Las playas más raras del mundo
Una bolera gigante; de color rosa caribeño o con un glaciar al fondo. 10 arenales singulares
Hay playas de caramelo, negras como el carbón o blancas como la nieve. Hay playas hechas por los trols y otras a base de electrodomésticos viejos pulverizados… en el mundo hay playas muy raras y estas son algunas de ellas. Lonely Planet ha seleccionado diez de las más sorprendentes.
01 Una bolera de piedras y arena
Bowling ball beach, California, EE UU
Su nombre lo dice todo: Bowling Ball Beach es una playa con bolas de piedra de más de un metro de diámetro que forman largas hileras junto a la costa, como si fueran la pista de bolos de algún gigante. Esta playa californiana, situada en el condado de Mendocino resulta más llamativa por su arena verde y sus mareas evanescentes que por las propias rocas, que se ven mucho mejor con bajamar. La gente viene sobre todo para practicar surf, pescar, hacer picnic o simplemente para ver puestas de sol. Bowling Balls está en la Mendocino Coast. Para llegar en automóvil, hay que tomar la Highway 1 y salir por la Schooner Gulch Road.
02 Una (bella) playa de chatarra
Glass beach, California, EE UU
Esta playa, cubierta por pequeñas piedrecitas de vidrio de colores, es un buen ejemplo de cómo la naturaleza puede convertir la basura en algo hermoso. Hasta finales de los años sesenta, por estos acantilados la gente tiraba de todo, desde coches viejos hasta electrodomésticos. Abajo, la playa se llenó de metal, cristal y desperdicios, pero el mar puso en funcionamiento su increíble maquinaria y, como una enorme trituradora, redujo y redondeó el cristal. Ahora está prohibido tirar cosas y también recoger los cristales. En la actualidad, la playa parece una tienda de piedras preciosas en la que el sol consigue un efecto espectacular al reflejarse sobre esas miles de piezas de vidrio. Está cerca de Mendocino, en el norte de California y para llegar hay que partir de Fort Bragg, después seguir por Elm Street hasta el final y luego descender por un sendero –traicionero– hasta la playa.
03 Una playa color “rosa caribeño”
Harbour Island, Bahamas
¿Son alucinaciones o es que la arena es realmente rosa? Pues si, ¡es rosa! pero tiene su explicación: las partículas de coral se mezclan con los granos de arena blanca en la costa oriental de Harbour Island, una de las islas Bahamas, a la que no le faltan (por supuesto) las típicas aguas transparentes y azules de estas latitudes. La propuesta de Lonely Planet: tomarse un cóctel en una terraza privada con vistas a estas arenas rosadas, por ejemplo, en el Pink Sands Resort.
04 Playas con glaciar al fondo
Prince William Sound, Alaska, EE UU
No siempre las playas tienen que servir para bañarnos o tomar el sol. La prueba son las del golfo de Alaska, que en su extremo más meridional parecen realmente de otro mundo: los glaciares de marea vierten al mar, el aire es frío y puro, las cumbres se reflejan en las aguas cristalinas, y la arena negra está enmarcada por colinas verdes y hielos azulados. Son playas llenas de vida en la que podremos compartir aguas y arenas con focas comunes, nutrias, ballenas, águilas y osos, serán. Lo mejor es hacer piragüismo por un glaciar, pero si lo vemos algo peligroso, siempre tenemos la opción de recorrer el glaciar en un crucero. (www.princewilliamsound.com).
05 La negra más bella
Perissa, Santorini, Grecia
Dicen quienes la han conocido que la playa de Perissa es la más bella de Santorini. Es una playa pública, con arenas negras y vigilada por la inmensa roca de Mesa Vouno, que se ilumina de noche. La playa es larga, y aunque es muy visitada no se tiene nunca sensación de agobio. Desde allí, Lonely Planet recomienda hacer una excursión, por ejemplo, a las ruinas de Tira, una ciudad antigua, a donde se puede llegar caminando a buen paso. Si se prefiere la marcha, a pocos metros de la playa está el Stelios Place, con sus terrazas blancas , su piscina y sus buenos desayunos. Otro consejo: para caminar por la playa conviene llevar chancletas, pues la arena negra retiene más el calor.
