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La carencia crónica de la sanidad de Mozambique El sistema sanitario del país africano cuenta con 0,8 médicos para cada 10.000 habitantes, las instalaciones en los distritos no pueden atender dolencias comunes y los hospitales adolecen de falta de facultativos y equipamiento. Con esos mimbres hacen frente ahora a la pandemia que se ha agudizado desde enero En Mozambique hay 2.473 médicos, de los que apenas 778 son especialistas, para casi 30 millones de habitantes, según los últimos datos disponibles de la Organización Mundial de la Salud, de 2018. Esta cifra supone una ratio de 0,8 facultativos por cada 10.000 habitantes. La mayoría, dos tercios, están en la capital Maputo, pues allí se encuentra el Hospital Central de Maputo (en la imagen), donde más oportunidades materiales hay para ejercer la medicina, aunque también sufre las carencias propias de un país a la cola del desarrollo humano. Caridad Martínez es una de los siete geriatras, todos extranjeros, que había en todo Mozambique al inicio de la pandemia. Esta área no es muy demandado porque los pocos médicos que se especializan no optan por ella y la esperanza de vida es, todavía, muy baja (54 años entre los varones y 61 las mujeres), lo cual hace que no haya pacientes longevos que requieran de atención específica para sus dolencias crónicas. La doctora pasaba consulta en el Hospital Central de Maputo, la capital del país. La Cooperación Española comparte el análisis: el conocimiento se queda. En 2015, puso en marcha un proyecto de formación de especialistas en las seis áreas que el Ministerio de Salud de Mozambique indicó como prioritarias ―medicina interna, pediatría, cirugía general, gineco-obstétrica, traumatología-ortopedia y anestesiología―, con una financiación cercana a 700.000 euros hasta febrero de 2020. En el marco del programa, las clases por videoconferencia con expertos españoles eran comunes. Con la irrupción de la pandemia, el conocimiento que los facultativos de España adquirieron con la experiencia de atender pacientes afectados por el SARS-CoV2 lo han compartido con los médicos mozambiqueños gracias a las nuevas tecnologías. En el Hospital Central de Maputo, el mejor dotado del país, es común que el personal se queje de tal o cual máquina está estropeada. Una enfermera explica que a veces no pueden hacer pruebas porque los aparatos se rompen y así pasan meses porque el personal de mantenimiento suele ir desde Sudáfrica o incluso India. “No hay empresas que hagan el mantenimiento en Mozambique”, lamentaba. Los destrozos de ciclón Idai (marzo de 2019) están todavía en proceso de reparación en el Hospital Central de Beira. Con todo, todavía hoy, como hace un año, hay goteras por las estancias y pasillos, y la suciedad es abundante en la zona de cocina. La falta de instalaciones, equipamiento y materiales es uno de los desafíos que enfrenta el sistema sanitario de Mozambique, entre los 10 más pobres del mundo, en la posición 181 de 189 en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU. El doctor Miranda, cirujano en el Hospital Central de Beira, reconoce que ha tenido que cancelar operaciones por falta de ropa limpia. “El primer problema para mejorar la formación es la estructura hospitalaria; lo primero sería tener un edificio en condiciones, pero está degradado”, denuncia. Área de traumatología del Hospital Central de Beira. “Aquí el especialista más antiguo se convierte en tutor porque no hay más”, comentaba el doctor Fernández, traumatólogo y tutor de residentes. “Es importante hacerlo porque hay pocos y hay que curar a los pacientes. Tenemos demasiada dependencia extranjera. Cuantos más mozambiqueños haya, mejor”, explicaba. Los gestores sanitarios reclaman mejoras tanto en la formación, para disponer de más profesionales, como de equipamientos que esos especialistas puedan usar para mejorar la salud de los pacientes. En la imagen, dos médicos revisan una radiografía en el Hospital Central de Beira. La zona de radiología ha sido rehabilitada recientemente, después de que quedase afectada por el ciclón Idai (en marzo de 2019). Un doctor prepara a un paciente de 90 años para hacerle un TAC en el Hospital Central de Beira, el 9 de marzo de 2020. "Hay retos en infraestructuras, el centro tiene 125 años y ha sido parcialmente destruido por ciclones como el Idai de marzo de 2019. Como ha ido creciendo, los servicios están unos lejos de otros. Las áreas de esterilización están abajo y siempre que llueve, se inundan. No tenemos enfermeros especializados. También son necesarios medios para el diagnóstico: no tenemos tomografía y nunca hemos tenido resonancia”, enumera Bonifacio Cebola, director docente del centro. Taida Martín Santos, médico especialista en hematología y hemoterapia en el Hospital Universitario de Canarias, en Tenerife, imparte clases en la Universidad Católica de Mozambique de manera voluntaria en marzo de 2020. Lo hace en el marco del proyecto impulsado por Luis López Rivero, profesor universitario y jefe de Cirugía Torácica del Hospital Materno-Insular de Gran Canaria, para formar a médicos en el país. “Me lo preparo mucho, es un reto porque quiero que en el tiempo que estoy aquí, los alumnos lo optimicen”, admitía Martín enfrascada en su ordenador, organizando el material para las clases del día siguiente, en una de las casas para estudiantes que la universidad dispone como aportación al proyecto para los docentes extranjeros. "Ahora tenemos 42 residentes (repartidos en los cuatro años de residencia), 30 en el Hospital Central de Beira y los demás en Maputo porque hay rotaciones que no se pueden hacer en el centro, por ejemplo, los de pediatría no pueden hacer neuropediatría, cardiología pediátrica o cuidado intensivo pediátrico en Beira. Los de Ortopedia no hacen trasplantes de cadera aquí; y los de cirugía no hacen torácica ni vascular", explicaba el doctor Cebola en marzo de 2020. Un año después, están a punto de estrenar zona de neonatología gracias a las obras de mejoras. En el Hospital Central de Beira cuentan con 78 especialistas extranjeros (42 de ellos cubanos) y 28 mozambiqueños. “Queremos que haya más locales”, pedía Ana Tambo, directora de enfermería del centro. “Los extranjeros se marchan, es una cuestión de sostenibilidad”, razonaba. Hay personal de apoyo de ONG como Médicos sin Fronteras. También médicos coreanos, indios y cubanos. “Algunos ni hablan portugués”, indica. Un grupo de enfermeras trasladan a un paciente por las escaleras del edificio centras del Hospital. Hospital Central de Beira donde el personal sanitario ya ha sido vacunado contra la covid, confirma el director docente, Bonifacio Cebola. Pilar Fernández es profesora en la Universidad de Las Palmas. El pasado marzo participó en el proyecto de formación del doctor López en Beira. Era su primera experiencia formativa en África, donde lo que más le impresionó, dice, fue el ansia por aprender de los alumnos. Por urgencias del Hospital Central de Beira entran entre 120 y 200 pacientes al día en un día normal; lo que más padecen los niños es diarrea, malaria y neumonía. Los adultos: tuberculosis, neumonía y también paludismo. La mortalidad en el hospital roza el 10%.