Marsella 'connection'
Cientos de eventos y una renovada fachada marítima para la capital cultural europea de 2013
¿Se habrán vuelto locos? Miles de gargantas aullando en plena calle, un sábado 12 de enero a las siete de la tarde, arropadas por el bramido de las sirenas del puerto y las campanas de las iglesias... No fue locura, sino el grito coral (Grande Clameur) que inauguraba la capitalidad cultural europea Marseille-Provence 2013. Con 2.500 años de historia, nacida del Mediterráneo, Marsella presenta en la misma moneda un perfil marinero y otro terrenal. Una urbe de casi 900.000 habitantes que, por años y aconteceres, pero también por su enclave geográfico, es cosmopolita, multicultural; si uno se pierde en ciertas calles del barrio Le Pannier, envuelto solo por rótulos árabes, puede pensar que se encuentra en una ciudad magrebí.
Hay un matiz importante en este reinado anual. El título de capital cultural lo ostenta Marseille-Provence 2013. No hay que olvidar el guion y la segunda parte: el proyecto cultural aglutina a un centenar de comunas provenzales. Marsella no se ve como una ciudad medieval acotada por murallas, sino como una moderna conurbación, un suma y sigue. Es más, a la movida cultural han sido invitadas urbes próximas como Nimes o la corsa Bastia. Otra buena ilustración de ese espíritu abierto es el simpáticamente llamado GR®2013, o sea, el Centro Pompidou ambulante; primer museo nómada que, bajo unas carpas del arquitecto Patrick Bouchain, acerca a pueblos y ciudades periféricos matisses, picassos o braques de la colección parisiense.
Con estas premisas, y con una claridad muy cartesiana (faltaría más), la capitalidad cultural se proyecta a partir del hilo conductor del Mediterráneo. En un plan fragmentado en tres episodios. El primero, que va de enero a mayo, se titula Marseille-Provence acoge al mundo. Y hace hincapié en la tradición local de hospitalidad, no solo hacia las personas, sino también hacia los nuevos territorios del arte. Los proyectos concretos pueden verse en el programa oficial de casi cuatrocientas páginas, también accesible a través de la web www.mp2013.fr (en Agenda / Le Programme Officiel).
El segundo episodio, titulado A cielo abierto, abarca de junio a agosto, y aprovecha la bonanza estival para el contacto con la naturaleza, los espectáculos y conciertos al aire libre, los festivales de verano (en Aix-en-Provence, Arles, Salon-de-Provence, Gardanne, Camargue, además de la propia Marsella).
El tercer episodio, de septiembre a diciembre, se intitula Marseille-Provence de los mil rostros y se recoge en la intimidad de los paisajes otoñales, el arte de vivir, las cocinas ribereñas, las nuevas escrituras, las obras y figuras emblemáticas del arte y del pensamiento mediterráneos. Al proyecto le han salido respondones, artistas que se han organizado a su bola en una especie de plan B o programa off (lo cual, por cierto, recuerda al Fringe del Festival de Edimburgo, contestatario en su origen y ahora perfectamente digerido en el guion oficial).
Dejando a un lado el mareo de eventos y propuestas (más de medio millar) y a la espera de lo que den de sí, lo que prende ya en la retina es lo que, en cualquier caso, se va a sacar en limpio: la regeneración urbana (sobre todo en la fachada marítima) y los nuevos espacios de ocio y encuentro. La joya es, sin duda, el Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo (Mucem), un sencillo cubo de cristal, a orillas del mar, recamado por una rejilla con caligrafía de arabesco, que abrirá sus puertas en mayo; el arquitecto local Rudy Ricciotti ganó a proyectos de Rem Koolhaas o Zaha Hadid.
Importante también la apertura del tinglado J1 del puerto como espacio cultural. Igualmente impactante resulta la Tour-Panorama, dentro del renovado espacio de La Friche (antigua fábrica de tabacos) en el barrio obrero Belle de Mai. La Villa Mediterranée, del milanés Stefano Boeri, también junto al agua y con aspecto de trampolín, recuerda a algunos edificios de Koolhaas en Rotterdam o Pekín. Habría que mencionar además el Fonds Régional d’Art Contemporain (FRAC), el Musée Régards de Provence (en un ambulatorio de 1948 que atendía a inmigrantes en el puerto), el Museo de Historia y del Puerto Viejo (Centre Bourse), el Centro Luc Besson, la ampliación del Museo Granet (en Aix-en-Provence)...
Compartir el sur
Marsella ha disfrutado de la mauvaise réputation (la mala reputación) que cantaba Brassens. Por culpa del cine (¡el tópico del clan de los marselleses!) y también de la literatura (al despertar sigue allí el dinosaurio de If, el islote donde rumió sus venganzas un Conde de Montecristo desempolvado por Depardieu de los feuilletons). Marsella, que no es una ciudad sola, que es un trocito de Provenza, quiere dejar claro su carácter amigable, positivo, abierto al diálogo de las dos orillas o, como reza bellamente su declaración de intenciones, dispuesta al partage des midis, algo que podría traducirse como “compartir el sur”. Con toda su mixtura, su diversidad, su complejidad. Hasta su confusión. Ya que “si el mundo fuera claro, el arte no existiría”; lo dijo un mestizo prendido a las dos orillas, Albert Camus, que tiene casa en Aix y que hubiera cumplido ahora los cien años.
Guía
Visitas
Información
» Mucem (www.mucem.org).
» La Friche (www.lafriche.org).
» Oficina de Turismo de Marsella (www.marseille-tourisme.com; 0033 4 91 13 89 00).
» Marseille Provence 2013 (www.mp2013.fr)
» Turismo de la provincia de Provenza-Alpes-Costa Azul (www.tourismepaca.fr).
» Turismo de Francia (http://es.franceguide.com).
{ "active": true, "code": "187253", "elementType": "offerExtension", "id": 16, "name": "MARSELLA", "service": "tripadvisor" }
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.