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EL VERANO DE...

Sex Museum, de vacaciones en una furgoneta

El grupo de rock independiente pasa el verano de gira por Europa y con poco tiempo para tomar el sol

Cientos de kilómetros al día metidos en una furgoneta, parando una sola noche en cada sitio y, encima, trabajando. No son las vacaciones soñadas por mucha gente, pero así pasa el verano Sex Museum. La pareja formada por Fernando Pardo (guitarrista) y Marta Ruiz (teclado) integra este grupo de rock independiente, junto con Miguel Pardo (cantante), Roberto Lozano (batería) y Javier Vacas (bajo). Pardo y Ruiz explican su forma de pasar estos días, con conciertos en distintos lugares Europa, muchos viajes en las espaldas y poco tiempo para tomar el sol.

Fernando Pardo. Este verano, va a ser tocar, tocar y tocar.

Marta Ruiz. Llevamos unos años sin vacaciones, las nuestras son tocar por Europa. Tenemos una profesión que, por suerte, se acerca a unas vacaciones.

F.P. Pero unas vacaciones en las que duermes muy poco, en las que haces entre 300 y 900 kilómetros al día, en las que vas de Niza a Budapest y luego a Bruselas sin parar, es decir, son divertidas, pero muy raras.

Pregunta¿Así que de playa ni hablar, no?

M.R. La playa, ni la vemos.

F.P. De todas formas, lo de ir 15 días a la playa no es para nosotros.

M.R. En los primeros años, aún intentábamos sacar unos días, pero ya es totalmente imposible, siempre sale algún concierto que nos trastoca los días libres.

F.P. Lo más parecido a las vacaciones, para nosotros, es nuestra casa en un pueblecito de Toledo, a la que vamos una semana al año.

M.R. Sí, allí invitamos a los amigos y hacemos parrilladas.

P: Y en cuanto a música, ¿es la misma todo el año o cambia en cada estación?

F.P.Yo, personalmente, en verano escucho más Surf y más Nueva Ola. Pero para las giras, el verano es peor, tanta gente metida en una furgoneta, haciendo cientos de kilómetros... Prefiero tocar en primavera o en otoño.

M.R. Una vez, por ejemplo, fuimos una semana a Ibiza de vacaciones, en verano. Pues estando allí nos salió un concierto, tuvimos que organizarlo todo y, cuando ya lo teníamos todo montado para tocar, empezó a diluviar. Esa noche la pasamos desmontando los equipos y secando los instrumentos. Y claro, perdimos los días libres.

F.P. Juntar una semana seguida libre es imposible, por eso cada año organizamos menos las vacaciones. La suerte que tenemos es que somos pareja, y así es más fácil, pero el resto de los miembros del grupo, el bajista, el batería, sufren cada año cosas como estas, porque cada año les jodemos las vacaciones.

M.R. Por eso, lo único que nunca puede faltar en nuestra furgoneta es el buen rollo, es fundamental.

F.P. Y también mucha música.

P: ¿Cómo os tratan cuando váis de gira por Europa?

M.R. Pues esto es curioso, porque ha cambiado mucho. Antes, al principio, llevábamos hasta comida, porque al ser poco conocidos no sabíamos lo que nos íbamos a encontrar. Nos miraban raro por ser un grupo español que hacía rock, que es algo que no suele ver mucho.

F.P. Claro, pero luego nos veían tocar, veían que lo dábamos todo en directo, y les gustábamos.

M.R. Por eso, ahora nos cuidan mucho en todos los sitios a donde vamos a tocar, y nos ofrecen unas comilonas impresionantes. Nos tratan muy bien en toda Europa. Por ejemplo, en Suiza, Alemania o Bélgica siempre nos reciben con un pedazo de cenas que asustan, y es algo que choca con la manera en que se trata a los grupos como el nuestro en España.

P:¿Y cómo se aguantan tantos kilómetros durante las giras?

F.P. La suerte es que Sex Museum es un grupo que se lleva especialmente bien, somos una familia y hay una buena relación entre nosotros. También intentamos llevar a un amigo en todos los viajes, alguien que nos entretenga y, además, en 15 o 20 días nos da tiempo a conocerlo bien.

M.R. Sí, muchas veces viene alguien con nosotros en la furgoneta, y eso ayuda.

F.P.Me acuerdo especialmente de un verano en el que vino un amigo que no había salido nunca de España. Estuvo unos 20 días con nosotros metido en la furgoneta. Él se pensaba que todo iba a ser tocar y ya está, pero al final lo veías encajado entre el conductor y el copiloto, muy incómodo y quejándose de la cantidad de kilómetros que hacíamos. Pero, eso sí, cuando volvió se le pasó todo lo malo del viaje y se quedó con lo bueno, creo que le abrimos los ojos, porque me acuerdo que se lo contaba a otros colegas y les decía: "esto es la hostia, hay que viajar todo el tiempo".

M.R. (ríe)- Sí, la verdad es que se lo pasó bien, diga lo que diga.

P: ¿Pero también habrá momentos difíciles, no?

F.P. Si, ésa es la parte buena de este mundo, que llegamos y te recibe gente como tú, rockera y muy amable. Pero luego está lo feo, que a las seis de la mañana tienes que estar arriba, que a las siete tienes que estar en la carretera, haciéndote cientos de kilómetros, que tienes 15 conciertos en 15 días...

M.R. > Que uno del grupo se mosquea y se pasa dos días sin hablar al resto.

F.P. O que dice "este viaje paso de ir con vosotros, me voy en tren a la siguiente ciudad". Pero luego llegas a la siguiente ciudad y se le ha pasado.

M.R. Con todo, yo prefiero estas vacaciones a cuando nos vamos en plan formal.

F.P. Sí, yo prefiero trabajar en verano, porque las vacaciones en verano son una mierda. La gente que conoces y es de puta madre en su vida normal, en verano se convierte en gilipollas.

MIGUEL ÁNGEL MEDINA

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