Cine sobre ruedas en el centro de Los Ángeles

Es la imagen de América. La que nos vendió Grease o American Graffiti. La cultura del Drive-in. Ver cine desde el coche, arropado en la intimidad de tu vehículo aunque sea rodeado de extraños en otros automóviles. Un concepto retro y prácticamente desaparecido en Estados Unidos menos a las afueras de algunas pequeñas localidades perdidas. O en el corazón de Los Ángeles. Porque en el aparcamiento de la cuarta con Broadway, en el segundo piso, todos los viernes tienes la oportunidad de disfrutar de esta experiencia que vivió su momento más álgido en la década de los 50.

No será la mejor proyección en la que has estado, hecha contra una pantalla inflable y con el audio que sintonizarás en tu radio. Pero seguro que es la más divertida, con una programación de clásicos que cada San Valentín pone Sid & Nancy y que el resto de los días, durante todo el año, alterna esos títulos de los que nunca tienes suficiente como The Big Lebowski, Pee Wee Herman, La princesa prometida o Pulp Fiction. La entrada cuesta 10 dólares por persona (12 en la puerta) pero puedes llevar tu propia bebida y tu cesta del Oso Yogui con la merienda para unos pases que comienzan a las 7.30.

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¿Qué se te ha olvidado la comida? Un parpadeo con las luces y las chicas del Angel City Derby te acercarán en patines las palomitas o los nachos. Y si no tienes ruedas (algo que parece imposible en LA) no importa. Devil’s Night Drive In también acepta paseantes o ciclistas. Para ellos, y para el que no se quiere quedar en el coche y prefiere la proyección al fresco, está acotado ese césped surrealista que en medio del parking quedará rodeado del medio centenar de coches que allí caben y desde donde podrás ver la película. Al fin y al cabo el filme es la excusa para pasar un buen rato, socializar y hasta echarse un baile, porque Morgan Hirby Night, el hombre detrás del Devil’s Night Drive In, también es dj. Pero eso sí, cuando acaba la proyección, el aplauso, a mano o a golpe de cambiar las luces contra la pantalla y algún claxon que otro, confirmará lo mucho que nos ha gustado.

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