La ciudad más bella cuando se marcha el sol
Hong Kong en siete pasos según el director de cine, Manuel Martín Cuenca, en una radiografía de una metrópoli vital que impresiona
Todas las ciudades hermosas deberían tener una ruta ideal para llegar a ellas. Una puerta de entrada que dirigiera al viajero hacia el lugar donde posar sus ojos por primera vez. A partir de ahí, el extranjero podría ser libre y sumergirse en las calles, en las atmósferas, en las sombras y en los recovecos encontrados por azar. De esa forma nuestro viaje podría ser fundado en un recuerdo: el del asombro de aquella primera vez.
Por desgracia, las ciudades modernas se atomizan y ya no queda una única ruta, ni una única puerta, ni un guardián a la entrada que nos guíe. Quedan estaciones, aeropuertos, carreteras... todas iguales en cualquier parte del mundo. Todas diseñadas por el mismo burócrata pragmático y sin alma. Son rutas que nos llevan directamente hasta el hotel donde hemos hecho la reserva y no al corazón de la ciudad. Rutas inhumanas. Pero podemos seguir siendo libres para soñar, para arrojar nuestras maletas encima de la cama y lanzarnos a la calle a encontrar ese lugar que la leyenda dice que nos está esperando. Para perdernos, preguntar y sentir miedo y excitación ante lo desconocido. Para terminar viendo la ciudad con la mirada virgen de la niñez.
Por las calles de 'Matrix', 'Blade Runner' y 'Batman'
Hong Kong me enamoró. Provocó en mí el mayor asombro que he vivido en años. Quizás porque mi mirada occidental, autosatisfecha, me hacía pensar que el centro del mundo sigue estando aquí. Hong Kong me demostró lo equivocado que estaba. Es una ciudad prácticamente reconstruida en los últimos treinta años, llena de una vitalidad y una fuerza que impresiona. Una ciudad que sigue creciendo a pasos agigantados, que se reproduce en cientos de callejones con atmósfera de barrio y que se expande en torres imponentes y centros comerciales entre los cuales hay decenas de pasadizos que surcan la ciudad. Hong Kong es a la vez la ciudad de Matrix, Blade Runner, Batman... y de las maravillosas historias de amor de Chunking Express o In the mood for love. Es la ciudad de lo grande y lo pequeño, de lo épico y lo íntimo... Y además, la ciudad de la noche. La más bella del mundo cuando se marcha el sol.
Lo que sigue a continuación es un breve esquema de las huellas de mis pasos, una pequeña radiografía de mi asombro. Siete lugares para no perderse.
01 Clock Tower
Lo que debería ser la entrada imaginaria a la ciudad es la vista de la isla de Hong Kong desde ese pequeño parque que hay junto a la Torre del Reloj en la península de Kowloon, al lado del embarcadero público. Lo mejor es llegar al atardecer y asistir al momento en el que se van encendiendo todas las luces del skyline. Es una imagen que no podrás olvidar. Desde allí puedes caminar por la avenida de las estrellas. Un paseo agradable que bordea la península de Kowloon por el sur, al lado del mar, y donde los grandes actores y actrices chinos han dejado sus huellas.
02 Centro Cultural
Entra a verlo. Descubrirás una programación estupenda: ópera china, música clásica, cine, teatro... Puedes aprovechar ese primer día para comprarte el Time Out de Hong Kong. Verás toda la oferta cultural. No te defrauda. Seguro que hay algo para ti.
03 Ferrys a la isla
Hay otras formas de pasar al otro lado de la ciudad, pero mejor hacerlo por mar. Soy de los que opinan que siempre hay que buscar la belleza. Salen de muy cerca del centro cultural, de la estación de Tsim Sha Tsui y te pueden llevar a los embarcaderos del distrito de Wanchai o de Central. Si vas primero a Wanchai visita el Palacio de Convenciones de Hong Kong. Lo verás desde el barco. Es impresionante. Desde allí puedes caminar por toda la zona y descubrir una ciudad llena de actividad. Se alternan las grandes avenidas comerciales y de negocio con los recovecos de pequeños comercios, restaurantes, masajes... Piérdete por ese distrito callejeando hasta llegar a Victoria Park. Una advertencia: la ciudad no se puede cruzar siempre al nivel de la calle. Encontrarás pasos elevados o túneles que conectan unos edificios con otros, pero que son muy interesantes.
04 Los centros comerciales
Nunca me hubiera imaginado recomendando visitar centros comerciales, pero Hong Kong me ha roto los esquemas, qué le voy a hacer. Te vas a encontrar decenas, pero recomiendo uno que está recién abierto en Langham Place, en la parte alta de la península de Kowloon. Está diseñado para impresionar... y lo consigue. Por allí podrás también pasear por los alrededores de las calles de Shanghai Street y Canton Road. La actividad es incesante y otra vez. A muy pocos metros, se alterna la ciudad hipermoderna con las esquinas donde venden comida en puestos callejeros. Allí mismo se encuentra el barrio rojo de la ciudad. Todo conviviendo. No tienes que temer, la ciudad es muy segura. Puedes caminar a cualquier hora del día y nadie te molesta. Si te pierdes siempre hay alguien dispuesto a orientarte (todo en inglés, claro).
05 Natham road
Es la calle principal de Kowloon, llena de comercios y actividad. Inundada de esos preciosos carteles chinos que sobrevuelan la calle. Cruza todo el distrito de Kwoloon, pero la parte del sur es la más interesante. A su alrededor convergen decenas de pequeñas callejas con restaurantes de todo el mundo, comercios que venden productos auténticos y falsificaciones (cada 20 metros te encontrarás a un señor que te ofrece relojes de pulsera falsos... o hacerte un traje). El primer día que estuve era de noche y estaba tan lleno de actividad que parecía el centro de cualquier gran ciudad española en plena Navidad. Pero era un lunes de una semana corriente a las once de la noche. Siempre está así.
06 Subir al Peak
Paso obligado del turista. Impresionante vista de la ciudad, te ayuda a entender cómo es su geografía. Hay que cruzar a la isla de Hong Kong (mejor al embarcadero de Central) y caminar hacia el parque. Allí te encuentras una estación de tranvía que te sube hasta lo más alto de la colina por pendientes que superan el 30 por ciento. En lo alto un nuevo centro comercial y una terraza con vistas a toda la isla y a la península. Si lo ves de noche mejor (todo lo que se haga en la ciudad de noche verás que es más hermoso). Cuando vuelvas a bajar acércate al parque, que es un jardín muy cuidado. Allí está el museo del té, donde puedes comprar cientos de variedades y entender las diferentes formas de preparación.
07 El Soho de Hong Kong
Otra vez el ferry para ir a la isla, esta vez al embarcadero de Central. Al lado están las torres del Centro de Finanzas Internacional. Puedes entrar en ellas y volver a alucinar con el poderío de lo nuevo. Y desde allí subir hacia lo alto de la ciudad caminando hasta la zona de Staunton Street, en pleno centro del llamado Soho. Calles empinadas con restaurantes, bares de copas y tiendas de todo tipo. Un viaje a otro mundo, más parecido al que describe Blade Runner. No te pierdas subir, o bajar, por Pottinger Street. Para mí, la calle más hermosa de la ciudad. Al mismo tiempo es la zona más llena de occidentales. Esa noche cené en mesa 15, en Hollywood Road. Comida almeriense del chef Alejandro.... En el otro lado del mundo, reencuentro con mi tierra. Como ves, Hong Kong puede dártelo todo.
El director de cine Manuel Martín Cuenca acaba de estrenar su película 'La Mitad de Óscar'
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