Los olivos segureños extrañan a Miguel Hernández

Miguel Hernández podría cerciorarse en el centenario de su nacimiento de que su tierra jienense de paso, musa de algunos de sus más significativos poemas, sigue siendo a día de hoy un avezado paraje poblado de olivares. Poco ha cambiado, y menos aún lo ha hecho la Sierra de Segura, escondida en la cara interior del montañoso sistema subbético. Paisaje natural de olivos y pinares que se mimetizan con las más arraigadas tradiciones culturales y gastronómicas para emocionar al visitante sediento de versos sencillos y exquisitos.

Segura de la Sierra y Orcera son dos de los trece municipios que forman parte de esta comarca de gran interés paisajístico aún por descubrir.

La reina mora se sintió segura

En la zona central de la comarca de la Sierra de Segura pasando por extensos campos de olivos centenarios se encuentra Segura de la Sierra. Con una riqueza forestal enorme y emplazado a más de 1200 metros, este municipio fue plaza fuerte de la zona en época musulmana, los ancianos del lugar aún cuentan que el nombre de la villa se lo dio una reina mora que nada más llegar dijo 'sentirse segura' en esta privilegiada ubicación.

Al deambular por las calles de casitas blancas en Segura de la Sierra el visitante se tropieza con todos y cada uno de los vestigios que la han declarado patrimonio histórico-cultural. Si se sube por una empinada calle desde la plaza principal, la de la Enmienda, se llega a la casa de Jorge Manrique, lo único que se conserva es la fachada con el escudo familiar. Cada vez más historiadores defienden que el poeta nació y pasó su juventud en esta localidad jienense. En este agradable peregrinar se toparán con las puertas de acceso a la villa, la casa consistorial o la Iglesia Nuestra Señora del Collado, de origen románico, junto a ella hay que detenerse frente a la fuente imperial, construcción del siglo XVI. Un poquito más abajo, siguiendo la calle de los caballeros santiaguistas, se encuentran los baños árabes del siglo XII, unos de los pocos baños que se conservan en la provincia de Jaén.

El castillo de Segura de la Sierra es su monumento más representativo, observa y guarda todo el valle a modo de vigía. De origen musulmán fue remodelado en época cristiana con su torre del homenaje y los muros exteriores típicos de las fortalezas medievales. Se puede acceder a él en coche aunque los últimos doscientos metros se harán a pie. La entrada cuesta 3 euros para adultos y es gratuita para los menores de 6 años.

En la Mesa Segureña se pueden degustar los tradicionales platos serranos: sopa de parto, ajoatao, asadillo serrano, ajopringue, lomo de orza, galianos con liebres y unos excelentes postres caseros. Ofrecen alojamiento desde 60 hasta 95 euros la noche para dos personas.

Orcera, provincia marítima de la Sierra lejos del mar

A tan solo siete kilómetros de Segura de la Sierra se haya Orcera, pequeño y bonito pueblo montañoso y rodeado de olivos que se independizó de Segura en 1837 y fue provincia Marítima de la Sierra hasta justo un año antes. Se puede descubir su desconocido pasado maderero, la mayoría de las maderas con las que se construyeron los barcos que salían del Cádiz decimonónico eran de aquí, en un espacio temático que se encuentra en la sala de exposiciones del Ayuntamiento. Edicifio que se encuentra junto a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Aún habiendo sido restaurada en dos ocasiones, tras la invasión napoleónica y la Guerra Civil, conserva la portada gótica del siglo XVI. Del periodo árabe, del siglo XII, se pueden visitar las tres torres de Santa Catalina. Tan sólo una está rehabilitada, el acceso a ella es libre y gratuito. Están situadas en la carretera que sube a Segura de la Sierra.

Desde la plaza de la Iglesia si se toma el coche, o se quiere hacer un agradable paseo a pie, a poco más de un kilómetro, en plena sierra se encuentra la zona de Amurjo y Los Estrechos, donde se haya una enorme piscina natural proveniente del río Orcera que vierte sus aguas en el Guadalimar, de las más grandes de la comarca y una zona de recreo en la que hay un agradable merendero y fuentes naturales. En este enclave idílico se puede uno hospedar en apartamentos rurales "Pinar de Amurjo " por unos 20 euros por persona y día.

Es necesario pasear por la parte alta de Orcera, por el casco antiguo para descubrir la arquitectura tradicional, angostas cajelluelas empinadas entre casas níveas que auyentan las temperaturas extremas serranas. En este recorrido el visitante podrá detenerse en la fuente de los chorros, una construcción del siglo XVIII que conserva el escudo de los Borbones.

Imprescindible si se quiere uno sentir realmente serrano es salir a 'ligar': tomar unas cañas o un vinito con sus abundantes tapas a la hora de la comida o la cena. Es otra deliciosa forma de degustar su sabrosa gastronomía sólo pagando la consumición. Los platos tradicionales orcereños como el 'ajopringue' de origen medieval, el 'fritao' o las 'migas ruleras' acrecentan su sabor a merced del aceite de la Sierra de Segura. Un aceite de oliva virgen exclusivo de esta comarca en la que los olivos de variedad picual son el fruto del medio natural en el que se hallan, entremezclados entre pinares de la alta montaña. Longeva profesionalización de aceituneros que levantaron los olivos.