Urdangarin regresa a la cárcel a la espera de un régimen penitenciario más flexible
Los abogados del marido de la Infanta pelean para que solo tenga que pernoctar en la cárcel
Iñaki Urdangarin ha apurado las últimas horas de su segundo permiso penitenciario en compañía de su familia con la que ha pasado estos días en Vitoria como hizo en Navidad. Esta vez el marido de Cristina de Borbón casi no se ha dejado ver en público. Solo ha sido fotografiado saliendo de un restaurante de la ciudad alavesa con la Infanta, su hija Irene, su madre Claire Liebaert y algunos de sus hermanos. Días antes, y según publica el Diario de Navarra, la familia se desplazó a Tudela también para una cita gastronómica. En cualquier caso, Urdangarin ha sido mucho más discreto estos seis días que en Navidad. El marido de la Infanta entró en la cárcel de Brieva el 18 de junio de 2018 donde cumple una condena de cinco años y 10 meses que le impuso el Tribunal Supremo por corrupción en el caso Nóos. El juez de Vigilancia Penitenciaria Florencio de Marcos concedió este permiso a Urdangarin atendiendo a la propuesta elevada por la Junta de Tratamiento de la cárcel de Brieva (Ávila) y tras el informe favorable de la Fiscalía.
El exduque de Palma está clasificado en prisión de segundo grado y, tras haber cumplido a finales de noviembre una cuarta parte de su condena y tener buena conducta, ha comenzado a poder solicitar permisos de salida. El primero le permitió pasar parte de la Navidad en casa. El segundo ha sido ahora. En total, puede pedir hasta 36 días de salida a lo largo del año, no más de siete a la vez. Sin embargo, los abogados de Urdangarin aspiran a mejorar esta situación penitenciaria. Su gran objetivo es alcanzar el tercer grado o semilibertad, lo que le permitiría tener que ir a prisión únicamente a dormir de lunes a jueves. Sin embargo, la Junta de Tratamiento de la cárcel rechazó esa posibilidad a finales de enero y no está previsto revisarla de nuevo hasta dentro de seis meses.
Por ello, la defensa del marido de la Infanta ha recurrido al juez Florencio de Marcos para que, al menos, se le aplique el artículo 100.2 del reglamento penitenciario, que permite a un recluso clasificado en segundo grado, como es el caso de Urdangarin, disfrutar de algunas de las ventajas del régimen abierto o semilibertad. Este es el mismo artículo que los Servicio Penitenciarios de la Generalitat de Cataluña han comenzado a aplicar a algunos de los políticos presos por el procés para que abandonen a diario la cárcel para trabajar o atender a familiares. El objetivo de dicho artículo es la progresiva preparación de los condenados para su vuelta a la libertad. De aplicársele este artículo, Urdangarin podría salir diariamente para cumplir con sus labores de voluntariado en el centro Don Orione (Pozuelo de Alarcón), donde ahora acude tres días a la semana.
Diferente será la situación si alcanza el tercer grado o semilibertad. En ese caso, además de solo tener que acudir a prisión a pernoctar, se ampliarían el número de días de permiso de los que puede disfrutar al año de 36 a 48. Posiblemente entonces debería abandonar la cárcel de Brieva para pasar a depender de un Centro de Inserción Social, las instalaciones penitenciarias destinadas a acoger a los presos en tercer grado. En este caso, se le asignaría el más cercano al domicilio que tuviera declarado, que ahora es el de su madre, Claire Liebaert, en Vitoria, al que ha acudido en los dos permisos penitenciarios que ha disfrutado.
Su trabajo de voluntariado en la sede que la ONG Don Orione tiene en Pozuelo de Alarcón (Madrid) podría entonces sufrir alteraciones. Fuentes penitenciarias también apuntan la posibilidad de que más adelante se le instale una pulsera de control telemático, lo que evitaría que tuviera que ir a prisión, aunque debería estar en su domicilio a determinadas horas. De momento su esposa, Cristina de Borbón, y sus dos hijos menores permanecen en Ginebra. Los mayores estudian en el extranjero. La Infanta mantiene su trabajo en La Caixa y en la Fundación Aga Khan. Urdangarin escogió estos días de permiso para coincidir con la llamada semana blanca de sus hijos.
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