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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Campos para jugar al fútbol en el desierto

Sostenibles, desmontables, transportables o reutilizables: el mundial de Catar 2022 quiere inaugurar una nueva era para los estadios, tres los cuales llevan firma española

Anatxu Zabalbeascoa
Exterior del Estadio Education City en Catar.
Exterior del Estadio Education City en Catar.Fenwick Iribarren

Catar 2022 va a ser el mundial de los récords arquitectónicos. Cambiará la manera de pensar y diseñar los estadios. El 15 de junio se inauguró una de las joyas de la corona del próximo Mundial: el estadio Qatar Foundation, que funciona con energía solar. Un estudio español, Fenwick Iribarren, firma ese diseño sostenible en una tipología difícilmente sostenible: los llamados elefantes blancos –las grandes instalaciones que dejan las olimpiadas, las exposiciones universales y los campeonatos del mundo. Este mes se terminan otros dos estadios ideados por los mismos arquitectos que, de nuevo, buscan hacer historia: el Ras Abu Aboud Road es el primer campo de futbol desmontable y reutilizable del mundo. El Aalthaumama –donde se celebrarán los partidos de cuartos de final es también un diseño ingenioso: un campo menguante que reducirá su aforo a la mitad una vez terminado el mundial cuando de 40.000 espectadores pase a acoger 20.000.

Interior del Estadio Education City en Catar.
Interior del Estadio Education City en Catar.Fenwick Iribarren

Autores del estadio de fútbol del Espanyol, del del Valladolid y del nuevo, y hasta el momento abandonado, estadio del Valencia, Mark Fenwick y Javier Iribarren, firmaron la guía de la UEFA para medir la calidad de los mejores estadios del mundo. Debido a su larga experiencia en esta tipología, en Catar han apostado por ensayar tres soluciones novedosas. La energía solar que acumula la cubierta de módulos triangulares del Qatar Foundation, también llamado Education City, sirve, fundamentalmente, para hacer posible la refrigeración sin gasto energético. Mark Fenwick asegura que nunca se había conseguido enfriar una zona abierta tan grande con un combustible limpio. Es justamente la estructura envolvente la que reduce el calor y, con la ayuda de la refrigeración alimentada por energía solar, crea un microclima de 26º C frente a los 50º C que suele haber en la calle durante el verano. El cambio para el público y los jugadores no hace falta describirlo. Estarán fuera con temperatura agradable.

Hay más innovación en sus proyectos. Tras el mundial, el estadio Aalthaumama no solo reducirá su aforo, también transformará su uso y hará convivir el deporte con el alojamiento. El ya antiguo campo de fútbol acogerá un hotel, una mezquita, un centro acuático y servirá también de campo de juego para dos equipos locales. Hay vida después de los mundiales. La mezcla tipológica arropa al deporte en el desierto.

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