Despegar de la cama
HIGH TECH MADRID AEROPUERTO, un hotel funcional para tomar el avión
"Location" (ubicación), repetía papá Conrad Hilton cuando le preguntaban por el sine qua non de la industria hotelera. Los aeropuertos, nuevo epicentro de vida ciudadana, favorecen la aparición de una nueva generación de hoteles diseñados para el tránsito de los viajeros con horarios a veces intempestivos y necesidades básicas muy distintas de las del homo sedentario. También como pieds-à-terre de las tripulaciones. En Madrid hicieron época el Diana o el Alameda, y de cierto postín, el Barajas. Ahora que el aeropuerto ha multiplicado su capacidad con la T4, los nuevos hoteles son muy diferentes de aquellos pioneros: medianos en capacidad e instalaciones, estrictamente funcionales, con servicios automatizados, segmentos de horarios no habituales y adscritos a cadenas hoteleras muy engrasadas en rutinas quickies (el fast food del turismo).
HIGH TECH MADRID AEROPUERTO
PUNTUACIÓN: 5
Categoría: cuatro estrellas. Dirección: Galeón, 25, Madrid. Teléfono: 915 64 59 06. Central de reservas: 902 28 36 86. Internet: www.hthoteles.com.Instalaciones: garaje, sauna, piscina exterior y climatizada, 3 salas de convenciones para 60 personas, comedor Numerus Clausus. Habitaciones: 86 dobles con baño. Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, admite animales domésticos. Precios: desde 74 euros la habitación doble, desayuno e IVA incluidos.
High Tech Hoteles gestiona desde 2003 uno de ellos en los aledaños de Madrid-Barajas. Los entusiastas de esta cadena de hoteles urbanos, relativamente económicos y singulares, se llevarán un buen chasco en cuanto pisen este, dado el desgaste que la tralla diaria del aeropuerto ha generado en sus instalaciones, caducas a pesar de sus nueve años. El vestíbulo de recepción es sombrío y en circunstancias ventosas está lleno de hojarasca que el servicio no se preocupa de despejar. Un servicio escaso para el trajín que soporta el hotel. Desilusiona el ambiente sonámbulo del restaurante, comprensible a las horas en que hay que servir cenas, acuciado por el jet lag de los comensales. Habitaciones arriba, la atmósfera no mejora. Cierto es que las camas son confortables y su insonorización es buena. Pero todo necesitaría ya una renovación. Se ven desconchones y refregones en las paredes, y aun jirones de papel pintado. Hay moquetas llenas de polvo y suciedades en el mobiliario. En el cuarto de baño, separado por una mampara, la ducha funciona cuando funciona. Y el grifo del lavabo gotea, con el consiguiente rastro de humedades.
Lo positivo es su especificidad aeroportuaria. Esto es, un desayuno temprano (entre las 5.30 y las 6.45 horas), un enlace regular con el aeropuerto (desde las seis de la mañana hasta las once de la noche), prensa diaria nacional e internacional, una bicicleta estática en la habitación (por si alguien quiere desentumecer los músculos después de tantas horas de avión), un cibercorner, wifi e incluso un portátil en la habitación para los viajeros ligeros de equipaje.
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