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Instintos bajos en lo más alto: cuando un escándalo sexual acaba con una carrera política

Adulterio, "sexting", armarios y hasta un intento de asesinato: repasamos algunos casos legendarios que mancharon lo más alto de la política y, en algunos casos, inspiraron grandes obras del cine y la televisión

Christine Keeler, figura central del escándalo Profumo, llega a Old Bailey, el Tribunal Penal Central de Inglaterra y Gales, en 1963.
Christine Keeler, figura central del escándalo Profumo, llega a Old Bailey, el Tribunal Penal Central de Inglaterra y Gales, en 1963.Getty Images

En cómo reaccionamos a los escándalos sexuales de los políticos, por su mezcla de vida íntima y proyección pública, hay mucho de nuestras filias, fobias, miedos y prejuicios como sociedad. Al revisar algunos de los casos con la perspectiva del tiempo, sorprende ver cómo se enfocaron y contaron desde los medios y la opinión pública; a veces, víctimas y verdugos invierten sus papeles y se confunden; otras, lo que era motivo de mofa y befa adquiere tintes dramáticos. Al final, estas historias nunca son meros cotilleos de salón, nos ponen frente a nuestro reflejo más crudo e ilustran la hipocresía y debilidades humanas que no figuran en ningún argumentario político.

Como la lista podría ser interminable, incluimos solo aquellos affaires en los que intervino, aunque fuese como sospecha, algún elemento delictivo. Así, dejamos fuera historias como las de François Hollande –le fue infiel a su esposa siendo presidente de la república francesa- o Arnold Schwarzenegger – al poco de dejar de ser gobernador de California se descubrió que tenía un hijo secreto con una empleada doméstica - porque a la postre, fueron casos que afectaron solo a su vida privada y no, al menos de forma directa, a la política.

La modelo y corista Christine Keeler, fotografiada en un camerino de Londres en marzo de 1963.
La modelo y corista Christine Keeler, fotografiada en un camerino de Londres en marzo de 1963.Getty Images

El Caso Profumo: el político y la corista

El escándalo. He aquí un caso que lo tenía todo para sacudir a la Gran Bretaña de principios de los 60: un miembro del gobierno responsable de la seguridad nacional, una joven atractiva de solo 19 años y tejemanejes de la clase alta sazonados en el contexto de la Guerra Fría. La forma en la que todo empezó no permitía adivinar hasta donde se llegaría. En diciembre de 1962 un delincuente llamado Johnny Edgecombe disparó contra la puerta de un apartamento londinense creyendo que su amante Christine Keeler estaba allí con el cantante jamaicano Aloysius “Lucky” Gordon. El piso pertenecía a Stephen Ward, que combinaba las profesiones de artista y osteópata y estaba muy bien relacionado con las altas esferas.

La policía comenzó a investigar y descubrió que, por mediación de Ward, Christine Keeler había mantenido un romance de pocos meses en 1961 con John Profumo, ministro de defensa. No se trataba solo del affaire de un hombre casado de clase alta con una bailarina de topless; cuando se supo que en la misma época Christine se acostaba también con el agregado naval de la embajada soviética Yevgeny Ivanov, considerado por el MI5 un espía, la prensa, el público y los investigadores enloquecieron.

Las consecuencias. Profumo negó el affaire en la cámara de los comunes, pero semanas después tuvo que reconocerlo y renunciar al cargo. Ward fue acusado de comportamiento inmoral, de proxenetismo, e incluso se sospechaba que él también era un espía para la URSS. Cuando se suicidó ingiriendo una dosis letal de píldoras para dormir antes de la resolución de su juicio, estos rumores no hicieron sino aumentar, así como la idea de que protegía a otros poderosos amigos.

Como Christine había acusado en su día al cantante jamaicano Aloysius “Lucky” Gordon de violación para luego retractarse, fue condenada a seis meses de prisión por perjurio. Vendió sus memorias a los tabloides y pasó a ser considerada en la mentalidad nacional el epítome de la “mala mujer”. Su imagen promocional para una película que nunca llegó a hacerse, desnuda sobre una silla, es uno de los iconos británicos de los sesenta. Al final, la crisis que produjo el caso en el gobierno de Harold Macmillan influyó en la pérdida de las elecciones de los conservadores en 1964.

