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DORMIR

Descanso ducal

LAS CASAS DE LA JUDERÍA, un laberinto de pasajes y patios en Sevilla

Uno de los patios de las Casas de la Judería.
Uno de los patios de las Casas de la Judería.Harry Macías

Desde la calle de Santa María la Blanca apenas se intuyen unos arabescos, unas siluetas vagas, al otro lado de las puertas acristaladas y las celosías. En este regazo de la acera, un tapial encalado con ventanas incrustadas al aliguí guarda uno de los incontables secretos que sustentan el misterio de Sevilla. Ni siquiera cabe hacerse una idea de todo lo que se esconde detrás de las mirillas. Solo el 19º duque de Segorbe, Ignacio Medina y Fernández de Córdoba, podía haber imaginado la secuencia de arcos, patios, pilastras y fuentes en que acabarían convirtiéndose sus 27 casas del barrio judío, hilvanadas con el tiempo para configurar un resort (complejo) urbano de 18.000 metros cuadrados y 141 habitaciones... ¡en pleno centro!

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Alguien se ha referido a estas viviendas históricas, levantadas la mayoría durante el siglo XV, como una verdadera ciudad dentro de la ciudad. Porque no es solo el laberinto de patios, escaleras y pasadizos el que la configura, sino el entramado original de callejas públicas que ensortijaba las casas y les daba salida al exterior, como en toda judería. También el frescor que se desprendía de sus rellanos, arcadas superpuestas y pavimentaciones andalusíes. El inventario de antigüedades acaudaladas por el duque es notable: ánforas, botijos, estatuas romanas, pedestales, muebles de todas las épocas...

Es cierto que el aparente encanto de su arquitectura queda muy disminuido por la elevada capacidad de alojamiento que ofrece el caserío, pese a la disciplinada amabilidad del servicio. Su mantenimiento se resiente algo en las zonas de mayor uso, quizá por las complicaciones que presentan sus múltiples vericuetos y por la semipenumbra en que habitan sus instalaciones (en el verano sevillano, el frescor obliga). El patio central, más allá de la entrada, atrae las miradas de quien se hospeda. Hacia adentro, el patio de los Padilla, preñado de naranjos y damas de noche. Se atraviesa la antigua casa-palacio de los Zúñiga, desde cuya azotea se divisa la Giralda.

Habitación del hotel sevillano.
Habitación del hotel sevillano.Harry Macías

Por todas partes aparecen habitaciones sin orden, en una sucesión jeroglífica que no todos los menestrales conocen. Distintas unas y otras, confortables para los cánones de la hotelería con encanto, mitad auténticas, mitad sobredecoradas... y enfáticas, especialmente La Cuba, donde residió Stephen King.

Si no fuera de verdad la judería, y si Sevilla no fuera Sevilla, el alojamiento no pasaría de ser reconocido como un hotel temático del arábigo andalucismo.

Descanso ducal

Categoría oficial: cuatro estrellas. Dirección: Santa María la Blanca, 5. 41004 Sevilla. Teléfono: 954 41 51 50. Fax: 954 41 51 70. Internet: www.casasypalacios.com. Habitaciones: 118 dobles con calefacción, aire acondicionado, wifi, TV satélite, minibar, secador de pelo. Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, animales domésticos prohibidos. Precios: desde 99 euros, con IVA, la doble; desayuno, 19 euros; oferta 4×3 (pague 3 noches y alójese 4). Puntuación: 6,5

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