante. Si desea bajar el tataki de atún o las croquetas de jabalí con confitura de arándanos, suba a la torre almenara y regrese por el túnel del antiguo tranvía.
Para un buen cóctel vale la pena acercarse a Daiquiri Lounge, donde mezcla el bartender malagueño Hugo Díez. De idiosincrásico hay que tildar al chiringuito La Quiniela, apodado Puente Romano, en satírica alusión al fastuoso hotel marbellí (y a emplazarse al lado de un puente). Visualicémoslo: Julio Segura espeta pescado en el cauce seco del arroyo, en tanto los clientes esperan las sardinas y los voraces sentados en las orillas, hasta donde suben los camareros. A la una se coloca la tablilla donde se apunta quien desee comer.
Para terminar el periplo no han de faltar las actuaciones en vivo de los sábados (18.00) en el chiringuito Liceo Playa, de la playa Torre de Benagalbón. Mañana le toca el turno a la samba brasileña de Son Shumbera, y una batucada animará la noche de San Juan.
Torre del Mar, Torrox y Nerja
En el paseo de Poniente de Torre del Mar (Vélez-Málaga), donde el cemento queda atrás, tres establecimientos combinan restauración y un concepto lounge de los de cama balinesa, pinchadiscos y actuaciones. En el Bahía de Tanit, tranquilo chiringuito orientado a mayores de 30 años, las actuaciones tienen lugar los jueves noche y sábado tarde. Cuenta con un reservado para cenas íntimas junto al mar en el que catar el gazpacho de sandía. Más jovial es el Berebere Beach Club, equipado con sillas butterfly para escuchar a los dj en tanto se ilumina el blanco local con luces de colores. Los martes hay monologuistas y jazz los domingos.
El Saböa Beach Club alía en una casa de 3.500 metros cuadrados seis barras y tres ambientes. Mármol en el pavimento de la pista de baile. Doce tipos de paellas. Área infantil. Servicio a yates. Su menú anticrisis, por 25 euros, incluye hamaca, desayuno, aperitivo, comida, café y cóctel.
De Torrox cabe mencionar el restaurante Rincón de Pepe, en la playa del Peñoncillo. Para mojitos y caipiriñas, muchos buscan la compañía de las vacas de poliéster del chiringuito Mambo (acceso por hotel Iberostar).
Nerja tiene en La Parrala de la playa de Burriana una clara referencia para los mayores de 45 años. No en vano Paco Ortega, Ayo, sigue guisando paellas multitudinarias desde antes de que saltara a la fama con su chiringuito por salir en la serie televisiva Verano azul (incluso protagonizó el capítulo ‘Pancho Panza’, revisable en YouTube). Ayo, nerjeño muy cordial, luce espinilleras de cartón para protegerse del fuego. Puede repetirse paella siempre que uno se levante y se acerque con su plato. Y quien odie las multitudes, que apueste por el merendero Moreno. Indispensable caminar antes la cueva de Nerja.
Para comer brochetas en el chiringuito de —otro— Francisco Ortega en la playa virginal de El Cañuelo es obligado dejar aparcado el coche y subirse en el kilómetro 302 de la N-340 a las camionetas que desde las 10.00 transportan a los veraneantes a la playa. El local se singulariza por su piedra labrada oculta por una vegetación lujuriante.
{ "active": true, "code": "187438", "elementType": "offerExtension", "id": 51, "name": "MALAGA", "service": "tripadvisor" }
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.