¡Quiero más! La película Escándalo (1989) se centra en la figura de Profumo; la serie de la BBC The Trial of Christine Keeler (2019), analiza la visión de la historia de su protagonista femenina.

Jeremy Thorpe llega al juzgado donde se decidía si era culpable de asesinato en 1979. Detrás de él, activistas gais sujetan una pancarta.
Jeremy Thorpe llega al juzgado donde se decidía si era culpable de asesinato en 1979. Detrás de él, activistas gais sujetan una pancarta.Getty Images

Jeremy Thorpe: entre el armario y el delito

El escándalo. Si el caso Profumo había sacudido la conservadora Gran Bretaña de los sesenta, el escándalo Thorpe hizo lo mismo con un país que era muy diferente una década después y añadiéndole un ingrediente nuevo: homosexualidad. En 1976 Jeremy Thorpe era el popular líder del partido liberal británico. Estaba a punto de llegar al gobierno cuando uno de sus examantes, Norman Scott (de nombre real Norman Josiffe) le acusó de haber intentado asesinarlo. Pero la historia era todavía más rocambolesca de lo que la frase ya sugiere, y venía de quince años atrás.

Según Scott, se habían conocido en 1960, cuando él era mozo de cuadras y Thorpe acababa de ser elegido parlamentario. Al año siguiente, después de perder su empleo y pasar un tiempo internado en un psiquiátrico, Norman recurrió al influyente político para que le ayudase. Y tanto que lo hizo: Thorpe lo instaló en casa de su madre, le compró ropa nueva y se hicieron amantes. Después de la ruptura, las cartas comprometedoras que se habían intercambiado y el comportamiento errático de Norman convencieron a Thorpe, supuestamente, de que la única forma de salvaguardar su carrera era acabar con su vida. Según esa misma suposición, en 1975 pagó 5000 libras al piloto Andrew Newton para que lo hiciese. Éste se aproximó a Norman asegurando ser un enviado para protegerle, pero después de disparar contra él en el parque nacional de Exmoor, la única víctima fue Rinka, el perro gran danés de Scott.

Las consecuencias. Thorpe tuvo el dudoso honor de ser el primer miembro del parlamento británico acusado de asesinato. Tras un juicio cubierto por la prensa nacional e internacional con fruición, se le declaró inocente en junio de 1979, pero su carrera política estaba acabada. Su segunda esposa, Marion, se mantuvo a su lado hasta que él falleció en 2014. Ella murió pocos meses después. En la actualidad, Norman Scott vive junto con su novio en Devon.

¡Quiero más! En la brillante y premiada serie A very english scandal (2018), Hugh Grant interpreta a Thorpe y Ben Whishaw a Scott.

El político británico Sir Anthony Buck con Bienvenida Pérez tras su boda en St Marylebone, Londres, en 1990.
El político británico Sir Anthony Buck con Bienvenida Pérez tras su boda en St Marylebone, Londres, en 1990.

Bienvenida Pérez: cuando una española se convirtió en conflicto diplomático

El escándalo. Bienvenida Pérez encarnaba una versión moderna y cruel de la Cenicienta: una niña española víctima de abusos, nacida en la pobreza, que gracias a su atractivo y desenvoltura conseguía ascender a la vida acomodada de la clase alta británica convertida en Lady al casarse con Antony Buck solo tres semanas después de conocerse. Su matrimonio, sin embargo, tenía poco de cuento de hadas: Buck, un diputado conservador treinta años mayor que ella, era alcohólico y se negaba a concederle el divorcio, pese a estar al tanto de las muchas infidelidades de su esposa. En marzo de 1994, Bienvenida decidió amortizar una de esas infidelidades.

