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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Vacío cósmico

En este nuevo espacio de ‘Materia’ hablaremos de los fenómenos que han tenido que suceder a lo largo de 13.800 millones de años para que hoy estemos aquí

Composición a la hora del máximo de actividad de la lluvia de meteoros Gemínidas, en diciembre de 2016.
Composición a la hora del máximo de actividad de la lluvia de meteoros Gemínidas, en diciembre de 2016. IAC

La astrofísica y cosmología, disciplinas científicas que serán el eje principal de este espacio, son las herederas directas de la admiración y perplejidad que ha tenido la especie humana, desde sus orígenes, con el cielo. De hecho, la astrofísica seguramente es la ciencia que ha seguido más de cerca la evolución mental, psicológica, cultural, científico-tecnológica e incluso moral de la humanidad. Y la que más cerca está del anhelo filosófico por el conocimiento, por la búsqueda de nuestros orígenes y nuestro destino e incluso del sentido de nuestra existencia.

Los astrofísicos datamos el origen de nuestro universo hace unos 13.800 millones de años, unas tres veces la edad de la Tierra. En los primeros minutos después de este evento se crearon los primeros núcleos de los átomos de hidrógeno y helio, pero tuvieron que pasar decenas de millones de años hasta que este material empezó a formar estrellas y galaxias. En el interior de las estrellas y en procesos violentos como el choque de estrellas de neutrones es donde se producen el resto de elementos químicos, algunos tan importantes para nosotros como el oxígeno que respiramos o el calcio y el carbono que forman parte de nuestros huesos y tejidos. Varias generaciones de estrellas han tenido que nacer y morir para que podamos ser tal como somos. Hoy existen unos 2.000 millones de galaxias que podamos observar y la nuestra, la Vía Láctea, alberga unos 250.000 millones de estrellas como el Sol. Estos números, casi imposibles de procesar por nuestros cerebros, pueden (y seguramente deben) hacernos sentir insignificantes. Sin embargo, mostraremos que la vida, tal como la conocemos, es casi un milagro que debemos agradecer, entre muchos factores, a que nuestro planeta se encuentra a una distancia adecuada de la estrella que orbita, a una luna insólitamente grande que estabiliza la órbita y la inclinación del eje de rotación terrestre, o a que nos encontramos en una zona de la galaxia relativamente tranquila y alejada de los muchos peligros que podrían borrar de un plumazo la atmósfera y la vida en el planeta. También hablaremos de la “suerte cósmica” que tenemos de vivir en un ambiente como el nuestro, tan diferente de la práctica totalidad del universo, que está (o es, como presentaremos en el futuro) vacío.

Descubrir la grandeza del universo y, como consecuencia, la nuestra ya que somos parte de él, debería bastar para justificar la astrofísica. Sin embargo, somos conscientes de que se puede no compartir la necesidad de invertir en una disciplina como la nuestra. La astrofísica es una ciencia básica, no busca una aplicación directa en el desarrollo de aplicaciones de utilidad inmediata. Aún así, incluso sin buscarlo, es gracias a la astronomía que hoy tenemos GPS (basado, en parte, en descubrimientos en ciencia básica de hace cientos de años, como la Ley de Gravitación Universal o la Relatividad General), satélites de comunicaciones, aparatos de resonancia magnética, escáneres, o cámaras de fotos en nuestros teléfonos móviles. La astrofísica ha desarrollado lenguajes de programación que son usados hoy en día por grandes compañías e incluso las patentes relacionadas con las técnicas de detección de ondas gravitacionales han sido adquiridas por compañías petrolíferas para determinar la estabilidad de las reservas de petróleo subterráneas.

La vida, tal como la conocemos, es casi un milagro que debemos agradecer, entre muchos factores, a que nuestro planeta se encuentra a una distancia adecuada de la estrella que orbita, a una luna insólitamente grande que estabiliza la órbita y la inclinación del eje de rotación terrestre, o a que nos encontramos en una zona de la galaxia relativamente tranquila y alejada de los muchos peligros que podrían borrar de un plumazo la atmósfera y la vida en el planeta

Por si esto fuera poco, hay también otras razones más fundamentales para el estudio del universo, como la supervivencia de nuestra especie. Por ejemplo, solamente el estudio del Sol y de otras estrellas nos ayuda a entender su influencia en el clima terrestre. El estudio de la dinámica del Sistema Solar, hasta de sus objetos más insignificantes como cometas, nos ayuda a entender en detalle las amenazas a nuestro planeta provenientes del espacio. El propio descubrimiento de miles de planetas orbitando estrellas lejanas puede que sea la primera piedra de la construcción de colonias en otros planetas, y nos puede llevar incluso a plantearnos la relevancia de la existencia de vida en el universo.

A nivel social, la astrofísica rompe fronteras. Esta ciencia es muy dada a las colaboraciones internacionales, debido a la necesidad de telescopios en distintas partes del mundo para poder ver el cielo entero de la mejor manera posible. Muestra de este espíritu colaborativo es que la primera unión científica internacional fue la Unión Astronómica, fundada en el año 1919. El estudio del cosmos hace que todos nos sintamos parte de la especie humana, independientemente del país donde nacemos.

El estudio del
cosmos hace que todos nos sintamos parte de la especie humana, independientemente del país
donde nacemos

En este espacio (Vacío cósmico hace referencia a que el universo está, en su mayor parte, vacío, con menos de 1 átomo por metro cúbico) hablaremos de todos esos fenómenos que han tenido que suceder a lo largo de 13.800 millones de años para que hoy estemos aquí. La curiosidad por esa historia del universo nos ha llevado a construir telescopios para estudiar las luces de fondo que llenan el cielo y preguntarnos acerca de nuestros orígenes. Trataremos de dar un enfoque especial explicando la importancia de entender el cosmos no solo desde el punto de vista científico sino también filosófico, social y económico. Queremos en este blog hacer especial énfasis en las contribuciones de equipos científicos españoles, financiados en su mayor parte con fondos públicos, para así retornar a la sociedad parte del conocimiento generado gracias a sus contribuciones. Pero sobre todo queremos compartir nuestra pasión por la exploración planetaria, por los cometas que nos visitan desde los confines del Sistema Solar, por las estrellas rodeadas de exoplanetas a los que en algún momento la humanidad podrá viajar, por las galaxias que componen los ladrillos fundamentales del universo, o por el destino final del universo.

Pablo G. Pérez González es investigador del Centro de Astrobiología, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (CAB/CSIC-INTA).

Patricia Sánchez Blázquez es profesora titular en la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

Vacío Cósmico es una sección en la que se presenta nuestro conocimiento sobre el universo de una forma cualitativa y cuantitativa. Se pretende explicar la importancia de entender el cosmos no solo desde el punto de vista científico sino también filosófico, social y económico. El nombre "vacío cósmico" hace referencia al hecho de que el universo es y está, en su mayor parte, vacío, con menos de 1 átomo por metro cúbico, a pesar de que en nuestro entorno, paradójicamente, hay quintillones de átomos por metro cúbico, lo que invita a una reflexión sobre nuestra existencia y la presencia de vida en el universo.

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