Calas donde solo se oyen pájaros

"Amo el mar, lo llevo en la sangre, me hace feliz mostrar la belleza de mi país y lo que más me satisface es cuando un grupo repite en mi goleta". Al capitán Nedim Danaci los 28 años que lleva navegando no le han hecho mella en el entusiasmo. "Trato a mis clientes como si fuesen parte de la familia", explica con la hospitalidad y cercanía que caracteriza a los turcos.

"Lo bueno de las goletas es que le gustan a todo el mundo", dice, acostumbrado a grupos de jubilados, familias con niños y solteros. ¿Quiénes son más difíciles a bordo? "Por lo general, al segundo día la gente está tan relajada que nadie es difícil de manejar". La edad no es un problema en el barco. "A los niños les damos todo tipo de actividades para mantenerlos ocupados y también estamos entrenados para atender a gente mayor o con problemas de movilidad". Para el capitán, lo mejor de la costa entre Bodrum y Antalya, que conoce como la palma de su mano, es que es muy variada: "Hay bahías intactas y pueblos donde la vida es todavía tradicional, ruinas históricas, hermosas playas y montañas... Personalmente, lo que más me gusta son las calas de agua clara donde solo se oyen los pájaros".

¿Qué puede decir a quien le parece un viaje demasiado caro? "Una goleta es un yate de madera, así que es caro de mantener... Cada año la sacamos del agua y pasa el invierno en el astillero para que renovemos todo el barniz y comprobemos que todo está perfecto con vistas al verano: del motor al aire acondicionado, del velamen a las toallas".