Organizó una cita en un hotel con uno de sus antiguos amantes, Peter Harding, jefe del alto estado mayor británico, para obtener fotografías íntimas de ambos, y luego las vendió al tabloide News of the world. Al morbo intrínseco de este tipo de historias se sumaba la duda de si Harding le habría revelado secretos de estado, al producirse sus primeros encuentros sexuales en 1991 durante la guerra del golfo.

Las consecuencias. Peter Harding tuvo que renunciar a su puesto, aunque el escándalo pronto quedó opacado por una oleada de nuevos affaires sexuales y económicos que contrastaban con la cruzada moral del primero ministro John Mayor por volver a los viejos valores familiares. Bienvenida mantenía entonces una relación con el que sería su segundo marido, el conde Sokolow, que también fue objeto de polémica. Como venganza hacia él porque “lejos de ser un marido fiel, Nicholas, de 32 años, la engañaba con un camarero travestido”, declaró haber sido prostituta a 200.000 pesetas (1.200 euros) la noche, algo que luego negó. Se estableció en Marbella y se casó una tercera vez. Aunque en Inglaterra su recorrido mediático no fue largo, en España se convirtió en colaboradora habitual de programas de televisión y concursante de reality, e incluso impartió seminarios de seducción a 5.000 libras cada uno.

¡Quiero más! Bienvenida escribió dos libros sobre cómo hacer carrera a su estilo: Hazte valer y, en inglés, Bienvenida: The Making of a Modern Mistress.

Caso Lewinsky
Fotografía de Monica Lewinsky y Bill Clinton en la Casa Blanca tomada a mediados de los años noventa.

Clinton y Lewinsky: el escándalo sexual del siglo

El escándalo. En 1995, Mónica Lewinsky, recién graduada universitaria de 22 años, comenzó a trabajar como becaria en la Casa Blanca. A finales de ese año empezaron los encuentros sexuales en el despacho oval con el presidente Bill Clinton. Cuando le contó lo que ocurría a su amiga y compañera en el Pentágono Linda Tripp, esta grabó en secreto las conversaciones telefónicas y se las facilitó al fiscal independiente Kenneth Starr. Ya estaba en marcha un proceso de investigación contra el presidente por la denuncia de Paula Jones por acoso sexual, y ambos casos estaban relacionados en tanto que el presidente le habría pedido a Lewinsky que mintiera sobre la naturaleza de su relación. En enero de 1998 saltó la noticia, y a finales de mes Clinton afirmaba en una rueda de prensa: “No tuve relaciones sexuales con esa mujer”.

Las consecuencias. En medio de un huracán mediático mundial sin precedentes, se inició un impeachment (proceso de destitución) a Clinton, acusado de obstrucción a la justicia y perjurio. El presidente reconoció entonces haber mantenido una “relación inapropiada”, pero se amparó en un tecnicismo para defender que no había mentido en su primera declaración: según él, como Mónica le había practicado una felación, no mentía cuando afirmaba que no habían tenido relaciones sexuales. Los detalles eran tan escandalosos y llamativos –el vestido azul con la mancha de semen del presidente que Mónica no llevó a la tintorería, el cigarrillo que Clinton introdujo en la vagina de Lewinsky…– y el tono general se balanceaba tanto entre el acoso mediático a los protagonistas y la chufla escatológica que hasta los medios más serios fueron acusados de sensacionalismo.

Lewinsky llegó a pedir perdón en televisión a Hillary Clinton y su hija Chelsea por la vergüenza que habían tenido que pasar “por su causa”. Clinton fue exonerado de las acusaciones, mantuvo la presidencia hasta el final de la legislatura y, hasta el día de hoy, su matrimonio con Hillary. Lewinsky inició una carrera como estrella que pasó por lanzar una marca de bolsos, ser imagen de productos dietéticos o presentar un show de citas en la cadena Fox. En 2005 se retiró a Londres a estudiar psicología y, con el paso de los años y las nuevas perspectivas desde las que puede analizarse su experiencia y cómo se narró lo sucedido, ha reaparecido como activista contra el bullying del que reconoce haber sido víctima a gran escala.

