Zambombas, salchichas y vino

El mercadillo navideño es parte del decorado de muchas ciudades europeas en estas fechas. Juguetes tradicionales, artesanía verde y roja, picoteo y vinos, coros y mucha pista de patinaje de quita y pon. Para niños y mayores.

El árbol de los cristales

En la estación de Hauptbahnhof, en el centro de Zúrich, se encuentra un mercadillo en el que destaca el árbol navideño decorado enteramente con cristales de Swaroski. Entre las diferentes casetas se pueden encontrar gorros, bufandas, velas, adornos para decorar las casas y una extensa gama de productos gastronómicos para endulzar estas fechas. Mientras los mayores compran, los pequeños pueden disfrutar del tiovivo. Muy cerca, en el patio interior del Museo Nacional de Suiza se habilita una pista de hielo para patinar y, al otro lado de la estación, más casetas navideñas en el parque de la calle Bahnhofstrasse.

Salchichas y vino para ir de compras

El mercado navideño de Gendarmenmarkt, situado en la plaza homónima de Berlín, cuenta con dos zonas: una exterior con decenas de puestos invitan con su aroma a calentarse con un vino especiado y templado, el glühwein, y la típica salchicha bratwurst; y otra en el interior -la entrada cuesta un euro- en la que recorrer las casetas que venden desde adornos navideños hasta artículos de regalo e incluso ropa de invierno. Todo ello lleno de luces y la música de fondo de un coro que ambienta el lugar.

Ponche vienés

Las casetas del castillo de Schoenbrunn marcan la pauta navideña en Viena. Este antiguo y acogedor bazar cuenta con espectáculos a diario y numerosos objetos de artesanía, así como su tradicional ponche para entrar en calor y unos dulces para acompañarlo.

Bueno, bonito y barato

La plaza de la Ciudad Vieja, en el casco antiguo de Praga, acoge cada año diversas casetas en las que sumergirse a las compras navideñas sin dejar temblando el bolsillo. Juguetes de madera, svarak (vino caliente con canela y clavo), dulces y joyas de plata y ámbar son algunas de las cosas que se pueden comprar en los stands de la capital checa. Los niños mientras pueden disfrutar de los espectáculos de marionetas o de los coros que actúan casi a diario.

Un país de duendes

Uno de los mayores atractivos del mercadillo de los jardines Tívoli en Copenhague es el País de los Duendes, una antigua villa danesa, en la que se pueden ver varios muñecos vestidos como elfos ocupados con los últimos preparativos para la Navidad o patinando, además de un tiovivo para los más pequeños. Por supuesto no falta el propio Papá Noel en estos iluminados jardines, acompañados de la música d una orquesta. Los diversos y acogedores puestos de madera bordean los estrechos caminos que serpentean por el parque. En ellos se puede comprar todo tipo de productos navideños, tanto para comer como para regalar.

Entre zambombas y pesebres

En España son muchas las ciudades que celebran mercadillos navideños, uno de los más antiguos se encuentra en la madrileña Plaza Mayor, lugar y ambiente que sirvieron para que Chencho, el menos de la Gran Familia se perdiera durante unas horas entre los diversos puestos de figuritas del belén, panderetas y zambombas, y artículos de broma y pelucas para el Día de los Inocentes. Además, de las casetas, hay un tiovivo, numerosos bares donde entrar en calor, personajes infantiles haciendo globos y, a pocos metros, un Belén de más de 600 figuras, distribuidas en los 175 metros cuadrados que ocupa, situada en la Real Casa de Correos.

Luces, árbol y... acción

Bruselas sorprende a los turistas con un gigante árbol de Navidad y las bellas luces que decoran todos los rincones de la ciudad. En este mercadillo de más de 200 puestos, que se extienden por se extiende por lugares tan emblemáticos como la plaza de Saint-Jean, el Mercado del Pescado, la calle Beurre, la Bourse, Deveaux y la plaza de Sainte Catherine, se encuentra un "mercadillo europeo" con toda clase de especialidades culinarias -incluido el chocolate y bombones por los que son conocidos-, manualidades y otros elementos para deleitar a los visitantes. Su cercana pista de hielo ofrece exhibiciones de patinadores profesionales además de estar abierta al público que quiera deslizarse por ella.

Un mercadillo para perderse

En París la fiesta se concentra en la explanada de La Défense, más de 200 puestos de su mercadillo se cuelan entre los rascacielos y el arco. Comida sabrosa y contundente de de diferentes partes de Francia y cerveza de navidad, de esa que sube con ligereza. Además, una pista de patinaje, espectáculos de marionetas, música en directo y Papá Noel.

Una tradición centenaria

En la plaza Navona de Roma se monta fiesta navideña desde hace casi un siglo. Puestos con diversas especialidades gastronómicas así como dulces y chocolate comparten espacio con los típicos adornos navideños, entre los que se encuentran figuras para el Belén y el personaje de la Befana, la bruja que cada 6 de enero llega a todas las casas de Italia con regalos para los pequeños.

Un parque de atracciones navideño

Conocido como el paraíso invernal (Winter Wonderland) de Hyde Park, este mercado navideño se encuentra del centro de Londres cuenta con más de 35 casetas de madera en las que comprar diversos objetos de decoración navideña. Sin embargo, otro de los atractivos para los padres es la posibilidad de disfrutar una cerveza o vino caliente en la zona del pueblo bávaro. Desde visitar a Papá Noel, patinar sobre hielo, subir a la noria, una montaña rusa y otras atracciones para los amantes de la adrenalina.

Dulces navidades en Zúrich