18 fotosEl olvido de la antigua joya del desierto mauritanoTichit fue una próspera encrucijada en la ruta transahariana de las caravanas entre los siglos XI y XIX. El tiempo no se ha portado bien con este enclave históricoAFPMauritania - 11 jun 2020 - 00:03CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceDos hombres fuerzan a un camello para que se eche al suelo y poder cargarlo con sacos de sal en Tichit el pasado 28 de enero de 2020. El fotógrafo de AFP John Wessels fotografió Tichit durante una semana en enero para retratar cómo ha quedado este enclave histórico en la actualidad. Tichit fue una próspera encrucijada en la ruta transahariana de las caravanas entre los siglos XI y XIX donde los comerciantes que llevaban oro, sal y tela se detenían en la cuenca del río Níger para dar de beber a sus camellos en el camino a Tombuctú.JOHN WESSELS (AFP)Una gasolinera solitaria y polvorienta recibe al visitante en la entrada de la antigua ciudad de Tichit. Situada en la región mauritana de Tagant, a los pies de una meseta, fue fundada en 1150 y se caracteriza por su arquitectura de barro y paja. Su economía actual está basada en el cultivo del dátil. En la pista que lleva a Tichit, los jalones blancos y rojos que sobresalen de las dunas indican el camino en el que todavía quedan restos de huellas de neumáticos difuminados por las borrascas de arena. Solo eso baliza la única vía de 200 kilómetros que une este enclave con Tijikja, la ciudad más cercana y capital regional.JOHN WESSELS (AFP)Dos hombres cargan en un camello sacos de sal obtenida de los campos que hay en los alrededores de Tichit. La región donde se encuentra esta joya olvidada también es hogar de una larga formación de acantilados de arenisca que marcan la frontera norte de la depresión de Hodh, cerca de un antiguo lago llamado Aoukar. La cuenca de Aoukar es una región natural seca de dunas de arena y salinas. La temperatura media en Mauritania es de 32ºC, aquí mucho más.JOHN WESSELS (AFP)Una mujer camina entre las destartaladas casas de Tichit. El asentamiento comercial medieval de esta ciudad es ahora Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1996 junto con otras capitales parecidas de la región llamadas Ouadane, Chinguetti y Oualata. En Tichit apenas se ven vehículos. "Puede pasar un mes sin que venga ninguno", dice Chérif Mokhtar Mbaka, profesor de inglés en el instituto comunal.JOHN WESSELS (AFP)Una mujer camina, protegida del sol, por los desérticos alrededores de la ciudad. El sitio neolítico de Dhar Tichit fue colonizado por comunidades agropastorales alrededor del año 2000 a. C. Situada en lo alto de una pequeña colina en medio del desierto de rocas negras, Tichit la vieja está integrada por decenas de casas de piedra gris con una arquitectura muy particular que jalona las estrechas callejuelas de arena. "El declive empezó cuando el comercio comenzó a preferir las rutas marítimas a las terrestres", en el siglo XVII, explica Chérif Mokhtar Mbaka. "Hoy se ha acabado, y la población se enfrenta a numerosos problemas".JOHN WESSELS (AFP)Varios vecinos caminan por el mercado de Tidjikja, en el centro de la ciudad. Tichit es uno de los asentamientos arqueológicos más antiguos de África occidental y de todos los asentamientos construidos a base de piedra al sur del Sahara. Se cree que fueron construidos por el pueblo soninké y, posiblemente, fueron los precursores del imperio de Ghana.JOHN WESSELS (AFP)Una joven reza en la casa de su familia en Tidjikja. Los vecinos de esta ciudad tienen que soportar temperaturas muy altas todo el año. El clima no suele bajar de los 16 grados, y en los meses más calurosos, se llega fácilmente a los 42 grados.JOHN WESSELS (AFP)Thierry Tillet, un arqueólogo y explorador del Sáhara, estudia unos grabados rupestres inscritos en la antigua formación rocosa de Makhrouga, cerca de Tichit. Tillet ha pasado 47 años cruzando el desierto, convirtiéndose en uno de los últimos exploradores europeos en hacerlo desde finales del siglo XIX.JOHN WESSELS (AFP)A lo lejos, una persona se ha colocado dentro de la antigua formación rocosa de Makhrouga, entre Tichit y Aratane. Con 2.470 habitantes censados en 2016, Tichit es una joya del desierto que está cayendo en el olvido. Sus habitantes miran al pasado preguntándose que ocurrió.JOHN