12 meses y 12 sellos viajeros, pero de dudoso gusto
La serie filatélica con la que Correos ha tratado de homenajear a las diversas provincias españolas abunda en los tópicos y su diseño no deja indiferente a nadie
Cuesta creer que, a estas alturas de la película, una entidad como Correos lance una colección de sellos con un diseño tan…. como decirlo… ¿trasnochado? Más aún cuando la propia empresa estatal está sumida en un cambio de estrategia e imagen más moderna y minimalista. La idea empezó en 2017 y puede ser loable: una serie filatélica, 12 Meses, 12 Sellos, mediante la cual cada mes llega a los estancos una estampilla en "homenaje a los emblemas culturales, monumentales y naturales de provincias españolas”. Pero el resultado ha provocado más hilaridad que adhesiones. Tratar de meter en la redondeada tipografía San Serifs de las iniciales de cada provincia desde una bota de esquí a una alcachofa, la Torre de Hércules o la gorra de la Legión parece un ejercicio estilístico del siglo pasado. Amén de la cantidad de tópicos a los que recurre. Por si no los ha visto, estos son los 12 sellos emitidos durante 2020 con la explicación de los elementos que los componen.
Murcia
Lo de "Murcia, huerta de Europa" fue un éxito como eslogan. ¡Pero en los años sesenta! Volver a relacionar la Región de Murcia con el mostrador de una verdulería suena un poco a antigualla, la verdad, por mucho que el sector hortofrutícola sea uno de los motores de la economía regional. Además, entre tan abigarrado muestrario de hortalizas y piedras solemnes, ¿no había un huequito para algo de Cartagena, que es la ciudad más antigua de la Región y una de sus joyas turísticas?
A Coruña
Este sello estrenó la serie este año. Sobre un bosque atlántico espeso y frondoso —el parque natural de Fragas do Eume— se entrelazan la Torre de Hércules y las almenas del castillo de Vimianzo para formar la A. Para la C venía que ni al pelo la empuñadura del bastón que utilizan los peregrinos en el Camino de Santiago (aunque en realidad nunca he visto a un peregrino con bastón; llevan un bordón, cuyo remate es recto, no curvo) y un trozo del rosetón de la iglesia de San Martiño de Noia. Y para que no quede un hueco libre, un azulejo con la famosa flecha amarilla de las rutas jacobeas.
Araba / Álava
Álava llegó en febrero sobre un entramado de eras y terrazas escalonadas cubiertas de sal… las del valle Salado de Añana. La torre campanario de la catedral de Vitoria-Gasteiz, el lugar desde donde se tienen las mejores vistas panorámicas de la ciudad, da forma a la letra A. Una copa de vino tinto para resumir la riqueza enológica de la provincia y sus dos denominaciones de origen (la de Rioja Alavesa y la de Txakolí de Álava) y una bota de montaña (metida en el diseño, y nunca mejor dicho, con calzador) para evocar el senderismo y la naturaleza de sus parques naturales (Valderejo, Izki, Aizkorri-Aratz, Urkiola o Gorbeia) completan el segundo grafema, el R.
Ceuta
En la C y la E de Ceuta caben más objetos que en la chistera de un mago: los arcos de los baños árabes, el minarete de la mezquita de Muley El Mehdi, la torre campanario de la catedral de Nuestra Señora de la Asunción, los “volaores” (pescado en salazón cuya elaboración artesanal se remonta a los fenicios), el chapirí del uniforme de la Legión española, las murallas reales construidas en 1415 por los portugueses…. Todo ello sobre el fondo del patio de la Facultad de Educación, Economía y Tecnología de Ceuta. Imposible meter más en seis centímetros cuadrados.
Castelló / Castellón
El fondo es Peñíscola, la más fotogénica fortaleza de la provincia (con permiso de Morella, que inexplicablemente no aparece en el sello). En las letras conviven las pinturas rupestres de la cueva de los Caballos, la torre campanario de El Fadrí, la fachada de la Casa de la Vila, unas cerezas y una flor de azahar, que simbolizan los cultivos de la región.
Ciudad Real
Naturaleza, gastronomía, arte y literatura dan vida al sello de esta provincia. El Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, la torre de la catedral de Santa María del Prado en la capital provincial, un molino de viento de Campo de Criptana para rememorar el célebre lance de Don Quijote con los gigantes —sin olvidar el yelmo—, el queso manchego y una copa de vino evocando las cinco denominaciones de origen. Y como remate, las galerías acristaladas de la plaza Mayor de Almagro.
Huelva
Para mi gusto, uno de los más kitsch. Porque un jamón de Jabugo, unos fresones y una gamba roja encajan mal en una H, sea Helvética o San Serifs. Aparecen también las siluetas de la tres carabelas de Colón (que salieron de Palos hacia el Nuevo Mundo), el santuario de Nuestra Señora del Rocío -¡faltaría más!- y el parque nacional de Doñana.
Jaén
Un previsible mar de olivos sirve de tapiz para este batiburrillo: las columnas de los baños árabes de Jaén capital, las del palacio de Jabalquinto de Baeza, la fachada y campanario de la Sacra Capilla de San Salvador de Úbeda, el campanario de la catedral de Jaén y la esfinge de Cástulo con cuerpo de león, alas de águila y cabeza humana, descubierta en la necrópolis de los Higuerones (Linares).
Lleida
El fondo son las imponentes cumbres de Els Encantats, en el parque nacional de Aigüestortes i Estany Sant Maurici. Las dos L están construidas a partir de dos torres románicas, la de Sant Climent de Taüll y la de la Seu Vella de la capital provincial. Lo de la bota de esquí, la pera y los cargols a la llauna será objeto de estudio en las maestrías de diseño del futuro. También hay hueco para una botella de vino (por la DO Costers del Segre).
Lugo
El homenaje en este caso es para la costa lucense y la increíble playa de Las Catedrales. También caben un hórreo, dos torres de estilo románico (las de las catedrales de Mondoñedo y Lugo), un torreón de la muralla romana de Lugo, un lienzo de muralla que pertenece a la fortaleza medieval de San Paio de Narla, un queixo de tetilla, los vinos que producen en la Ribeira Sacra y una señal del Camino de Santiago.
Melilla
Cuesta reconocer la M y la L debajo de la arquitectura de Melilla la Vieja, el faro Viejo, la puerta de Santiago, la espadaña de la iglesia de la Purísima Concepción, la fachada de la casa David J. Melul (obra cumbre del modernismo floral melillense) y una pastela de pollo que el diseñador parece que no sabía dónde poner y la dejó sobre el palo horizontal de la L. El fondo es cala de Trápana.
Palencia
Con el fondo del Canal de Castilla, la vía fluvial de comunicación y transporte que pretendía solucionar el aislamiento que sufría la meseta castellana y leonesa, aparecen el Cristo del Otero, el capitel y fuste del monasterio de San Andrés de Arroyo, un detalle de la portada de la iglesia de Santa Eufemia de Cozuelos, los mosaicos de la villa romana de La Olmeda y por si alguien se quedaba con hambre, un lechazo palentino, por supuesto de cordero lechal de raza autóctona churra.
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