Ley de eutanasia
La muerte es una parte de la vida: su final. Esto no la hace indigna; en todo caso, más o menos deseable. La vida y, por tanto, la muerte pertenecen a la persona y a nadie más. ¿Cuál es el límite de dolor que un enfermo crónico e incurable puede soportar antes de desear la muerte? ¿Quién es capaz de determinar este umbral si no él mismo? Decía Séneca que hay que soportar el dolor hasta donde la razón pida, y no hasta donde exige la costumbre. ¿Qué temores hay para que estemos observando una oposición tan dura a la aprobación de una ley de eutanasia? Cuando la medicina confirma que no tiene nada que ofrecer a enfermos crónicos, incurables y con dolores progresivos que solicitan morir lo menos que una sociedad democrática y desarrollada puede ofrecerles es estudiar su solicitud al amparo de una ley adecuada.
Juan Pedraza. Madrid
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.