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Innovación sobre raíles

La apertura del sistema ferroviario y la apuesta por una movilidad más sostenible marcan el camino para que el tren gane protagonismo

Getty Images

El tren en España coge carrerilla. Después de registrar una caída sin precedentes en el número de pasajeros, debido a las limitaciones de movimiento derivadas de la pandemia, este medio de transporte busca posicionarse como una opción moderna que permita sacar a millones de vehículos de las carreteras y algunos aviones del aire. Dos hitos marcarán la hoja de ruta. Al arribo de dos competidores privados al mercado de transporte de personas (que desde diciembre de 2020 quedó liberalizado), se añade la llegada de recursos frescos (4.737 millones de euros) y que prometen renovar y mejorar la red convencional y de alta velocidad. "El ferrocarril tiene un gran futuro por tratarse de un medio eficaz, seguro, el más sostenible y respetuoso con el medio ambiente", afirma Raúl Míguez, director adjunto a la presidencia de Adif, el gestor de infraestructuras ferroviarias.

Pero el camino no está siendo sencillo. La entrada de uno de los operadores privados se ha retrasado por la pandemia. Los ferrocarriles franceses (SNCF), a través de su marca de bajo coste OuiGo, tenían planeado comenzar a circular a mediados de diciembre de 2020. La crisis sanitaria, sin embargo, les ha obligado a posponer en un par de ocasiones la fecha. La compañía ha prometido precios medios hasta un 50% inferiores a los actuales de la operadora pública española (Renfe). Ahora será hasta el próximo 10 de mayo, un día después del fin del estado de alarma, cuando sus trenes de alta velocidad estén sobre en uno de los corredores de mayor demanda: Madrid y Barcelona, con paradas en Zaragoza y Tarragona. "Nos encontramos con una crisis sanitaria de dimensiones inéditas que ha supuesto todo un reto para culminar con éxito la apertura del mercado", destaca Míguez.

Renfe, el operador estatal, de igual forma pospuso el lanzamiento de su nuevo servicio de bajo coste: Avlo. Recientemente, el presidente de la entidad, Isaías Táboas, informó al consejo de administración de la compañía que los trenes comenzarán a operar el próximo día 23 de junio, dos meses después de lo anunciado inicialmente. Las restricciones de movimiento han hecho mella en este medio de transporte. “La pandemia nos hace replantearnos muchas cosas y también en el impacto que tendrá en la movilidad de las personas”, comenta Eduard Albors, experto en movilidad y transporte. El número de pasajeros en trenes de larga distancia se desplomó un 99%, en términos interanuales, en abril de 2020. En los trenes de cercanías la bajada también fue inaudita: de un 90% en el cuarto mes del año pasado, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Recuperación en 2022

A noviembre del año pasado, los últimos datos disponibles, aún presentaban caídas: un -79,4% en el tren de alta velocidad y un -47,5% en el cercanías. Será hasta 2022 cuando se recuperarán los niveles previos a la pandemia, según las estimaciones del Gobierno. Para ese entonces, ILSA (la firma creada por Air Nostrum y la estatal italiana Trenitalia) irrumpirá en el mercado español. "La entrada de nuevos actores redundará en una mayor posibilidad de optar por este modo de transporte al incrementarse la oferta", asegura Pedro Fortea, director general de la Asociación Ferroviaria Española (Mafex). Mientras la liberalización cuaja, el Gobierno ha desenfundado la billetera con un presupuesto de 4.737 millones de euros, que suponen más del 40% de los recursos destinados a los proyectos de infraestructuras en el país en 2021.

De este total, unos 3.000 millones de euros serán para nuevas infraestructuras, especialmente aquellas donde las obras ya están en progreso, como el Corredor Atlántico y el Corredor Mediterráneo. Este último ha de conectar Algeciras con la frontera con Francia, uniendo ciudades como Barcelona, Valencia, Alicante, Murcia y Málaga. Esta megaobra tiene previsto llegar a su fin en 2025 y desde el Gobierno se ha definido como una nueva oportunidad para avivar el transporte de mercancías, pues conecta los puertos del Mediterráneo hacia los centros logísticos diseminados por todo el territorio nacional y por Europa. Aunado a ello, se tienen contemplados planes en las redes de cercanías en Madrid, Barcelona, Valencia, Asturias y Cantabria y otros sitios con una previsión de inversión que asciende a los 815 millones de euros. Este impulso de esta inversión viene acompañado de más deuda para Adif (en unos 1.500 millones de euros más, según los Presupuestos Generales del Estado, y que se reducirá de forma importante con la llegada de los fondos europeos) y unas cuentas golpeadas por la pandemia.

Más que la formulación de la infraestructura de un corredor, lo importante es definir el modelo de desarrollo ferroviario español, comenta Albors. "Recordemos que en España tenemos una red con tres anchos de vía, tres voltajes de corriente eléctrica, diferentes sistemas de señalización y un importante número de kilómetros de vía sin electrificar", agrega el experto.

Una buena opción ambiental

El tren juega un papel crucial en la recuperación sostenible. "El tren está llamado a reemplazar a medio o largo plazo al avión en los trayectos peninsulares, además de a canalizar viajeros entre sus ciudades de origen y destino y los grandes hubs aeroportuarios del país, para el caso de los viajes internacionales", destaca Míguez.

El ferrocarril genera solo 0,5% de las emisiones totales de dióxido de carbono frente al 29,5% de otros modos de transporte, subraya Fortea, de Mafex. Además, el sistema ferroviario requiere de un consumo energético muy inferior al de otros modos de transporte. Así, para transportar el 6,4% de viajeros y el 5,3% de mercancías totales, el ferrocarril utiliza el 1,3% de la energía final consumida en el sector de transporte en España, dicen desde Adif. "Para mover 1.000 personas se necesitan 15 autobuses o entre 250 y 1.000 coches frente a un solo tren de ocho coches", abunda Fortea.

Pero lograr la meta implica un reto mayúsculo: la red ferroviaria española es una de las más infrautilizadas de Europa. Según el último informe de supervisión del mercado de transporte ferroviario de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), su índice de intensidad de uso es de 35,2 puntos, frente a los 54 puntos de la media europea o los 78 de Alemania. Por ejemplo, el número de pasajeros de tren movió 511 millones de personas durante 2019, un 0,7% más que un año antes.

El trayecto más demandado fue el de Madrid y Barcelona, con casi 4,5 millones de viajeros. "La liberalización, con la consecuente entrada de nuevos operadores y el aumento de oferta han de repercutir directamente en el usuario, permitirá mayores frecuencias, introducirá una competencia que también se plasmará en los precios y, por tanto, una ampliación de la utilización de las infraestructuras que hemos pagado todos los ciudadanos", concluye Míguez.

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