A José Luis Cuerda
Desde que vi Sopa de ganso (1933) y Una noche en la ópera (1935), interpretadas por los hermanos Marx, nunca había reído tanto en el cine hasta que, una tarde de domingo, fui a ver Amanece que no es poco (1989), desde mi punto de vista la mejor película española de humor absurdo de todos los tiempos. Una obra maestra del disparate. Si aquel día salí del cine llorando de risa a lágrima viva, cuando invité a mi familia a verla en casa, en DVD, el jolgorio colectivo fue apoteósico. Ahora me hago la ilusión de que José Luis Cuerda aún puede escucharme y le grito lo de aquel aldeano al alcalde: “Todos somos contingentes, pero tú eres necesario”.
Enrique Chicote Serna. Arganda del Rey (Madrid)
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