Octava ley de educación
Me gustaría hacer varias reflexiones en relación a la Lom-loe del Gobierno y que, presumiblemente, se convertirá en la octava ley de educación de la democracia si es ratificada por el Parlamento. Primero: ¿no resulta carente de sentido común que cada nuevo Gobierno, cuando es de signo ideológico contrario al anterior, remita un nuevo proyecto de ley de educación al Parlamento para su discusión y aprobación? Segundo: ¿cómo es posible que prime más la ideología que un derecho tan preciado para la formación de la persona como es el derecho a la educación? Tercero: ¿cabría la posibilidad de aprobar una ley de educación que cuente con el consenso de todas las formaciones políticas, proporcione estabilidad al sistema educativo y tenga clara vocación de permanencia? Espero que estas sugerencias no caigan en saco roto y puedan hacerse realidad algún día.
Javier Cordero Ruiz. Madrid
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