¡Quiero más! Impeachment: American Crime Story, la serie de Ryan Murphy sobre el caso, de la que Lewinsky es productora, se estrenará en otoño de 2020.

Anthony Weiner, rodeado de cámaras, llega al juzgado en Nueva York en septiembre de 2017.
Anthony Weiner, rodeado de cámaras, llega al juzgado en Nueva York en septiembre de 2017.Getty Images

Anthony Weiner: cuidado con el móvil

El escándalo. Las redes las carga el diablo. Quedó probado una vez más en 2011 cuando el congresista demócrata Anthony Weiner subió de forma accidental a Twitter una foto de su pene erecto vestido con un calzoncillo gris. Aunque Weiner estaba casado con Huma Abedin, asistente y protegida de Hillary Clinton, la destinataria de la foto era una estudiante de 21 años con la que ya había intercambiado varias imágenes de contenido sexual, práctica conocida como sexting. Después de negar que la foto fuese suya, Weiner admitió que en los últimos años había enviado imágenes de ese tipo hasta a seis mujeres diferentes.

Para añadir más elementos a la ya jugosa historia, una de ellas era la exactriz porno Ginger Lee, que afirmó que Weiner le había pedido que mintiera cuando la historia comenzó a hacerse pública. Weiner renunció a su puesto en el congreso, pero al anunciar su intención de presentarse a la alcaldía de Nueva York en 2013 aparecieron nuevas fotos comprometedoras. Reconoció haber sexteado con al menos tres mujeres más desde el anterior escándalo bajo el nombre de “Carlos Danger”. Para sorpresa de pocos, perdió las elecciones. En 2016 el asunto tomó un cariz mucho más serio cuando se publicó que una de las destinatarias de sus fotos era una menor de quince años.

Las consecuencias. En mayo de 2017 Weiner fue condenado a 21 meses de cárcel por enviar imágenes de carácter sexual a una menor. Su esposa, Huma Abedin, se divorció de él. Algunos consideraron que el caso había influido en la victoria electoral de Trump, al no poder Hillary Clinton atacarle los suficiente por sus acusaciones de acoso sexual al contar en las filas demócratas con el caso Weiner y en su propia casa con el pasado de su marido. Weiner salió de prisión en febrero de 2019.

¡Quiero más! El documental Weiner (2016) repasa cómo los escándalos afectaron a su campaña política y cómo sus asesores y él mismo intentaron capear el temporal.

El gobernador de Nueva York Eliot Spitzer y su esposa Silda Wall Spitzer abandonan una sala de conferencias después de que él ofreciese una disculpa pública al ser relacionado con un negocio de prostitución en marzo de 2008.
El gobernador de Nueva York Eliot Spitzer y su esposa Silda Wall Spitzer abandonan una sala de conferencias después de que él ofreciese una disculpa pública al ser relacionado con un negocio de prostitución en marzo de 2008.Getty Images

Eliot Spitzer: las dos caras del gobernador

El escándalo. En marzo de 2008 se publicó que Spitzer, gobernador demócrata de Nueva York, y casado, había contratado los servicios de una prostituta durante su estancia en un hotel en Washington. Poco después se supo que era una práctica frecuente en él: era cliente habitual del Emperors Club VIP, un servicio de escorts en el que habría gastado 10.000 dólares que además habría intentado ocultar al fisco.

Las consecuencias. El conocido como “sheriff de Wall Street” por su estricta política contra la corrupción y a favor de los trabajadores con salarios más bajos tuvo que dimitir, en lo que muchos recibieron como un mazazo a las esperanzas que tenían en que él pudiese sacudir a las oligarquías de la élite financiera.

¡Quiero más! El documental Client 9: The Rise and Fall of Eliot Spitzer repasa los hechos que condujeron a su caída. La serie The good wife, que parte de la ya paradigmática figura de las parejas de los políticos pillados en escándalos sexuales, se inspiró en parte en Silda Wall Spitzer, esposa de Eliot.