WESSELS (AFP)Thierry Tillet camina por el desierto en compañía de su caravana de camellos y ayudantes. En estos territorios se han descubierto cientos de imágenes de arte rupestre que representan varios animales y escenas de caza. Otros arqueólogos como P.J.Munson, Augustin F.C. Holl y S. Amblard han encontrado alguna evidencia de que el mijo se cultivaba estacionalmente ya en el año 2000 a. de C.JOHN WESSELS (AFP)Retrato de un hombre que carga los camellos con sacos de sal en Tichit. Esta área fue abandonada alrededor del año 500 a. C., probablemente debido a la aparición de condiciones más áridas. "No hay nada que hacer aquí. Los jóvenes prefieren irse. "No hay trabajo ni oportunidades", lamenta Gildou Muhamedou Babui, de 34 años. El joven ha tratado de encontrar trabajo en Nuakchot y Atar, las grandes ciudades del país. Pero tampoco hay trabajo. Regresó y lleva la contabilidad de la municipalidad después de haber encadenado trabajillos.JOHN WESSELS (AFP)Dos hombres cargan sacos de sal en los camellos. Quienes han visitado esta ciudad dicen que aún quedan unas 20 o 30 casas en buen estado, toda ellas profusamente decoradas con ornamentos típicos de la región de Tagant. Pero atrás quedó el tiempo de hacer negocios. Un solo camión llega a la ciudad cada mes con suministros de arroz, mijo o pasta para los comerciantes locales y regresa cargado de sal de sebkha, el salar cercano que se sigue explotando.JOHN WESSELS (AFP)Una mujer camina por Tichit. Atrás quedó también el rally París-Dakar, que tenía una etapa aquí y atraía a deportistas, periodistas y turistas. "La vieja pista de aterrizaje construida por los franceses en la época de la colonia fue acondicionada para el rally; llegaban decenas de aviones pequeños", recuerda Mohamed Teya, un notable del lugar. Con el deterioro de la seguridad y la actividad de los yihadistas en el Sáhara, la carrera fue trasladada en 2009 a Sudamérica. La pista de aterrizaje ha desaparecido.JOHN WESSELS (AFP)Moumhamedou Ahmadou, director de la biblioteca de Tichit y traductor, limpia el polvo de un antiguo manuscrito. Atrás quedó también el tiempo del saber. Durante siglos, Tichit fue un centro de la cultura islámica. De esta época subsisten los edificios declarados y cuidados con esmero por la Unesco y el Gobierno que imponen que las nuevas construcciones mantengan el estilo. Pero los libros se apilan en cualquier sitio. Hace un par de décadas, Ahmadou creó un club para salvarlos y una casa alberga desde entonces viejas recopilaciones. Pero no hay medios para conservarlos. "Estos manuscritos son como los viejos y los niños: son frágiles", explica. Ciudades como Tombuctú en Malí, reconocida por sus escritos, reciben financiación extranjera, "a veces incluso hasta salas para mantener a la temperatura adecuada los manuscritos", dice. Cuando saca alguna obra de los estantes escritas en su mayoría durante las conquistas árabes de los siglos VII y VIII, todo el mundo tose por el polvo que se levanta.JOHN WESSELS (AFP)Unos hombres rezan en la histórica mezquita Chinguetti, de Tichit. Este templo y su minarete están considerados popularmente como un emblema nacional de la República Islámica de Mauritania. Se sabe que una de las tribus que habitaba esta ciudad antaño era la masana, y sus miembros eran considerados buenos comerciantes.JOHN WESSELS (AFP)Un hombre camina por un mercado abandonado de Tichit. "Tichit está olvidada", dice lacónicamente su alcalde, Hamadou Lah Medou, de 38 años. Su aislamiento hace que la vida sea más cara, y en caso de enfermedad, los habitantes tienen problemas para ir hasta Tijikja, la capital regional. "Se necesita una carretera", dice.JOHN WESSELS (AFP)Thierry Tillet con su amigo, Bauh-Ahmed, a la izquierda, se encuentran por primera vez en cinco años. Tichit tiene un hospital que ofrece los primeros auxilios e incluso una ambulancia, "uno de los seis vehículos de la ciudad", sonríe Mohamed Teya, otro vecino.JOHN WESSELS (AFP)Thierry Tillet camina por el desierto que rodea la ciudad abandonada. En Tichit, quien queda trabaja con las palmeras. Otros extraen sal de la sebkha para las caravanas de paso por un puñado de ouguiyas pese al duro trabajo manual: cortar la sal y cargar centenares de kilos en los dromedarios. Es todo lo que se puede hacer aquí.JOHN WESSELS (AFP)