_
_
_
_

No hay maricones en el fútbol

La diversidad sexual sigue sin recibir el apoyo de los organismos que controlan este deporte

El portero de la selección alemana, Manuel Neuer, fue investigado por la UEFA por llevar el brazalete arcoíris.
El portero de la selección alemana, Manuel Neuer, fue investigado por la UEFA por llevar el brazalete arcoíris.Kai Pfaffenbach (EFE/EPA/)

La UEFA considera mensaje político el arcoíris. El símbolo universal para reivindicar los derechos de las personas no heterosexuales ni cisgénero incomoda a los mandamases del fútbol.

Recuerdo lo que costó que no se pudiera llamar “negro de mierda” a un jugador de fútbol. Era octubre de 2013 y la campaña arrancó con fuerza. Querían que quedara muy claro que el color de la piel no tiene importancia en el deporte. Desde entonces han perseguido con mayor o menor acierto cada vez que se ha insultado a un futbolista desde las gradas o dentro del campo. Diez partidos le cayeron a un defensa del Slavia de Praga en los octavos de la Europa League de este año por insultar a un contrincante del Glasgow Rangers. Según los testigos, Ondrej Kúdela había dirigido insultaos racistas a Glen Kamara. ¿Qué habría pasado, en este y en otros casos, si en vez de hacer referencia al color de la piel se hubiese producido un insulto relacionado con la homosexualidad?

El fútbol, parece, es cosa de hombres, muy hombres. Tan hombres que aún no ha salido ningún jugador de fútbol profesional del armario estando en activo. Y las malas lenguas cuentan, aportando nombres de directivos y de un club de Primera, que la decisión de hablar abiertamente de su orientación sexual de un jugador se paralizó in extremis con amenazas. Algo falla. Aunque solo sea por estadística, está claro que en los equipos de fútbol tiene que haber gais. Otra cosa es que lo cuenten. Un 6% de la población europea se declara, abiertamente, homosexual. Pero eso son los que lo dicen. En Hungría, apenas un 1% de la población lo ha reconocido, en Alemania se roza el 8%. Resulta complicado creer que por nacer en Hungría vayas a ser menos homosexual que si naces en Alemania. Ya le gustaría a Viktor Orbán, quien ha prohibido que se hable de diversidad sexual en las escuelas húngaras y considera al colectivo LGTBI el enemigo público número uno.

Más información
“¿Quién lo aceptaría?”: la triste y silenciosa historia de los gais en el fútbol continúa en 2021
Giroud: “Es imposible declararse homosexual en el fútbol”
Péter Gulácsi, el portero que planta cara al primer ministro

El fútbol es el mejor escaparate para lo que se quiera vender. Hace no mucho, Ronaldo, el Fenómeno, pidió perdón a las madres de todo el planeta por el peinado que popularizó en 2002, que las trajo a todas por la calle de la amargura. Porque lo que haga cualquiera de esas estrellas supone el acabose. Imaginen si saliera del armario. Como argumenta Marcelino Madrigal, analista de Inteligencia, “nadie nace odiando, el odio se aprende”. Y por eso, precisamente, deberíamos aprender todo lo contrario, siendo el fútbol, el mejor aliado en esta batalla. Al fútbol juegan la mayoría de los niños del planeta. Incluso en Hungría. Me encantó creer que el estadio de Múnich pudiera iluminarse con la bandera arcoíris durante esta Eurocopa que se disputa con retraso. Como futbolera y no heterosexual, me sentí arropada por esas estrellas que solo conozco como estrellazas con las que jamás me relaciono. Querían que ocurriera durante el partido entre Alemania y Hungría.

Era un gesto de sensatez y de apoyo a todos los gais de Hungría. Aunque un 1% no es mucho, merecen sentirse apoyados, porque su situación es muy complicada debido a las políticas retrógradas de su Gobierno. Se habrían sentido arropados por sus ídolos. El portero de la selección húngara, Péter Gulácsi, ha desafiado al primer ministro de su país criticando su actitud homófoba.

Pero, aun así, la UEFA no lo ha permitido. Porque dicen sus normas que el fútbol no se hará eco de ninguna reivindicación política. Como si los derechos humanos fueran una reivindicación política de la que pudieras eximirte. Y llegó a investigar al capitán de la selección alemana, Manuel Neuer por lucir un brazalete arcoíris, aunque, finalmente, no sancionó a la selección de ese país. La respuesta a todas estas demostraciones homófobas en suelo alemán puede que empiece a ser una constante. Porque Neuer lleva ya dos partidos con el brazalete, el estadio no se iluminó, pero el periódico conservador Bild amaneció con la bandera arcoíris en su portada.

En Francia, en televisión y en fin de semana, cinco deportistas de élite han salido del armario. Ningún futbolista, por supuesto. Una esgrimista, una baloncestista, un patinador artístico, un nadador, una yudoca y un jugador de rugby lo hicieron delante de todo el país. Conviene tener en cuenta que en Francia el fútbol es un deporte sin el tirón y devoción de las masas, por mucho que organizaran mundial, Eurocopa y que, incluso, los ganaran. Allí es el rugby y sus jugadores los que se llevan todos los amores. Así que, al menos en esta, los franceses volvieron a darnos una lección de tolerancia, diversidad y educación al resto de europeos.

Algo está podrido en el fútbol cuando son sus mandamases los que más se empeñan en actuar como si en el fútbol no hubiera maricones.

Sígueme en Twitter y Flipboard y escúchame en 'Con todos dentro'

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_