06 Acantilados con arco iris
Rainbow beach, Australia
Hay miles de playas en el mundo en las que se puede ver un arco iris espectacular, pero pocas como el que se forma en Raibow Beach, una playa cercana a Fraser Island (la isla arenosa más grande del mundo), que refleja colores rojos o verdes, pero sobre todo, un arco iris de estrías casi comestibles de color turrón, rosa, miel y crema. Dice una leyenda aborigen australiana que un espíritu personificado en el arco iris se precipitó por los riscos durante una pelea por una mujer, manchándolos con sus colores. Desde lejos la arena parece dorada, pero si se toma un puñado se puede apreciar el prisma de colores que irradia. Y hay mucho más que observar en la isla: por ejemplo, los delfines, que se pueden contemplar a primera hora de la mañana en la cercana Tin Can Bay. Lonely Planet aconseja madrugar para alimentarles personalmente (solo comen una vez al día, a las 8.00).
07 Con trols bajo la lluvia
Playa de Vík, Islandia
Islandia es una isla extraña, en la que no resultaría raro encontrarnos con trols y otros seres mitológicos (¿o reales?). Según la tradición popular, uno de los lugares donde es fácil verlos es en la playa de Vík, porque allí el sol alcanzó a unos desafortunados trols y les convirtió en las extrañas figuras de basalto que se alzan como esculturas vigilando las frías costas atlánticas. Vík está en la costa suroeste de Islandia, y presume de esta playa y también de ser el punto más meridional y el lugar más lluvioso del país. Las olas blancas bañan la arena de un negro intenso, como una playa vista en negativo, mientras que al fondo centellean los acantilados verdosos. No hay mucho más que ver en Vík, pero es un punto de paso imprescindible ya que se encuentra en la ruta principal de circunvalación de la isla (Ring Road). El alojamiento en Vik es escaso. Se puede probar en el hostal local.
08 Una playa custodiada por guerreros de basalto
Calzada de los gigantes, Irlanda del Norte
Los de Vík no son los únicos gigantes de basalto que custodian una playa. En Irlanda también tienen los suyos, concretamente en la famosa y espectacular Calzada de los Gigantes, en Irlanda del Norte. Las erupciones volcánicas han modelado miles de columnas de basalto en precisas formas hexagonales, dispuestas como los tubos de un órgano. La mitología local cuenta que el guerrero Finn McCool y un gigante escocés, tras intercambiar a gritos amenazas por encima del mar, comenzaron a construir, cada uno por su lado, una calzada para poder alcanzarse. La geología apoya este mito: existen estructuras similares en el lado escocés. Lonely Planet recomienda no perderse, en particular, algunas estructuras como la Bota del Gigante y las Pilas de Chimeneas. La Calzada del Gigante esta cerca de Bushmills, en el condado de Antrim. El Ulsterbus 252 realiza un recorrido circular de Belfast a los Antrim Glens.
09 Roja, negra ¡y verde!
Papakolea, Hawai
Las islas volcanicas de Hawai no suelen ser blancas, porque la arena aparece mezclada con ébano negro, rojo marciano y !verde! Aunque la arena de Papakōlea no es exactamente de color esmeralda brillante, si que tiene un tono verdoso que se debe a los cristales de olivino (conocido como el “diamante hawaiano”) depositados en ella tras una erupción volcánica hace unos diez mil anos. Como los cristales son mas pesados que el resto de los materiales volcánicos, cuando las aguas arrastran a los demás componentes, la playa se vuelve todavía más verde. En el futuro, cuando el olivino desparezca por completo, la playa volverá a ser gris. Sólo se pueden encontrar playas parecidas en las Islas Galápagos o en Guam. La playa de Papakōlea esta en el distrito Ka‘u, cerca de Ka Lae (South Point), Para llegar hasta la playa, hay que caminar hasta el cono de ceniza y descender.
10 Playas que desaparecen
Chandipur, India
Los que son “del norte” presumen de playas con grandes mareas... será porque no han ido Chandipur, en el sur de la India. Aquí el mar hace un truco de magia: ¡desaparece! Con bajamar dice adiós y se retira unos 5 km (espeluznante). Mientras que esperamos a que vuelva el mar, nos dará tiempo a pasear por el lecho marino, lleno de conchas y pequeños cangrejos rojos. Aunque no suele figurar en las rutas turísticas clásicas, la visita a Orissa merece la pena, incluso si no vamos a la playa. No hay que dejar de visitar la ciudad de Puri (sagrada para los hinduistas) en junio o julio para asistir al increíble festival de Rath Yatra dedicado al dios Jagannath.
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