10 barrios encantadores
Distritos con tirón y apartados de las rutas turísticas, desde París a Hong Kong
Son calles de grandes ciudades como Nueva York o Buenos Aires no demasiado renombradas en las guías, donde sus habitantes permanecen a salvo de la gran masa turista y guardan al viajero más curioso un buen puñado de sorpresas: desde bares de chobab (sushi) y kimchi en Toronto hasta un tranquilo barrio bohemio en Tokio, repleto de galerías de arte y tiendas de segunda mano, a solo dos paradas del frenético ajetreo de Shibuya.
01 El otro Montmartre
Belleville, París
Ubicado en la segunda colina más alta de París, parece un Montmartre alternativo donde no hay que soportar hordas de turistas para poder disfrutar de impresionantes visitas de la ciudad. Se aconseja comprar comida (argelina, china o francesa) en la Rue de Belleville los martes y viernes, e ir de pic-nic al tranquilo parque del barrio. Esta zona del noreste de la urbe, cuna de la mítica cantante Edith Piaf, es hoy una zona multicultural a la que desde 1920 han llegado muchísimos inmigrantes de todas partes. Sus calles adoquinadas están llenas de panaderías norteafricanas, locales para fumar con narguile, casas ocupadas por artistas y bares asiáticos.
El emblema del barrio es el mercado al aire libre que se celebra cada martes y sábado en el Bulevard de Belleville. Un parque ocupa la colina del barrio, ofreciendo una vista realmente impresionante de París. Se puede llegar en metro hasta Belleville, Pyrenées o Jourdain. Se dice que Edith Piaf nació en la farola de las escaleras de la Rue de Belleville.
02 Un viaje a Corea... en Canadá
Koreatown, Toronto
Toronto es la ciudad más multicultural del mundo (así figura en algunos rankings). Podemos dar una auténtica vuelta al mundo paseando por sus desconocidos barrios étnicos, y uno de los que no defrauda nunca es Koreatown. Para cambiar de continente basta con tomar Bloor Street hacia el oeste y dirigirse más allá del Bloor Cinema y los almacenes Honest Ed. El barrio es un cuadrilátero entre Christie y Bathurst St. Los indicadores bilingües de las calles orientan hacia los bares de chobab (sushi) y las cantinas que sirven kimchi; también se puede entrar en el PAT Central Market, un supermercado con verduras exóticas y bibimbaps (literalmente “comidas mezcladas”). Por la noche, hay que acudir a un noraebang, un bar con karaoke de estilo asiático que dispone de reservados. El mejor momento para visitarlo es el primer fin de semana de junio, cuando se celebra el Dano Festival, con danzas coreanas, música y artes marciales.
03 Bohemios a orillas del Meguro
Naka-Meguro, Tokio
Durante los ataques aéreos de la Segunda Guerra Mundial, los tokiotas desesperados se lanzaban al río Meguro. Hoy acuden a las cafeterías y a las tiendas la moda que ocupan sus orillas. Puede que los fantasmas bélicos ronden por este distrito del centro-sur de Tokio – a dos paradas del cruce de Shibuya- pero sus habitantes miran hacia delante. Tras unas décadas de decadencia, ahora es uno de los barrios tomados por los jóvenes bohemios recién graduados que buscan alquileres baratos. Está lleno de galerías de arte y tiendas con artículos de todo tipo, también de segunda mano. Es un buen sitio para conocer los restaurantes a los que van los auténticos tokiotas, fuera de circuitos turísticos, como el Kushiwakamaru, perfecto si te gusta el yakitori.
Los puntos de visita obligada en el barrio son el templo Daien-ji, el Meguro Museum of Art y el extraño Museo Parasitológico. El primero, entre árboles, data de 1615 y es muy fotografiado. El Museo de Arte apuesta por los artistas locales pero también acoge exposiciones internacionales de altura. El parasitológico es, probablemente, uno de los más desagradables del mundo. La pieza más repugnante es una tenia de 8,8 metros de largo que vivía en el cuerpo de un hombre de Yokohama. Original, sí, pero también prescindible. Más allá de tan peculiar muestra hay otro barrio de diseño muy prometedor, el MISC.
04 Espíritu kiwi, en un solo barrio
Waitakere, Auckland (Nueva Zelanda)
Aunque forma parte de Auckland, su ambiente no tiene nada que ver con el del resto de la urbe neozelandesa. A veinte minutos en automóvil del centro, Waitakere condensa lo mejor del país, pero de forma absolutamente relajada: playas de arena blanca perfecta para hacer surf, una selva virgen para pasear, colinas que permiten practicar senderismo y pequeñas bodegas para brindar por encontrarse en este lugar. Se puede echar un vistazo a las obras de arte del mercado Titirangi el último domingo de mes, o comprar frutas y verduras frescas en algún puesto de la carretera. También es posible correr una maratón (www.waitakerehalf.co.nz), realizar una excursión por la cordillera de Waitakere o relajarse en la legendaria playa de Piha (www.piha.co.nz). A los habitantes de esta zona de la ciudad se les conoce como westies y son todavía más tranquilos y eco que el resto de los ciudadanos de Auckland, que ya es decir.
05 Relax multicultural en Brooklyn
Williamsburg, Nueva York
El paraíso de los hipsters, con almacenes y naves industriales reconvertidos en lofts. Los músicos que pululan por los bares de la Bedford Avenue confraternizan con la inmigración puertorriqueña, italiana y judía, lo que crea en esta zona de Brooklyn un ambiente relajado y cosmopolita. Desde Manhattan se puede cruzar a pie el puente de Williamsburg y deambular por sus galerías de arte (60 como mínimo), tiendas de discos y restaurantes étnicos. Como experiencias del barrio recomendamos probar la cerveza de la Brooklyn Brewery (la última que queda de las muchas que antes había en este barrio), asistir a los conciertos al aire libre en la piscina de McCarren, o dar clases de trapecio en el Streb Laboratory. Para espíritus algo más convencionales, los Busch Gardens (www.buschgardens.com) son un parque de atracciones muy representativo.