Olvido Hormigos fotografiada en un plató de televisión en 2017, cuando tras el escándalo se convirtió en un personaje habitual de la cadena Telecinco.
Olvido Hormigos fotografiada en un plató de televisión en 2017, cuando tras el escándalo se convirtió en un personaje habitual de la cadena Telecinco.Cordon Press

Olvido Hormigos: la humillación de la concejala

El escándalo. En el verano de 2012 el vídeo íntimo y privado de una mujer se hizo célebre en la pequeña localidad toledana de Los Yébenes cuando se supo que pertenecía a una concejala casada. El vídeo, se supo después, lo había grabado la concejala, Olvido Hormigos, y se lo había enviado a su entonces amante, Carlos Sánchez, un futbolista al que acusó de haberlo difundido, igual que al alcalde de su mismo pueblo.

Las consecuencias. Olvido se hizo famosa –muy famosa– de la noche a la mañana, convertida en una de las presencias más buscadas por los medios. Al estar casada y tener hijos, parte de la opinión pública se volcó contra ella en un inesperado episodio de moralina que parecía sacado de otra época. Olvido aprovechó la ocasión: acudió a platós, posó en Interviú, participó en distintos realitys y fue fotografiada junto a otros famosos.

En su día se consideró que en su caso no había delito contra la intimidad al haber sido grabadas las imágenes con su consentimiento, pero a raíz de la sentencia se reformó el código penal para introducir el delito la difusión no autorizada de imágenes o grabaciones íntimas. La historia de su salto a la fama pasaba a considerarse lo que siempre fue: un caso de pornovenganza. En la actualidad Olvido reside, ya como exconcejala, en su pueblo de Los Yébenes con su todavía marido.

¡Quiero más! En 2015 Hormigos publicó una novela, El abrazo infiel, sobre una mujer casada de la que se difunde un video erótico que ha enviado a su amante.

Benjamin Griveaux anunciando su retirada de la carrera electoral para la alcaldía de París el pasado febrero.
Benjamin Griveaux anunciando su retirada de la carrera electoral para la alcaldía de París el pasado febrero.Getty Images

Benjamin Griveaux: Francia no era tan moderna

El escándalo. El sexting ataca de nuevo (y suponemos que no será la última vez). Griveaux era el diputado francés candidato del partido En Marcha a la alcaldía de París cuando este mismo año apareció un vídeo de contenido sexual -en el que aparecía masturbándose– en una página de internet llamada Pornopolitique. Pocos días después el artista ruso que había recibido asilo de Francia Piotr Pavlenski (en sus protestas contra Puntin se cosía los labios, quemaba las puertas de la KGB o se clavaba el escroto en la plaza Roja) se reconocía autor de la filtración.

Había obtenido el vídeo y más fotos porque el propio Griveaux, casado, se los había enviado en 2018 a su amante (aunque solo tuvieron un encuentro físico, la mayor parte del contacto fue online) Alexandra de Taddeo, actual pareja de Pavlenski. A nadie se le pasó advertido que el abogado del ruso era el español Juan Branco, famoso en Francia por la reciente publicación de su libro Crepúsculo, en el que criticaba a Macron por haber sido creado por las grandes oligarquías y empresarios.

Las consecuencias. El 14 de febrero de 2020 Griveaux anunciaba que abandonaba la carrera por la alcaldía, entre los lamentos de sus compañeros y oponentes políticos. Francia siempre se había considerado menos puritana que Estados Unidos y era una defensora a ultranza de la separación entre vida privada y pública, pero el affaire Griveaux parecía marcar un cambio de tendencia. Pavleski decía haber difundido las conversaciones e imágenes para denunciar la hipocresía de un candidato que empleaba a su familia como imagen de marca y en realidad observaba una conducta muy diferente.

Taddeo y Pavlenski fueron detenidos y se enfrentan a penas de hasta dos años de cárcel y multas de 60.0000 euros. Aparecían así de forma inesperada en la política local francesa elementos que se han vuelto imprescindibles en el ruedo internacional: Rusia, las filtraciones tecnológicas y conductas sexuales consideradas “inadecuadas”.

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