06 Curiosidades decimonónicas
Crystal Palace, Londres
A mediados del siglo XIX, el Crystal Palace transformó el sureste de Londres. Hoy todavía da nombre a este barrio del este de la ciudad. El palacio de cristal fue un gran edificio construido totalmente con vidrio, erigido originalmente en Hyde Park e inaugurado en 1851 con motivo de la primera gran exposición de Londres; alojó los últimos avances en tecnología y productos autóctonos exhibidos por las naciones participantes. El edificio medía 92.000 metros cuadrados y cuando la exhibición terminó, fue trasladado al este. En 1936 se quemó totalmente pero el parque que lo rodeaba aún alberga un laberinto, un escenario y las primeras figuras de dinosaurios del mundo, que suscitaron controversias en su época. Fuera de los jardines, este barrio está lleno de cafés acogedores, restaurantes y rarezas como un atienda de reptiles y un mercado de artículos antiguos de todo tipo. Lo mejor son las vistas panorámicas desde Westow Hill.
Se llega en tren desde las estaciones de Victoria o London Bridge hasta la de Crystal Palace; se puede caminar desde el Támesis por la Green Chain (www.greenchain.com).
07 Tangos alternativos
Boedo, Buenos Aires
Los espectáculos de tango de La Boca y San Telmo se llenan de turistas; es preferible seguir a los porteños dos barrios más allá, hacia el sur, para disfrutar de algo más auténtico. Boedo quedó inmortalizado en la letra de Sur, el tango preferido de la ciudad, y en sus cafés actúan los intérpretes más seductores. Es una zona con un interesante pasado político, ya que en la década de 1920 los escritores de izquierdas se reunían en sus cafeterías. El visitante puede revivir el viejo mundo del tango caminando entre sus típicas casitas de hace un siglo y visitando Las Violetas, un café de 1884 con ventanales de colores que se encuentra entre los más bonitos de la ciudad.
Boedo nació como un típico barrio de obreros que se hizo conocido a través de la literatura social; contó incluso con un grupo propio de escritores (el llamado Grupo Boedo). Se fue desarrollando en torno a la avenida del mismo nombre y todavía hoy sus casas antiguas contrastan con los modernos edificios del resto de la ciudad. A pesar de que muchos tangos hablan de Boedo, es uno de los barrios más jóvenes y alternativos.
Una vecina de Boedo, Susana García, ha creado la web www.boedomas10.com.ar, que incluye los mejores cafés y escuelas de tango del barrio, entre otras atracciones.
08 Un barrio alternativo
Observatory, Ciudad del Cabo (Sudáfrica)
En un país dividido en el pasado entre blancos y negros, Obz representaba un territorio neutro. Durante el apartheid, este barrio periférico era uno de los pocos donde las dos razas convivían en sus numerosos bares y cafés animados por estudiantes de la cercana Universidad de Ciudad del Cabo. Hoy es un barrio joven, sobre todo de universitarios y artistas, en el que los grafitis adornan sus muros desconchados y abundan las actuaciones de nuevos grupos musicales. En el Observatorio Astronómico se puede contemplar el cielo dos veces al mes (el segundo y cuarto sábado) a través de sus potentes telescopios; para entrar hay que esperar junto a las columnas situadas frente al edificio principal. www.saao.ac.za
09 Escapada georgiana
Balmain, Sidney
Este barrio está a 10 minutos en ferry desde el muelle Circular Quay, bajo el Harbour Bridge (puente del Puerto), apartado del ambiente del centro y con carácter propio. Es uno de los distritos periféricos más antiguos de Sidney, con mansiones georgianas y casitas de hierro y arenisca, aunque hoy también cuenta con modernos cafés y galerías de arte. Los peculiares mercados de los sábados, situados junto a la iglesia de Saint Andrew, ofrecen desde alimentos asiáticos a velas de pachulí. En el cercano Pyrmont, antes del amanecer, se puede asistir a la curiosa experiencia de la venta a gritos de los cangrejos, ostras y langostas del lugar (Ibacus peronii) en el mercado de pescado de Sidney. En el parque Elkington nos podremos bañar en los renovados Dawn Fraser Baths, para después divertirse en el Monkey Bar (www.monkeybar.com.au) de Darling Street.
10 Nuevos aires en las viejas imprentas
NoHo, Hong Kong
El SoHo está desfasado en comparación con el NoHo. Situado al norte de Hollywood Road tras los enormes edificios de cristal y acero de la isla de Hong Kong, se expande en torno a Gough Street. Esta es la zona donde se situaban antiguamente las imprentas de la ciudad y algo queda de su aire tradicional, aderezado ahora con algunos toques de modernidad. Aquí encontraremos tiendas de calzado a medida, joyerías, galerías de arte y buenos restaurantes, muchos de ellos con terrazas al aire libre. Se puede empezar por el restaurante mediterráneo Lot 10 de Gough Street. Para presupuestos más modestos no faltan los puestos callejeros antigua sede de las imprentas de la ciudad aún conserva su aire tradicional que preparan sopas económicas a partir de antiguas recetas. NoHo es también la zona de Hong Kong más frecuentada por los turistas homosexuales.
Estas ideas y otras para conocer barrios desconocidos y encantadores del planeta se pueden encontrar en la guía 1000 lugares únicos de Lonely Planet, publicada en español por GeoPlaneta.
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